Por Sara Ayala
Un rincón de Paraguay instalado en Nueva York es “I love Paraguay”, un restaurante que ofrece solo gastronomía paraguaya, logró consolidarse en Estados Unidos con el tiempo. Durante el espacio de LN live, Nancy Ojeda, propietaria del negocio, narró su experiencia.
“Hasta ahora es increíble, jamás pensé que llegaríamos a esto, es un orgullo para mi familia, una experiencia que nació hace 14 años. Nos mantuvimos aquí y hemos conseguido que sea conocido nuestro rincón paraguayo”, inició diciendo la paraguaya que se fortalece con su negocio gastronómico.
La gastronomía no es algo que Nancy desconozca, siempre trabajó dentro del rubro en Paraguay. “Cuando vinimos en el año 2000 con mi hija que tenía 15 años, fui contratada por una colombiana para un restaurante, pero le dije que no era lo que pensaba, porque una cosa era en Paraguay y otra aquí, no fue lo que esperaba, quería regresar”, recordó. Pero la historia cambió por el consejo de una amiga y decidió mantenerse hasta hoy.
Luego fueron a EEUU su esposo y su hijo, después de un mes y medio, tuvieron que trabajar en diferentes rubros, su marido como delivery y ella como niñera. La aventura de la familia paraguaya cambia en el 2003, cuando abre una pequeña tienda, su primera experiencia gastronómica, se llamaba “Little Paraguay”.
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“Teníamos solo clientela paraguaya, pero ya estábamos listos para algo más grande, vendimos y esperamos encontrar un local donde haya mayor concentración de paraguayos”, comentó. Se ubicaron en la dirección 43-16 Greenpoint Avenue, Sunnyside, New York 11104.
“Conseguimos el local, era un restaurant mexicano, mientras veíamos qué hacer, seguimos trabajando con el nombre de ellos, mientras conseguíamos personal”, confesó.
Hoy en día, el trabajo arduo que tuvieron en sus inicios marca la tendencia con un clientela extendida, un 50% con paraguayos y el resto son todos los países, de todas las nacionalidades.
La esencia de I love Paraguay es y será siempre la comida paraguaya, porque Nancy nunca tuvo la intención de fusionar, comentó. “Nunca permití ni se me ocurrió fusionar con otras comidas, acá hay miles de restaurantes, pensé que siempre tenemos que ser únicos”, sostuvo. “Ni café vendemos, ofrecemos cocido con mbejú o chipa”, mencionó.
Estar en la formalidad y la pandemia
La adaptación costó desde el inicio, y más aún para poner en forma legal el negocio. Con el día a día aprendieron y se aseguraron de lograr estar con todas las licencias que son necesarias para emprender en un país de primer mundo. Pero resalta la eficiencia estatal: “No fue costoso ni tardaron”.
Lo que también marcó un hito a la familia Ojeda fue la pandemia del COVID-19, que fue un desafío para todos; no obstante, la paraguaya en Norteamérica asegura que salieron más fortalecidos como negocio porque recibieron la ayuda necesaria que permitió conservar a todos sus empleados.
“Nunca nos prohibieron abrir, cerramos en marzo por cinco semana, por precaución. Pero siempre trabajamos con delivery, al reabrir fue una locura, la cantidad de gente era impresionante, gente nueva que venía”, resaltó.
“No despedimos ningún empleado gracias a un programa para proteger al empleado, nos dieron el dinero, un préstamo que rendimos a los seis meses, se nos perdonó porque justificamos el uso que le dimos, porque nadie perdió el empleo”, finalizó.
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