Treinta años después de que los fanáticos hindúes destruyeran una mezquita secular en Ayodhya -acto que provocó sangrientos disturbios interconfesionales-, los supremacistas tienen en la mira a otros sitios musulmanes como el Taj Mahal, joya arquitectónica y símbolo de India ante los ojos del mundo.
La mezquita Gyanvapi, erigida en el siglo XVII en la ciudad de Varanasi (antigua Benarés), en el estado de Uttar Pradesh (norte), es la más amenazada por los partidarios del Hindutva (supremacía hindú).
La semana pasada, según informaciones de prensa, se llevaron a cabo excavaciones ordenadas por un tribunal en el lugar de la mezquita, que habrían sacado a la luz un “Shiva Linga”, objeto de forma fálica, “signo” del dios Shiva para sus adoradores.
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“Esto significa que es el sitio de un templo”, concluyó inmediatamente ante la prensa Kaushal Kishore, ministro de Estado del BJP, el partido nacionalista hindú del primer ministro Narendra Modi. “Los hindúes deberían poder ir a rezar”, añadió.
Los musulmanes ya tienen prohibido practicar sus abluciones rituales habituales donde se encontró la supuesta reliquia y temen que este lugar de culto islámico corra la misma suerte que la mezquita Babri Masjid de Ayodhya (Uttar Pradesh), construida en el siglo XVI.
Después de la destrucción de la mezquita en 1992, estallaron disturbios interconfesionales, entre los peores de la historia de India independiente, y más de 2.000 personas -en su mayoría musulmanas- perdieron la vida.
Estos acontecimientos sacudieron los fundamentos seculares del país e impusieron el nacionalismo hindú como fuerza política dominante, allanando el camino para la elección de Modi en el 2014 como jefe del país, donde viven 200 millones de musulmanes.
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Orgullo nacionalista furioso y frágil
Desde la década de 1980, el BJP apoya la construcción de un templo dedicado al dios Rama en el mismo lugar de la mezquita y Modi puso la primera piedra en el 2020.
Desde entonces, extremistas hindúes acuden al Taj Mahal, construido por los mogoles -que gobernaron gran parte del subcontinente indio entre los siglos XVI y XI- y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Se agitan para obtener el derecho a rezar allí, argumentando que el monumento fue construido en el sitio de un antiguo santuario dedicado a Shiva. Según Sanjay Jat, portavoz del Hindu Mahasabha -organización radical hindú-, el Taj Mahal fue construido en Agra (Uttar Pradesh) sobre un templo dedicado a Shiva “destruido por los invasores Mogoles”.
El mausoleo -erigido entre 1631 y 1648 por iniciativa del emperador mogol Shah Jahan para perpetuar el recuerdo de su difunta esposa Mumtaz Mahal- se convirtió en el símbolo universal del amor eterno, y la principal atracción turística del país, al que millones de visitantes indios y extranjeros acuden cada año.
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Que el Taj Mahal simbolice a India ante los ojos del mundo entero siempre enfureció a los supremacistas hindúes. Hoy en día, ese resentimiento se expresa hasta el punto de amenazar abiertamente su integridad.
“Seguiré luchando por esto hasta mi muerte. Respetamos los tribunales pero, si es necesario, destruiremos el Taj y probaremos la existencia de un templo en ese lugar”, afirma a la AFP Jat, admitiendo que la reivindicación es infundada.
Este mes, se presentó una solicitud de un miembro BJP en Uttar Pradesh para obligar a la Agencia Arqueológica India (ASI) a abrir veinte recintos del Taj que supuestamente albergarían ídolos hindúes. La ASI negó la existencia de tales objetos y el tribunal rechazó sumariamente la solicitud.
Audrey Truschke, profesora asociada de Historia del Asia meridional en la universidad de Rutgers (Estados Unidos), considera estas afirmaciones “tan razonables como decir que la Tierra es plana”.
