¿Cuántas horas de trabajo por día son justas? ¿Cómo saber si los ingresos se ajustan a los esfuerzos de las personas? ¿Por qué la jefa no valora lo de él, pero lo de ella sí? ¿Por qué ya le insinuaron dos veces negociar su antigüedad? ¿Por qué nunca se animan a decir lo que piensan a sus superiores? Son algunas incógnitas con las que conviven diariamente los trabajadores en las distintas empresas o fábricas del país y, porque no, de la región.

En este sentido, Christian Eulerich, empresario gráfico, a través de su experiencia, vivencias y opiniones que ha escuchado a lo largo de su vida como empresario, responde todas estas incógnitas y a otras más en su libro titulado “Sentir en el trabajo: Un desafío a la ficción económica”.

El mismo será lanzado el miércoles 6 de julio a las 19:00 en el local de la Fundación Alegría para la Educación, ubicada sobre la calle Teniente Primero Miguel Ángel Jara Troche 303, específicamente atrás del Club Olimpia de Asunción. La presentación del libro estará a cargo de Hugo Royg, Hernan Jaeggi y José Galeano.

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El autor estará hablando de su obra y firmará dedicatorias de su libro, que estará disponible a la venta en el lugar.

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Asuntos difíciles de conversar

La publicación trata de cuestiones y circunstancias en la vida de un empresario, que ahora trabaja inquieto y confundido con todo lo que alguna vez le dijeron sobre la economía, la innovación, el progreso y la calidad. Habla de ese anterior rol en la gestión de la organización para sus logros particulares-productivos y cómo estos determinaban la «no eficiencia» de sus empleados y organización: lo que a cualquier jefe o empresario molesta.

La obra se recrea en un relato escrito desde las interpretaciones del autor, un industrial que siempre quiso ser piloto aviador, que nació y se educó en Paraguay, tiene antepasados judío-alemanes, estudió ingeniería en Berlín y luego, con 25 años, regresó a su país formado y también re-educado. Hoy, consciente de sus privilegios y sus 51 años, el autor decide escribir porque sabe lo difícil que es conversar sobre determinados asuntos en el país y la región. Sabe de los tantos tabúes sociales, y en lo económico y empresarial.

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Portada de la publicación. Foto: Gentileza.

Hallazgos personales

Otras de las incógnitas que responde Eulerich son: ¿por qué vivimos con tanta desigualdad en nuestros países de la región? ¿Por qué las falsificaciones y la evasión continúan? ¿Cómo se explica qué la hija del dueño tiene solo seis meses en la empresa y ya es la jefa de marketing? ¿Por qué para todo siempre se traen personas de afuera y los nuestros quedan al margen?

El autor trata de responder a preguntas incómodas, las que él cree nadie desea enfrentar desde lugares distintos al quehacer empresarial, económico y productivo. Sabe que dialogar (primero) escuchando nunca fue sencillo en el mundo productivo-laboral, representa un reto gigante y más aun cuando en su experiencia lo que surge de estos encuentros conversacionales son diferencias, desacuerdos, pero que desde la mirada propuesta, solamente significan nuevas y mejores posibilidades.

En el libro se transmiten los hallazgos personales del autor, resultado de una larga y también intensa vida como el empresario sabelotodo, líder y con la firme creencia de ser él, el único que arriesga con la oferta y la demanda. Así invita a resetear el chip de empresario incorporando una nueva idea: “Los empleos no son solo puestos de trabajo, son mucho más que eso, ya que ahí todos y sin excepción también sentimos y nos emocionamos”.

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Las buenas intenciones

El autor escribió el libro por dos razones. Una de ellas, porque dice que ya ha escuchado suficiente sobre economía, progreso y el desarrollo que no llega. Y la segunda porque le ha sido casi imposible conversar sobre ello con sus colegas. Analiza sobre cómo a los empresarios les sobran las buenas intenciones, pero sin embargo igual se puede hacer mucho daño.

Finalmente, desea construir con otros una mirada más esperanzadora del empleo, una que trascienda la idea tradicional de ser la herramienta que cuida exclusivamente el techo y la comida de los que trabajan. Para eso propone explorar mirándonos primero a nosotros mismos: ¿cómo nosotros también influimos sobre las formas que al trabajar las personas sienten en sus vidas?

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