El libro “Dieu, la science, les preuves” (“Dios, la ciencia, las pruebas”) pretende explicar “de forma accesible” cómo los descubrimientos astronómicos del siglo XX han vuelto a aportar pruebas de la existencia de una inteligencia suprema, que lo orquestó todo. Tres meses después de su aparición, la obra ha vendido en más de 100.000 ejemplares.
Los científicos se muestran sin embargo escépticos ante este grueso volumen de 600 páginas, coescrito por un ingeniero y católico practicante, Michel-Yves Bolloré, hermano de Vincent Bolloré, uno de los industriales franceses más poderosos; y un consultor y empresario con licencia de Teología, Olivier Bonnassies.
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El co-autor aseguró a la AFP que trabajó tres años en “un libro que no existía hasta ahora”. Durante cerca de cuatro siglos, con la irrupción de Galileo, y luego Newton y Darwin, “la ciencia demostró que no era necesario un Creador para explicar el Universo. Al punto que a principios del siglo XX triunfaba el materialismo”.
Pero ahora la sociedad está experimentando un gran movimiento “de péndulo”, con el descubrimiento del Big Bang, la expansión del Universo, su muerte térmica... Teorías que, según Michel-Yves Bolloré, cuestionan la tesis de un Universo inmutable, ya que “tiene un principio y un final”.
Los autores concluyen por ello la existencia de un “Creador Supremo” que dio el primer impulso. “Es la noción de pruebas la que causa polémica”, reconoce Thierry Magnin, físico y sacerdote. “Tenemos derecho a pensar que existe un ‘gran relojero’ pero no tenemos el derecho a decir que eso es en sí mismo una ‘prueba’”, explicó a la AFP. “Articular la ciencia y la religión no equivale a confundirlas”.
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“Pretender que se puede probar la existencia de Dios científicamente es ser algo ingenuo” añade el filósofo de las ciencias Etienne Klein, en el semanario L’Express. A juicio del teólogo y físico François Euvé, el libro funciona porque responde a “una necesidad de puntos de referencia, en un periodo de incertidumbre sobre el futuro del mundo”. A su juicio, “no le incumbe” a la ciencia responder a esta necesidad de certezas.
La segunda parte del libro está dedicada a las pruebas tradicionales de las religiones monoteístas: la Biblia, la noción de pueblo elegido de los judíos, milagros como el de Fátima. El Premio Nobel de Física estadounidense Robert Wilson firma el prefacio del libro, algo que a juicio del semanario L’Express, no habría hecho si hubiera leído esa segunda parte. “No tengo ninguna prueba escrita que demuestre que (Wilson) lo lamenta”, replica Bolloré.
Fuente: AFP.