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No se plantea ninguna “teoría coherente” sobre el Taj Mahal, declara a la AFP la experta, que ve más bien en ello la expresión de “un orgullo nacionalista furioso y frágil, que no permite a nada no hindú ser indio y exige borrar la aportación musulmana en la herencia india”.
Fuente: AFP.
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Poncho para’í, entre las 55 tradiciones propuestas a Unesco
La preparación y consumo del ceviche peruano, el bolero o el poncho para’í de Paraguay figuran entre las decenas de tradiciones que deben ser inscritas esta semana en el patrimonio inmaterial de la Unesco junto al canto lírico italiano o el taparrabos. También aspiran a este reconocimiento la fiesta de Ch’utillos de la ciudad boliviana de Potosí, el festival de la tortuga marina de Armila en Panamá o la tradición de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes en la Caucagua.
El Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial se reúne desde el lunes pasado en Kasane, en el norte de Botsuana. Del martes al viernes debe validar la inscripción de 55 nuevos elementos, presentados desde el punto de vista de tradiciones de la comunidad, explican en el seno de esta organización de la ONU.
De todas ellas, una de las más conocidas es el ceviche, el popular plato de pescado crudo marinado en limón, cuyas “prácticas y significados asociados a la preparación y consumo” constituyen una “expresión de la cocina tradicional peruana”. Cuba y México defienden conjuntamente la candidatura del bolero como “identidad, emoción y poesía hechas canción”, que supone “un elemento indispensable de la canción sentimental de América Latina”.
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Paraguay propone la inclusión del poncho para’í de 60 listas, aprobado ayer martes, una vestimenta de confección artesanal con técnicas ancestrales de la población nativa que se han transmitido oralmente de madres a hijas. Los expertos también deben aprobar “la práctica del canto lírico” en Italia “transmitida oralmente entre un maestro y un alumno”, las “técnicas tradicionales relacionadas con el tejido de taparrabos” en Costa de Marfil o las “pinturas de los rickshaw”, los pequeños vehículos decorados de tres ruedas típicos que transitan por la capital de Bangladés, Daca.
Azerbaiyán, Irán, Uzbekistán y Turquía pugnan por inscribir en el patrimonio cultural inmaterial la tradición del iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno durante el mes musulmán del ramadán. Y Colombia, en una variada candidatura conjunta con Chipre, Alemania, Kirguistán, Luxemburgo, Nigeria, Eslovenia y Togo, quiere el reconocimiento de las habilidades y las prácticas de las comadronas que ayudan a las mujeres antes, durante y después del parto.
Entre las 55 nuevas candidaturas de este año, más de dos tercios proceden de países del Sur. No es casualidad, defiende la Unesco, ya que la convención del patrimonio cultural inmaterial proyecta “una representación geográfica homogénea” de los distintos continentes, según su subdirector general de cultura, Ernesto Ottone. Adoptado en 2003 y entrada en vigor en 2006 tras la ratificación de 30 Estados miembros, inicialmente el texto “no estaba respaldado por grandes países del Norte” que temían que algunos Estados intentaran acaparar las tradiciones culturales compartidos por otros, explica.
676 tradiciones reconocidas
Pero “se produjo lo contrario” y actualmente hay 180 países firmantes del texto, celebra Ottone. En 2021, 16 países de cultura musulmana apoyaron la inscripción de la “caligrafía árabe” y otros 24, tanto del Norte como del Sur, respaldaron el reconocimiento de la cetrería, la cría de aves rapaces. De las 676 tradiciones reconocidas en esta lista, solo un 38 % proceden de países del Norte, contra un 47 % en la lista de patrimonio mundial (bienes o ecosistemas de valor excepcional cuyo reconocimiento es más largo y complicado), según Ottone. Algunos son muy conocidos como la pizza napolitana (2017), el tango rioplatense (2009), la capoeira brasileña (2014) o el flamenco español (2010).
