Entre tantas historias emotivas que genera la pandemia y que llegan hasta las redes sociales, se viralizó el relato del doctor Carlos Sánchez, jefe de las Unidades de Cuidados Intensivos UCI e intermedios del Hospital General IESS Quevedo, en Ecuador.
A través de publicación autorizada por los pacientes que compartió en su muro de Facebook, el médico ecuatoriano y todo el equipo de áreas críticas afirman que apuestan a una “humanización de los cuidados intensivos”. Justamente, esta es la historia de un matrimonio aquejado por el COVID-19, que, en medio de la tragedia, pudo encontrar un oasis en el amor para darse ánimo, al arrimarse sus camas en la sala de cuidados intensivos.
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La transcripción de la historia: …Entonces el paciente (tiene COVID-19) que está en una se las salas de Cuidados Intermedios (donde están los pacientes graves estables y los que están en espera de un ventilador mecánico) me llamó con la mano y con su voz entrecortada por la dificultad para respirar me dice: “Doctor, ¿será que me puede ayudar con información de mi esposa? Ella estaba en la emergencia también cuando yo vine al hospital”.
Le pregunté cómo se llama la esposa para poder buscarla en el sistema del hospital y ver en qué sala podría estar (en caso de seguir viva), para mi sorpresa, cuando me dice el nombre de la esposa, resulta que también la teníamos hospitalizada en la otra sala de Cuidados Intermedios, justo al otro lado de la pared, le dije te voy a dar una sorpresa para que tengas más fuerza y puedas seguir luchando, hicimos los cambios necesarios en las camas para poder colocar sus camas juntas, no lo podían creer, ella se lo creía menos, con su voz entrecortada por la falta de aire dijo: “Doctor, este es el mejor regalo de cumpleaños que puedo tener”. ¿De cumpleaños?, le pregunté y me dijo: “Sí, hoy es mi cumpleaños”. Lamentablemente no nos habíamos percatado de ello, pero igualmente le cantamos el cumpleaños entre todos, permitimos que sus camas estuviesen juntas y, además, en ese momento hicimos una video llamada a la hija de ellos para que pudiera cantar el cumpleaños con nosotros.
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Ellos nos dieron las gracias, dicen que jamás se olvidarán de ese gesto que tuvimos. De eso se trata la medicina, de estar con el paciente hasta el final y ayudarle a sobrellevar sus dolencias, tanto físicas como emocionales.
Siempre se puede hacer algo más, ellos no se acordarán si les dimos 6 u 8 mg de dexa, o si les dimos 80 mg de enoxa cada 12, ellos recordarán que los tratamos con amor en todo momento y les permitimos recargar la energía cuando supimos que su amor estaba a 10 pasos de distancia.