Por Viviana Orrego, viviana.orrego@nacionmedia.com
Hace cerca de una década, Julieta Mora dejó Paraguay, a sus hermanas y viajó junto a sus padres a España para convertirse en chef profesional. Luego de mucho trabajo, de olvidarse de sus días de juventud, de fiesta y diversión, sus sacrificios dieron fruto y hoy, a sus 25 años, forma parte de la élite de la cocina mundial, siendo chef jefa de pastelería de la mano de Jordi Rocam en el restaurante Mas Marroch, sucursal de El Celler de Can Roca, de los célebres hermanos Roca.
Esta destacada paraguaya nació en Asunción, donde hizo sus estudios primarios y secundaria de Bachiller Técnico en Informática (BTI), estudió un tiempo la carrera de grado de Economía en la Universidad Católica, que al poco tiempo abandonó para ir a estudiar la carrera de Dirección de Cocina en la Universidad de Barcelona, en España.
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Por la influencia de su madre, que es cocinera, Mora siempre tuvo pasión por la cocina. Cuando tenía 12 años, sus padres emigraron a España y ella quedó bajo la tutela de su hermana mayor y su abuela. Desde entonces empezó a cocinar para ella y sus hermanos, así como para eventos que reunían a toda la familia. Eso le emocionaba y la hacía sentir plena, “en su salsa” en la jerga de los chefs.
Años más tarde, por la presión familiar y para que tenga una carrera universitaria empezó a trabajar como auxiliar contable en una oficina de Asunción y por la noche estudiaba Economía en la Universidad Católica de Asunción, que para nada le atraía.
“Comencé a estudiar Economía en la Católica, no me gustaba nada. Pero estudiaba por la presión familiar de tener una carrera universitaria. Trabajaba de auxiliar administrativa en Asunción, me pasaba muchas horas en la oficina y empalmaba la universidad al salir del trabajo por las noches”, relató en comunicación con La Nación-Nación Media.
Vendía pan para pagar sus estudios
“Siempre desde pequeña me gustó cocinar, mi mamá es cocinera. Pero no le gustaba la idea de que me dedicara a eso. Mis padres emigraron a España cuando yo tenía 12 años, me quedé con mis hermanas, la mayor tenía nuestra tutela. Así fue como comencé a cocinar sola en casa desde pequeña, aprendiendo de mi abuela y poco a poco comenzaba a cocinar para comidas familiares”, continuó diciendo emocionada.
Agregó que estudiar cocina en Paraguay no era una opción para ella, por lo que tuvo que convencer a sus padres de ir a estudiar en Barcelona, España, donde viven actualmente. Reconoció que sus padres, en principio, no confiaban para nada en ella, por lo que les demostró que realmente le importaba la cocina pagándose sus estudios, trabajando de niñera o vendiendo pan en sus ratos libres.
“No confiaban en mí, entonces para coger aún con más fuerzas mis sueños me pagué yo misma mis estudios. Trabajando de lo que sea, de niñera y vendiendo pan los fines de semana en una cadena de panaderías”, refirió Mora, al ser consultada sobre cuándo decide jugarse por su sueño de ser chef y dejar todo atrás para convertirse en lo que hoy es.
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Profesión sacrificada, pero gratificante
Mora es el brazo derecho de Jordi Roca, un pastelero reconocido a nivel mundial por ganarse el premio “Mejor chef de pastelería del mundo”. A su corta edad se foguea con los más importantes chefs del mundo, dejando en alto la bandera tricolor y es la profesional paraguaya que ha llegado en el rango más alto de la gastronomía mundial.
“Es algo que aún no asimilo, porque trabajar con ellos es sentirte como en una familia muy grande. Por la humildad y amor al trabajo que tienen. Comencé en cocina ayudando en cuarto frío, luego en carnes y un poco en pescados“, dijo a La Nación-Nación Media al ser consultada sobre cómo se siente al ser parte de los hermanos Roca y de la élite gastronómica mundial. “Actualmente estoy de jefa de pastelería, aprendiendo de la mano de Jordi Roca. Me encanta mi profesión y me encantaría estar toda la vida dentro de la hostelería”.
Respecto a lo que es trabajar en la gastronomía y hostelería, refirió que es un mundo completamente diferente, que representan muchas horas y fines de semana de trabajo. Afirmó que si bien es una profesión muy sacrificada, es también bastante gratificante si de verdad te apasiona este mundo, donde ella a su corta edad ya alcanzó la cúspide de su profesión a base de esfuerzo y sacrificio.
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“No me gusta hablar del futuro porque me gusta mucho improvisar y disfrutar del momento. Actualmente me gusta mucho el sitio donde estoy. Tengo planeado volver en enero del 2023, añoro mucho estar en mi país, cerca de mis hermanas y mis amigos de infancia”, adelantó Mora, al ser consultada sobre sus planes a futuro y si piensa volver al país. “Pero será por muy poco tiempo. Visitar a la familia y tengo entre manos un evento de cuatro manos con un cocinero paraguayo que pronto comienza en el Noma - Copenhague”, mencionó sobre el restaurante en la capital de Dinamarca.
La Nación-Nación Media consultó a la destacada paraguaya por qué una persona decide salir de su país para formarse. Afirmó que a Paraguay le falta enfocar la educación hacia su cultura, que por cierto es muy rica en gastronomía, por lo que planteó que se deberían implementar festivales gastronómicos para los jóvenes durante todo el año.
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“Hay que implementar festivales gastronómicos para los jóvenes durante todo el año y de esta manera acostumbrarnos a comer todo el tiempo lo nuestro, me encantaría que en el país hayan más restaurantes vendiendo un vori vori que apostando a platos internacionales”, indicó.
Agregó que uno de sus sitios favoritos para almorzar al mediodía en Paraguay es el Mercado Municipal N°4 de Asunción, donde sí o sí te van a servir un suculento plato de vori vori. En caso de gastronómicos como el Tierra Colorada de Rodolfo Angensheidt y Pakurí de Sofia Pfannl, que para ella representan la identidad gastronómica de Paraguay en restaurantes. “Cuando estoy en Barcelona con mis padres no falta un día que hagamos chipa o empanadas. Mi mamá no hace faltar la tortilla en nuestra mesa”, finalizó.