Pero la Unesco prefiere destacar los bienes culturales salvados por la convención como el “noken”, una bolsa tradicional confeccionada por los papúes de Indonesia a partir de plantas y hojas trenzadas que, tras ser inscrita en 2012, experimentó un crecimiento del número de fabricantes. Lo mismo ocurrió con la tradición del “mapoyo”, el nombre de una etnia de Venezuela que transmite su historia oralmente de padres a hijos. Camino de la extinción, la tradición se reforzó cuando fue reconocida en 2014, afirma la Unesco.
Fuente: AFP.
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¡El “Poncho Para’i de 60 listas” es Patrimonio de la Humanidad!
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como Unesco, anunció este martes que incorpora la candidatura paraguaya de las Técnicas ancestrales y tradicionales para la elaboración del ‘Poncho Para’i de 60 Listas’, de la ciudad de Piribebuy, a la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de la Humanidad 2023.
La Secretaría Nacional de Cultura (SNC) presentó esta postulación a la Unesco el pasado 31 de marzo, resultado de un trabajo interinstitucional articulado con el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), la Municipalidad de Piribebuy y las portadoras de las técnicas, maestras tejedoras de la ciudad de Piribebuy, con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) y otras instituciones del Estado.
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La distinción fue oficializada en el marco de la decimoctava sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que se realiza en el Cresta Mowana Resort en Kasane (Botsuana), desde este lunes 4 hasta el próximo sábado 9 de diciembre. Entre las 55 nuevas candidaturas de este año, más de dos tercios proceden de países del Sur.
El poncho para’i de 60 listas es una prenda artesanal paraguaya que consta de tres partes: el cuerpo, los flecos y la fajita o guarda. Históricamente, las técnicas ancestrales, que fueron utilizadas por primera vez por los pueblos indígenas, se han transmitido de madres a hijas de forma oral. Con la referida inclusión a esta importante lista se busca promover la difusión del patrimonio cultural del país y sensibilizar a la población sobre la importancia de preservarlo.
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Ópera de Sídney celebra medio siglo
Australia celebra este viernes el 50 aniversario de la Ópera de Sídney con un espectáculo para ensalzar esta “obra maestra” que se ha convertido en un icono internacional. Cincuenta años después del día en que una joven reina Isabel II inaugurara la sala de conciertos más reconocible del mundo, la Ópera visitada por 11 millones de personas cada año acogerá a multitudes para un espectáculo nocturno de luces láser.
Pero más allá de esta fiesta, el recinto lleva tiempo acogiendo actos para recordar su compleja historia. Por ejemplo, su arquitecto danés Jorn Utzon, que se impuso a otros 232 candidatos en el concurso realizado en 1956, nunca puso el pie en el edificio una vez terminado.
Utzon se trasladó junto a su familia a Australia en 1957 para desarrollar el proyecto, pero dejó el país en 1966 cuando las conchas de la Ópera estaban casi terminadas por desacuerdos con el Ministerio de Obras Públicas por la visión, el presupuesto y la financiación del proyecto. El trabajo fue culminado por otros arquitectos que incluyeron drásticos cambios en sus diseños interiores.
El danés nunca volvió a Australia y murió en Copenhague en 2008, un año después de que la Unesco declarara la Ópera de Sídney como patrimonio de la humanidad, describiéndola como “una obra maestra de la arquitectura del siglo XX”.
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“Visionario experimento”
Días antes de la fiesta del 50 aniversario, dos de los hijos de Utzon explicaron al público de la Ópera el duradero impacto que ha tenido el edificio en su familia. Su hija Lin recordó que estaba “terriblemente infeliz” al dejar Australia como una pequeña niña cuando se terminó de forma repentina el contrato de su padre.
Su hijo arquitecto Jan quiso explicar la historia de una mujer que escribió una carta a su padre en la que explicaba que había tomado un ferry por la bahía de Sídney con la intención de suicidarse. Pero preso de la emoción y al borde de las lágrimas, Jan pidió a su hermana que terminara la historia.
