Brasil es conocido internacionalmente por sus telenovelas, pero su público sigue rindiéndose ante el famoso ‘reality show’ Gran Hermano, que en su 21ª edición atrae a millones de televidentes, incluyendo a superestrellas como Neymar.
Casi cotidianamente, el astro del Paris Saint-Germain comparte con sus seguidores en Twitter sus impresiones sobre los participantes del “BBB” (Big Brother Brasil), que reúne un promedio diario de 40 millones de espectadores y al 50% de la audiencia a las 22:30.
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Semejantes números hacen que su difusora, la gigantesca TV Globo, se frote las manos: esta edición será la más larga de la historia, con 100 días de programa y, sobre todo, la más lucrativa. Los logos de las marcas están omnipresentes en la mansión con piscina donde los candidatos se aíslan del mundo y vencen desafíos bajo el escrutinio de once cámaras y micrófonos que los vigilan 24 horas por día.
El valor de tres piezas publicitarias de 30 segundos alcanza para pagar el premio final de 1,5 millones de reales (USD 260.000) al que aspiran los participantes del juego. Pero más allá de estas cifras impresionantes, el programa se ha convertido en un verdadero fenómeno social, amplificado en los últimos años por las redes sociales.
Además de los famosos que acompañan las peripecias de los participantes, youtubers desconocidos han pasado a amasar fortunas al atraer a millones de suscriptores con sus comentarios y análisis del show de telerrealidad.
Popular “como el Mundial”
“Cada año, cuando BBB empieza, se convierte en el principal tema de conversación, como la Copa del Mundo o los Juegos Olímpicos”, dice a la AFP Laurens Drillich, presidente de Endemol Shine Latino, rama latinomericana de los productores que crearon el concepto de Gran Hermano en Holanda, en 1999.
Y como un gol durante un partido mundialista, los fanáticos vibran ante el televisor cuando sus candidatos favoritos se salvan de ser eliminados. “Tenemos un público apasionado por el programa, hay gente en todo el país que grita por la ventana, eso nos motiva para colocar el programa al aire de domingo a domingo”, agrega el director general de BBB en Globo, Rodrigo Dourado.
El buen desempeño del programa ha significado un alivio para TV Globo, que debido a la pandemia se vio obligada a suspender durante casi un año la producción de telenovelas, limitándose a retransmitir viejos clásicos durante el horario de máxima audiencia. “Para entender el éxito del BBB, es imprescindible pensar en la B de Brasil”, explica el antropólogo Michel Alcoforado, fundador de la consultora Consumoteca.
“Es un programa que funciona porque está directamente ligado a la tradición de las telenovelas brasileñas, que reflejan la realidad del país en una determinada época, como un espejo de la sociedad”, sostiene. Pero a diferencia de las novelas, en este programa es la audiencia quien escoge al ganador, mediante el voto popular.
Temas sociales
Tras dos años de mandato del gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro, la sociedad brasileña se encuentra profundamente dividida y está ahora enlutada por las más de 300.000 muertes de la pandemia y la grave crisis económica que provoca en este país extremamente desigual.
Para Michel Alcoforado, “desde la llegada de Bolsonaro al poder, la discusión política en Brasil se ha vaciado”, cada lado atrincherado en su posición. Con un abordaje más leve, “Gran Hermano retoma asuntos fundamentales para la sociedad, como el racismo, el machismo, las cuestiones LGBT; vuelve a ponerlos sobre la mesa familiar”, sostiene el antropólogo.
Aunque el Gran Hermano brasileño no siempre fue una oda a la diversidad. “Antes, el perfil de los candidatos era más restringido, eran sobre todo hombres musculosos y mujeres que parecían salidas de revistas”, recuerda Felipe Oliveira, un hombre negro de 34 que participó de la octava edición, en 2008.
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“Esa es la principal fortaleza del programa, la sociedad ha cambiado a lo largo de 20 años y el programa ha seguido esa tendencia”, sostiene Oliveira, hoy responsable de las relaciones institucionales de ID_BR, una ONG que lucha por la igualdad racial en el mercado de trabajo.
“Cuando estuve en el programa, un determinado día estuve más de una hora argumentando a favor de las acciones afirmativas [para fomentar la igualdad racial]. Pero eso no entró en el resumen del día. Si fuese hoy, creo que sí lo hubieran destacado, como ocurre cuando alguien trata algún tema más delicado, como la LGBTfobia relatada recientemente por uno de los participantes”, concluye.
Fuente: AFP.