Hoy nuestra digna mujer destacada es Jacinta Pereira Hicret, de 49 años, lideresa del Pueblo Sanapaná, o cacica, como ella misma se hace llamar, de la comunidad urbana indígena Redención o “Yesoal Sectema”, situada en el departamento de Concepción. “Soy una persona muy caradura, che rova’atä, y creo que las mujeres somos más rechakuaa. Por eso me pidieron que me haga cargo”, afirmó.
Para las mujeres nativas este importante cargo siempre fue inalcanzable. Toda la vida las comunidades indígenas estuvieron lideradas por hombres o caciques y lograr que una mujer pueda ocupar ese sitio es admirable. En el caso de Jacinta, se convirtió en lideresa hace 12 años por elección de su propia comunidad.
“Me inicié en este cargo de liderazgo en mayo del 2008 y prácticamente son 12 años que estoy en esto. Después de que por años fuimos liderados por hombres, rompí esa hegemonía de que el hombre tiene que ser el único líder indígena”, explicó en contacto con La Nación.
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Luchó por sus tierras
Un grupo de la comunidad vio en Jacinta sus atributos como líder y que era una mujer que luchaba por los intereses de todos los miembros, fue así que se decidió convertirla en la primera cacica y fue donde empezó su lucha.
“Nosotros teníamos viviendas, pero eran solo de chapas y carpas. En aquella época vino al país la vicecónsul de México, la señora Yolanda de Bogarín, y visitó Concepción, su intención era heredar algo a la comunidad Redención y nos dio una vivienda digna”, comentó.
Pero la propiedad donde estaban asentadas estas familias no les pertenecía, pese a que toda la vida fueron los verdaderos dueños de la tierra. “Comenzó nuestra lucha por la tierra propia. La propiedad era del Obispado de Concepción y nos fue donada por ellos junto con la municipalidad local”, comentó.
Estas instituciones se juntaron para dar la oportunidad de la vivienda digna para estas familias, gracias al pronto traspaso de las tierras y la ayuda de la cónsul, en el 2010 se inauguraron las 22 viviendas que dejaron un lindo precedente a la comunidad.
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De la vivienda propia a la escuela
Jacinta comentó que luego de concretar el sueño de la vivienda para las familias de su comunidad, fue tras la escuela y pudo lograr la construcción con la ayuda del padre Gali. En la institución actualmente imparten clases desde el jardín hasta el tercer año de la media.
“Es la escuela indígena Juan Diego, también logramos la instalación de una Unidad de Salud Familiar (USF), donde contamos con un médico, una licenciada y una ginecobstetra. Desde este mes se adhiere una odontóloga”, dijo.
Así también, desde el 2019 ofrecen cursos de capacitación para uso de máquinas pesadas para poder trabajar en el exterior, como también se están capacitando, junto con el Ministerio de Trabajo y el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), en construcción, electricidad y manejo de tractores.
“Todo eso lo estoy haciendo para lograr la inclusión de los miembros de los pueblos originarios en lugares de trabajo, para que se nos deje de tildar de haraganes y que no podemos hacer las cosas bien”, aseguró.
Necesitamos oportunidad
Jacinta destacó que como pueblos originarios se les debe dar la misma posibilidad como a todos los paraguayos y que ellos pueden demostrar que son dignos de asumir cualquier rol dentro del país. Indicó que muchos miembros de la comunidad indígena trabajan en la municipalidad local, en las estancias de las zonas y trabajan en casas de familias, como lo hace cualquier persona.
“Como todo ciudadano merecemos esa oportunidad y posibilidad de salir adelante demostrando que estamos capacitados y que podemos cumplir con mucha responsabilidad. Mayormente son jóvenes los que necesitan esa oportunidad”, refirió.
Escuela de fútbol
Nuestra entrevistada resaltó que también cuentan con una escuela de fútbol para que tanto niñas como niños puedan disfrutar de un deporte sano y alejarlos de los vicios. Además, cada año tanto la escuela de fútbol como la institución educativa son invitadas para participar de las actividades conmemorativas de Concepción.
“Siempre nos presentamos y como comunidad indígena dejamos bien en alto nuestra cultura, cómo somos en realidad, porque no podemos olvidar de dónde venimos y nuestras creencias. Ahora pedimos que se formalice y fortalezca las artesanías dentro del departamento”, señaló.
Urbanos, pero sin olvidar la cultura
Esta luchadora mujer dijo que pese a que son la primera comunidad indígena urbana de Concepción, nunca olvidan sus tradiciones y cultura, que es algo que llevan desde pequeños. “Siempre tenemos presente nuestra cultura, como el baile ancestral, las oraciones y todo este tiempo pedimos por el fin de esta pandemia”, sostuvo.
En la institución educativa están siempre presentes los bailes, las artesanías y los propios padres enseñan a sus hijos sobre sus costumbres como pueblos originarios, así como los alimentos y bebidas que consumen.
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Sus estudios
Jacinta terminó sus estudios primarios en el Centro Regional de Concepción. El primer año del colegio, que sería el séptimo grado, lo concluyó en el Colegio María Auxiliadora, de la misma localidad.
Del segundo al sexto curso lo hizo en el Colegio Facundo Insfrán de la ciudad de Lambaré. Actualmente está en el tercer año de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Concepción. “La carrera de trabajo social la elegí por mi comunidad, para salir adelante siempre”, concluyó.