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“Vio la imagen de la Ópera y decidió que, si alguien había podido superar todas esas dificultades y construir algo tan mágico e inspirador, ¿quién era ella para quitarse la vida? Y entonces no lo hizo”, dijo Lin. La construcción se alargó durante 14 años y el coste, en un principio estimado en 7 millones de dólares australianos (unos 4,4 millones de dólares estadounidense al cambio actual), se multiplicó hasta los 102 millones una vez terminada, en su mayoría pagados por las loterías del Estado.
Las emblemáticas conchas del edificio, cubiertas por más de un millón de baldosas hechas en Suecia, acogen dos salones de conciertos y un restaurante. El resultado es una “gran escultura urbana”, asegura la Unesco, que lo ensalza como un “atrevido y visionario experimento que ha tenido una profunda influencia en la arquitectura emergente de finales del siglo XX”.
Fuente: AFP.
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Patrimonio de la Humanidad: Unesco aprueba al ron cubano y la “baguette” francesa
La elaboración del ron en Cuba y la fabricación de la “baguette” en Francia son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y merecen ser protegidos, declaró este miércoles la Unesco. La inscripción en ese listado, anunciada por la Unesco durante una reunión en Rabat, supone un espaldarazo a los artesanos, y un llamado a los gobiernos respectivos a cuidar y mantener viva esa herencia ancestral.
Durante más de 155 años, ocho generaciones de maestros acumularon conocimiento sobre la preparación del ron ligero en Cuba, para pasarlo de manera oral y en la práctica cotidiana a sus aprendices. Este ron ligero, con un grado alcohólico del 40%, se obtiene de la miel de caña o melaza y es añejado en barricas de madera antes de su consumo.
La generación que guarda este conocimiento está integrada actualmente por tres primeros maestros, siete maestros y cuatro aspirantes. Este selecto grupo es depositario, guardián y transmisor del conocimiento originado con el boom agroindustrial del azúcar en el siglo XIX.
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“Para nosotros más que un orgullo es el verdadero reconocimiento de la tradición ronera cubana”, dijo telefónicamente a AFP el maestro Asbel Morales, de 54 años, al conocer la noticia. El dominio masculino que ha prevalecido durante décadas en este mundo cambió con la presencia ahora de dos mujeres maestras y otras tres aspirantes.
Cuba ha desarrollado una escuela de maestros del ron concentrada en el “Movimiento de Maestros del Ron Cubano”, que participó en la elaboración del expediente presentado a la Unesco. La isla cuenta con otros patrimonios inmateriales de la humanidad como la Tumba Francesa (2008), la Rumba Cubana (2016), el Punto Cubano (2017) y Las Parrandas (2018).
Herencia colombiana y chilena
La Unesco inscribió también otras tres tradiciones ancestrales latinoamericanas, así como una española. Uno es el conocimiento ancestral de los indígenas colombianos que habitan el sistema montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta, un vasto territorio que va desde el nivel del mar hasta los 5.770 metros en el norte de Colombia.
Esa región está habitada por los pueblos autóctonos Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo. La cerámica negra que se fábrica en los poblados chilenos de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, cuya materia prima está en peligro de desaparecer por la explotación forestal, también fue reconocida por el organismo de la ONU. Este miércoles se anunció también la inclusión de la celebración de la Semana Santa en Guatemala, que se remonta al siglo XVI, y del toque manual de campanas en España.
De corteza crujiente y miga esponjosa, la “baguette” es un producto relativamente reciente: apareció a principios del siglo XX en París. Actualmente es el pan más consumido en toda Francia. Cada año se venden unas 6.000 millones de “baguettes”, lo que significa que unos 12 millones de consumidores la piden en las panaderías cada día. Cada barra pesa unos 250 gramos aproximadamente.
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Más que el producto en sí mismo, la Unesco premia con esta distinción el “savoir-faire”, la manera particular de elaborar, amasar y hornear esta barra de pan que ha sufrido, como tantos otros éxitos culinarios franceses, de los abusos de la industrialización. Esta inscripción “celebra también toda una cultura: un ritual diario, un elemento que estructura las comidas, un sinónimo de intercambio y de convivencia”, reaccionó la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.
