Viajar es un placer. Hacerlo en pandemia, es una aventura. Si a ello le sumamos la inmunización contra el COVID-19 hablamos de un verdadero privilegio. Esta es la realidad de más de 13.000 paraguayos que desde el mes de abril de este año (en solo 3 meses) viajaron a Estados Unidos para recibir la monodosis de la vacuna de Johnson&Johnson contra el coronavirus o bien biológicos de otros laboratorios que requieren de dos dosis, volviendo al país norteamericano para completar la inmunización dos o tres semanas después.
El viaje puede ser una odisea para unos, pero un mero trámite para otros. Lo primero es tener visa y pasaporte vigentes. Contar con ambos documentos es lo más complicado que pueden sortear quienes cuentan con los medios económicos para viajar.
A esto se suma la prueba COVID-19 negativo para ingresar a los Estados Unidos, allí se exige la prueba de antígenos (G. 170.000 aproximadamente es el costo en Paraguay); en contrapartida, el ingreso a Paraguay (al retornar) requiere de una prueba PCR negativa (entre US$ 50 y US$ 180 es el costo allá), además de completar un formulario sanitario (del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social) con los datos del viaje y viajero.
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Lo siguiente es conseguir un pasaje, una tarea que puede resultar difícil, al menos a corto plazo y a buen precio. Actualmente, dos aerolíneas vuelan hasta el país del norte y lo hacen repletos. La mejor opción la tiene la aerolínea Eastern, con vuelos directos y salidas los martes, jueves y sábados. No obstante, Eastern analiza la posibilidad de sumar un vuelo más para abastecer la demanda actual.
Cada semana, salen tres vuelos de esta aerolínea con más de 220 pasajeros a bordo y los costos varían desde los cientos de dólares hasta los US$ 1.500, más o menos. Pero, cabe destacar que la seguridad es más alta al tratarse de un vuelo directo, ya que se evita el desembarque y embarque en una terminal diferente a la del origen y destino final. Además, los espacios entre asientos son mayores, garantizando un viaje más cómodo para los pasajeros.
Es importante mencionar que al llegar al Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, al edificio, solo pueden acceder los pasajeros (no los acompañantes) y lo hacen con sus pruebas negativas. Ahí abordan el vuelo directo, donde todos los pasajeros y la tripulación usan el tapabocas, garantizando así una menor exposición al contagio del COVID-19.
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La otra aerolínea, en cambio, tiene vuelos diarios y con escala. Ambas llevan prácticamente la misma cantidad de pasajeros, generándose así el importante éxodo hacia el país del sueño americano y actualmente de la esperanza del fin de la pandemia de COVID-19.
Vacunados, en menos de 20 minutos
Allí, uno de los destinos predilectos de los guaraníes es la ciudad de Miami, del estado de Florida, donde se habla español y se sufre un calor similar a Paraguay. Al llegar al aeropuerto, hasta el 18 de junio, todos los pasajeros que deseaban inmunizarse podían hacerlo en la misma terminal aérea. Esto, sin mayores trámites ni pérdidas de tiempo, con solo completar un formulario y formar una fila que corre muy rápido.
En menos o más de 20 minutos, uno está inmunizado, recibe el ansiado certificado y es invitado a sentarse unos minutos (entre 15 a 20) en un salón de espera, en caso de que hubiera reacciones adversas, es atendido por el personal sanitario presente. Cabe mencionar que cada persona es informada sobre todo lo que implica la vacuna y también sobre la necesidad de ser sincero sobre su historial médico, para evitar cualquier desenlace indeseado.
Todo sucede en un salón grande, con techos altos, donde corre el aire y no hay prácticamente posibilidad de aglomeración a pesar de la cantidad de personas presentes en el lugar. Una vez cumplido el tiempo, uno puede retirarse.
En un grupo de paraguayos que viajó recientemente a través de Eastern, no hubo mayores efectos adversos, de 10 solo dos personas manifestaron fiebre y dolor de cabeza pasajero. Pero, tampoco hay confirmación de que hayan sido efectos de la vacunación.
El Aeropuesto Internacional de Miami, consciente del protagonismo que tiene actualmente para gran parte del continente sudamericano y el caribe, el 16 de junio pasado estaba analizando la posibilidad de extender el plazo de vacunación en su terminal para todos los pasajeros que arriben al mismo con la intención de inmunizarse contra el coronavirus.
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Sin duda, un plantemiento que muestra la visión de sus autoridades y del propio condado, que se está abriendo camino a pasos agigantados hacia el final del túnel COVID-19.
“Fiebre” por Miami
Algunos eligen viajar, vacunarse y volver; otros, en cambio, deciden aprovechar el viaje y hacer turismo en la ciudad de mayor auge actual en Estados Unidos: Miami.
Hoy existe una “fiebre” por Miami, una ciudad amigable, cálida y con sangre latina, su gente disfruta de la vida sin temores ni sobresaltos, bailan, cantan y visten llamativamente. Allí, la pandemia prácticamente quedó atrás, el uso del tapaboca ya no es obligatorio y las aglomeraciones ya no están prohibidas, sobre todo, al aire libre. Esto representa, sin duda, el inicio del fin de la pandemia del COVID-19.
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Allí la gente acude al shopping o al mall a vacunarse e incluso a hacerse el test COVID-19 de resultado tardío (1 a 3 días) de manera gratuita. Si uno está más apurado, tiene varias opciones, desde una clínica privada que cobra US$ 50 (con resultados en 15 minutos) hasta el aeropuerto internacional de Miami (también 15 minutos), donde la prueba tiene un costo de US$ 180 (pero la facilidad es que se realiza solo minutos antes de abordar).
Luego, uno puede hacer sus compras, tomarse un café americano, comer un “burrito” y cerrar el día con un “pie de limón”. Las filas en los locales de outlet, los preferidos por los paraguayos, son interminables, con la salvedad de que los locales son de grandes dimensiones y las aglomeraciones no llegan a ser tales.
Hay opciones para todos los bolsillos, pero más allá del costo que implique viajar a Estados Unidos y más específicamente a Miami, un destino soñado, la mayoría de los viajeros coincide en que es preferible invertir los ahorros en un viaje a vacunarse y disfrutar de la ciudad, que enfermarse y gastar en un hospital o centro asistencial privado en Paraguay. Usted, qué opina?
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