Más de 45.000 personas se han ofrecido como voluntarias para matar 12 bisontes en el Parque Nacional del Gran Cañón en Estados Unidos, como parte de un programa sin precedentes para regular la creciente población de este animal, anunció el Servicio de Parques Nacionales (NPS).

Los bisontes, si son demasiado numerosos, pueden dañar “los recursos hídricos, la vegetación, el suelo del parque” y amenazar los sitios arqueológicos, dijo a la AFP Kaitlyn Thomas, portavoz del NPS, y agregó que la “reducción del tamaño de la manada” permitía “proteger el ecosistema”.

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Es para dar respuesta a este problema que las autoridades del Parque del Gran Cañón, en Arizona, lanzaron a principios de mayo un llamado de candidaturas para encontrar doce voluntarios dispuestos a participar en la operación. De las 45.000 solicitudes recibidas en solo dos días, se sortearán 25 finalistas y finalmente se elegirán 12 antes del 17 de mayo.

Cada uno de ellos estará autorizado a matar un bisonte, que luego deberá poder “sacar de la zona a pie, sin la ayuda de un vehículo motorizado”, cuyo uso no está autorizado en esta área, indica el NPS, el organismo federal encargado de la gestión de los grandes espacios naturales de Estados Unidos.

Para ser elegible para participar, los voluntarios deben ser ciudadanos estadounidenses mayores de edad, “en muy buena condición física”, tener rifle propio, recibir entrenamiento y “tener sólidas competencias de comunicación verbal”, continuó el NPS.

Los cadáveres de los animales se repartirán entre los voluntarios y “cualquier parte no deseada por los voluntarios será entregada a los gobiernos tribales de las 11 tribus tradicionalmente asociadas al Parque Nacional del Gran Cañón”, dijo la portavoz.

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La iniciativa fue un éxito rotundo, aunque no sorprendió a Thomas, quien sospechaba que “generaría mucho interés”. “Cuando se lanzó el programa, el parque recibió cientos de correos electrónicos y llamadas de personas que pedían más información sobre cómo registrarse”, dice.

El NPS advierte, no obstante, que no se trata de una cacería, ya que la operación está controlada por las autoridades del parque y no se realiza con fines recreativos o privados. Desde 2019, el parque también ha estado capturando bisontes para trasladarlos a otras áreas. Se cree que entre 400 y 600 bisontes viven actualmente en la parte norte del parque del Gran Cañón.

En diez años, los especialistas estiman que su población podría triplicarse, llegando a casi 1.500 animales. Un programa de este tipo no tiene precedentes en el Gran Cañón, pero, de acuerdo con Thomas, se han llevado a cabo acciones similares en otros parques nacionales para luchar contra “la superpoblación de alces o cabras”.

Fuente: AFP.

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