“Es un reconocimiento para la comunidad de los panaderos y pasteleros”, explicó Dominique Anract, presidente de la Confederación francesa que agrupa a esos “artesanos” de la harina y la levadura. El galardón supone un reconocimiento a las panaderías tradicionales, que han ido cerrando en Francia, particularmente en el campo. En 1970 había unas 55.000 panaderías artesanales (una por cada 790 habitantes) en comparación con las 35.000 en la actualidad (una por cada 2.000 habitantes), según datos del ministerio de Cultura.
El toque manual de campanas
El toque manual de campanas de iglesias y otros monumentos, una tradición en peligro de extinción, fue incluida este miércoles como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. La inscripción en ese listado, anunciada por el organismo de la ONU durante una reunión en Rabat, “supone poner en valor y asegurar la continuidad de esta tradición común, compartida entre los diversos pueblos de España”, se congratuló en un comunicado en Madrid el Ministerio español de Cultura.
Aunque esta práctica ancestral cuenta con un “amplio repertorio de formas y técnicas, tanto en el ámbito religioso como en el civil”, actualmente está en peligro de extinción por la falta de personas que la sepan practicar y la electrificación de las campanas, según el ministerio.
“En la actualidad perviven en España más de treinta modos diferentes de toque manual de campanas, un lenguaje sonoro que se ha mantenido a lo largo de los siglos como un medio de comunicación comunitario”, abundó la nota. La inclusión de esta tradición en la lista de la Unesco fue promovida por varias asociaciones de campaneros en España, que buscan proteger su tradición.
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“Este reconocimiento mundial viene a reconocer el trabajo callado y solitario de tantos campaneros que de manera voluntaria conservan y mantienen el toque manual de campanas en muchos municipios de España, muchas veces con grandes dificultades”, señaló en un comunicado una de las asociaciones, Hispania Nostra.
Para celebrar, las asociaciones tienen previsto realizar “un gran toque de campanas en toda España” este sábado al mediodía. Con la inclusión del toque de campanas, España tiene ya dieciocho manifestaciones culturales declaradas como Patrimonio Cultural de la Humanidad, agregó el Ministerio de Cultura.
Fervor católico y legado maya
La Unesco anunció este miércoles en Rabat la inscripción en el listado de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la Semana Santa de Guatemala, una fiesta popular que fusiona la herencia colonial y la tradición maya en la que participan miles de fieles y penitentes.
“Expertos de todo el mundo estudiaron los elementos que componen a nuestra Semana Santa, logrando una histórica y emocionante votación” en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dijo el viceministro del Patrimonio Cultural, Mario Maldonado.
“La Semana Santa la vivimos diferente al mundo” en Guatemala, declaró por su parte a la AFP el ministro de Cultura, Felipe Aguilar. Destacó que las costumbres en el país, así como su música, la comida y el arte, son resultado de una “fusión de culturas”, una expresión de sincretismo entre el catolicismo llegado de España y las creencias ancestrales mayas.
La celebración de la Semana Santa comenzó en Guatemala en el siglo XVI con los conquistadores españoles, pero los nativos mayas la mezclaron con sus tradiciones y su cosmovisión. “La influencia prehispánica que tiene la Semana Santa guatemalteca la convierte en única”, resaltó Aguilar. Las expresiones culturales mayas y españolas fueron mezclando además con las de los afrodescendientes y transformando a lo largo de los siglos.
“Gateadores”
En San Andrés Sajcabajá (noroeste), cada Viernes Santo unos 15 penitentes, con taparrabos y el rostro cubierto, recorren arrodillados unos cinco kilómetros con espinas en la cabeza o en la espalda. De esta forma el pueblo K’che’ recrea la pasión de Cristo, buscando expiar los pecados, pedir perdón o dar las gracias al Creador.
Para que estos “gateadores” no se dañen las rodillas, otros devotos van colocando alfombras de hilos en el suelo. También hay procesiones con miles de fieles que visten túnicas moradas o negras, con el rostro con capucha o “cucurucho”, que llevan en andas imágenes de Cristo y de la Virgen María.
Sobre el asfalto se colocan vistosas alfombras multicolores de aserrín o flores, que van siendo destruidas con el paso lento de los fieles, al sonido de la chirimía (oboe artesanal), tambor y bandas de música sacra. Por ello, la Semana Santa en Guatemala trasciende lo religioso y es una “fiesta nacional”, que “se convirtió en un aspecto netamente cultural y de identidad nacional”, afirma Aguilar.
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En los hogares se cocinan platillos típicos, como conservas dulces, curtidos de verduras y pescado seco preparado de distintas formas. Y en las calles de las procesiones y cerca de las iglesias se instalan puestos de comida y vendedores ambulantes que venden comida, golosinas y toda clase de productos.
Los mayas fueron una de las principales civilizaciones prehispánicas de Mesoamérica y actualmente representan el 42% de los 17 millones de habitantes del país. Sus primeras ciudades florecieron unos 2.000 años a.C. y sus vestigios son un atractivo turístico no solo en Guatemala, sino de naciones vecinas como México, Belice, Honduras y El Salvador.
“Fuerte y arraigada”
“Es un fenómeno cultural y religioso que se replica en todos los municipios del país. Es la fiesta nacional del guatemalteco”, destacó Fernando Barillas, de la Asociación Guatemalteca de Cucuruchos Seculares. El grupo reúne a devotos cargadores que buscan entender y analizar “desde la sociología, semiología, economía y distintas ciencias” la Semana Santa.
“No hay nada más grande a nivel de fiesta” en la cultura popular del país, sobrepasando en fervor a la Navidad o el Corpus Christi, dijo Barillas. “Es la que mayor auge y mayor fuerza tiene a pesar de los cambios generacionales y a pesar de la pérdida de fieles católicos” en Guatemala ante la expansión de la iglesia evangélica, explicó. “Esta tradición se mantiene fuerte y arraigada en el ideario de la cultura popular tradicional del guatemalteco. Es un reconocimiento justo, necesario e importante”, expresó Barillas.
La “sierra sagrada”
El conocimiento ancestral de los indígenas colombianos que habitan el sistema montañoso costero más alto del mundo pasó a formar parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, anunció el martes la Unesco. El patrimonio cultural inmaterial, o “patrimonio vivo”, es una herencia “de nuestros antepasados y transmitida a nuestros descendientes”, señala la Unesco. Esta comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales, etc.
En ese sentido, la inclusión de las tradiciones de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta “es muy importante porque (...) nos da la posibilidad de que la humanidad reconozca otras formas de vida y otras formas de pensar”, expresó Leonor Zalabata, del pueblo Arhuaco y embajadora de Colombia ante la ONU, quien asistió a la ceremonia.
En un vasto territorio que va desde el nivel del mar hasta los 5.770 metros en el norte de Colombia, los pueblos originarios Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo atesoran “conocimientos que nos conducen a la paz, a la conservación de la tierra y del universo”, agregó Zalabata, la primera indígena en representar a Colombia ante Naciones Unidas.
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Reunido en Marruecos desde el lunes, el Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco examinará hasta el 4 de diciembre 56 candidaturas a engrosar su lista, que ya incluye el “pasillo” ecuatoriano, el tango, los mariachis mexicanos o la parranda de San Juan de Venezuela. Bajo jurisdicción indígena, en los resguardos de la Sierra viven unos 26.500 habitantes en chozas de paja. Abarcan unas 380.000 hectáreas delimitadas por lo que llaman la “línea negra”, que separa sus territorios de los de los colonos.
“Nuestro pensamiento es universal porque abarca cuanto existe, es decir, lo visible y lo invisible, los grandes misterios que encierra la naturaleza y que, hasta ahora, el hombre no sabe, pues todo lo lleva a la química y a las ciencias”, explica el indígena Norberto Torres en el libro ‘Orden del Todo’ que recoge las investigaciones del antropólogo Reinaldo Barbosa sobre estos pueblos.
“Todas las cosas tienen su espíritu, inclusive las plantas, las piedras, todo esto conforma un pensamiento que va al universo, unido todo como un respiro”, explica Torres, también conocido como Mamo Zeukukuy. El título de “Mamo” lo distingue como una de las autoridades que transmiten el pensamiento ancestral de generación en generación en esta majestuosa cadena montañosa en forma de pirámide, ubicada a 42 kilómetros del mar Caribe y declarada reserva de la biósfera por la Unesco en 1979.
Bajo amenaza
Llamada en lengua indígena Goanawindwa-Shwndwa, la Sierra Nevada está registrada en los Guinness World Records como el sistema montañoso costero más alto del mundo. “Esta tradición la hemos seguido en forma práctica y oral desde hace 3.600 años aproximadamente, desde cuando tuvimos asiento en esta Sierra Sagrada considerada como corazón del mundo”, agrega el Mamo Arwa Vikw.
Koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos recorren sus escarpadas laderas con sus tradicionales vestidos blancos y mochilas terciadas sobre los hombros. En los setenta los pueblos protegieron sus territorios frente boom de la marihuana y más recientemente al de los narcocultivos de los que se extrae la cocaína. En 2002, 12 wiwas murieron en dos masacres perpetradas por grupos paramilitares que controlaban las rutas del narcotráfico en la zona. El Estado pidió perdón por estos hechos en 2018.
Hoy la fuerza pública ha expulsado a la mayoría de actores armados de la Sierra y las plantaciones de hoja de coca se limitan al uso ceremonial que los indígenas le dan esta planta que consideran sagrada y que mastican para hablar con los mamos. Sin embargo, la expansión del turismo y los puertos industriales en los alrededores de la Sierra constituyen una nueva amenaza contra su identidad, según el antropólogo Barbosa.
La “sabiduría ancestral” de los originarios “juega un papel fundamental para garantizar la protección del ecosistema (...) y evitar la pérdida de su identidad cultural”, valora el ministerio de Cultura de Colombia. Las 90 comunidades originarias de Colombia representan el 4,4% de sus 50 millones de habitantes.
Cerámica de Quinchamalí
La cerámica negra que se fábrica en los poblados chilenos de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, cuya materia prima está en peligro de desaparecer por la explotación forestal, fue incluida este martes en la lista de Salvaguardia Urgente de la Unesco.
El anuncio fue realizado en el marco del encuentro del Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, que se realiza hasta el 4 de diciembre en Rabat, Marruecos. El patrimonio cultural inmaterial, o “patrimonio vivo”, es una herencia “de nuestros antepasados” que comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales, etc, señala la Unesco.
Al menos seis generaciones de alfareros se han dedicado a la elaboración de esta cerámica en estas dos pequeñas localidades rurales -de no más de 2.000 habitantes- de la región del Ñuble, en el centro de Chile. Estos artesanos -en su mayoría mujeres- solicitaron en 2020 al gobierno ingresar a esta lista de la Unesco, cuyo fin es concitar atención y apoyo internacional para resguardar el patrimonio cultural inmaterial cuya viabilidad corre peligro.
“Ingresar a la lista de Salvaguardia Urgente significa que vamos a poder perdurar con la tradición de la cerámica de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca pero también me permite asegurar mi futuro como alfarera”, dijo a la AFP, Nayadet Núñez de 31 años.
Los alfareros piden que se proteja la greda o arcilla con la que elaboran sus obras y que extraen solo en la época de verano de yacimientos que han sido afectadas por la llegada de empresas forestales. “Las madereras han explotado los yacimientos de greda plantando árboles de pino o eucalipto. Han ido contaminando nuestra greda”, aseveró Núñez. “Pedimos ingresar a la lista de la Unesco para que el Estado se haga cargo y proteja nuestros recursos naturales que se están viendo afectado por las forestales. Nuestros recursos ya son escasos”, agregó.
Cerámicas teñidas
Las cerámicas se elaboran con dos tipos de greda: una gris y otra marrón que se amasan y mezclan con tierra amarilla y luego son cocidas al fuego. La característica más llamativa de estas cerámicas son el color negro, que se obtiene gracias a un proceso de teñido con humo. Antes de pasar por el fuego, se les realizan diseños de bajo relieve con una aguja o un trozo de lata que luego son pintados con una arena blanca de la zona.
El ingreso a la lista permite acceder a financiamientos del Fondo del Patrimonio Inmaterial de la Unesco para el resguardo. Cuenta también con el reconocimiento de la comunidad internacional como prácticas culturales importantes para las comunidades que las llevan a cabo y para la humanidad en su conjunto.
Para ingresar a la lista, el gobierno chileno presentó un plan estratégico a la Unesco con el fin de generar acciones concretas e integrales que resguarden y potencien el desarrollo esta tradicional artesanía. En cuatro años debe presentar un informe sobre los avances.
Gran Barrera de Coral
Los esfuerzos de Australia para proteger la Gran Barrera de Coral no tienen “precedentes”, pero deben intensificarse para evitar que esta zona sea colocada entre los sitios del patrimonio mundial que están “en peligro”, según un informe de la Unesco difundido este lunes.
Según dos expertos de la Unesco y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el deterioro de este sitio continúa a causa de los efectos combinados del calentamiento climático y de la contaminación ligada a la agricultura y la pesca.
Los expertos indicaron que “pese a los esfuerzos científicos y de gestión sin precedentes en los últimos años” emprendidos por Australia, este lugar “se ha visto afectado significativamente por los factores del cambio climático”. Su capacidad de resistencia a estos impactos está “comprometida de forma significativa”, en particular, pero no exclusivamente, debido a la degradación de la calidad del agua.
El conjunto de medidas y de proyectos para afrontarlos carece de “objetivos claros” y no “han sido aplicados de forma plena”. Según los autores del informe, “si bien se han realizado esfuerzos significativos para reducir la escorrentía de nitratos y de fosfatos (...), es necesario asegurar una reducción mayor de estos contaminantes en los tres próximos años que sea equivalente a la lograda desde 2009″.
Australia evitó en julio de 2021 que la Unesco inscribiera a la Gran Barrera de Coral en su lista de patrimonio mundial en peligro, pese a la inquietud de la comunidad científica sobre el deterioro de este ecosistema único. El Comité del patrimonio mundial decidió aplazar esta decisión, después de una intensa presión de Australia.
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La Sociedad Australiana de Conservación Marina aseguró que el arrecife permite mantener 60.000 puestos de trabajo y genera 6.000 millones de dólares australianos (4.000 millones de dólares estadounidenses) anuales. Los miembros del comité, incluyendo China, Rusia y Arabia Saudita, estimaron que Canberra debía tener más tiempos para hacer un balance de sus esfuerzos de conservación.
“Hay un diálogo constructivo en marcha con el gobierno actual” del primer ministro Anthony Albanese, destacó la Unesco a la AFP. La ministra australiana de Medio Ambiente, Tanya Plibersek, admitió que el arrecife enfrenta amenazas, pero consideró excesivo colocarlo en el listo de patrimonio mundial en peligro. “Le diremos claramente a la Unesco que no hay necesidad de señalar de esa manera a la Gran Barrera de Coral”, declaró la ministra a periodistas.
“Existe un camino estrecho, pero existe, para salvar a la Gran Barrera. Una acción contundente adoptada rápidamente puede tener efectos. Este informe es una hoja de ruta propuesta a las autoridades australianas que deberán decidir qué hacer con él y sobre todo mostrar resultados”, destacó una fuente cercana al tema. La próxima reunión del Comité de la Unesco está prevista en principio para mediados de 2023 y en esta cita se podrán evaluar los primeros resultados de las medidas adoptadas.
Fuente: AFP.