El bambú o Bambusoideae tiene sus orígenes en China, pertenece a la familia de las gramíneas y puede llegar a medir hasta uno 25 metros aproximadamente, esto depende si se encuentra en buenas condiciones. Actualmente, el bambú es una planta que se encuentra en auge, al igual que las suculentas, los girasoles, entre otras especies. Por lo que es importante saber que éstas crecen en lugares con mucha humedad, prefiere estar expuesta a la luz solar de forma directa, aunque también es resistente a la sombra.
La raíz del bambú tiene la forma de un rizoma, del cual surgen los tallos, que se encuentran constituidos por nudos y entrenudos. Su etapa de floración se da luego mucho tiempo y que requiere de una gran cantidad de recursos, lo que por lo general provoca que la planta incluso llegue hasta a morir.
Esta especie se desarrolla en varias dimensiones, que van desde las más pequeñas, que son las de menor a un metro, hasta las más altas con una medida de 25 metros de altura y unos 30 centímetros de diámetro aproximadamente, pero son inusuales. Entre las más comunes están las de uno y diez metros de alto.
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Variedad
Bambú estolonífero: estos tienen la capacidad de desarrollarse con una estructura de mucha fuerza que se puede expandir hasta unos 50 centímetros de profundidad y a muchos metros de distancia bajo el suelo. Lo que podría inclusive provocar que nazcan brotes en otras áreas del jardín o incluso en el jardín vecino.
Bambú de crecimiento cespitoso: este tipo de bambú no tiene la capacidad de formar estolones, su desarrollo se basa en rizomas que son cortos y gruesos. Esta clasificación produce una gran cantidad de cañas que son finas y se encuentran bastante juntas. Llegan a medir entre uno a tres metros de alto. Y a pesar de que prefieren el clima tropical, son ideales para cultivarlos en el invierno.
Para la reproducción del bambú, el suelo tiene que ser bastante suelto y tener la capacidad de retener el agua, rico en propiedades y con un excelente sistema de drenaje. Igualmente se debe regar con mucha frecuencia. Al mismo tiempo no se debe dejar atrás el abono, ya que es de gran ayuda para que nuevos brotes puedan nacer. Según los especialistas el abono ideal para el bambú es el de materia orgánica.
También se debe considerar otros factores dañinos, como ser las plagas. Que en este caso se trata del pulgón, que son los que atacan con mayor frecuencia a esta planta, al igual que la roya, la araña roja y el oídio. Cabe destacar que la etapa de floración del bambú ocurre después de 80 años, y después de esto la planta muere.
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Investigación sobre plantas medicinales
Ante aumento de la resistencia antimicrobiana y antifúngica, el trabajo ofrece alternativas para tratar infecciones.
La Dra. María Eugenia Flores Giubi, investigadora categotizada en el nivel II en el Sistema Nacional de Investigadores (SISNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), está desarrollando tratamientos alternativos basados en plantas medicinales, enfocándose en la búsqueda de moléculas que puedan ser eficaces para combatir enfermedades infecciosas.
En un contexto donde la resistencia antimicrobiana y antifúngica está en aumento, y los antibióticos escasean, sus investigaciones ofrecen una posible alternativa para tratar infecciones. La investigadora destacó que su trabajo se centra en el estudio de las moléculas químicas, un área que, según ella, ha recibido poco interés en los últimos años.
“Creo que mi aporte radica en no dejar de lado la química, en comprender la estructura de las sustancias. Eso es lo que mantiene viva la química”, afirmó. Su investigación se enfoca en los metabolitos de las plantas nativas y los microorganismos del suelo paraguayo con el objetivo de mejorar los cultivos e identificar los efectos nocivos para el medioambiente y la salud.
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“Flori Feria” celebra la llegada de la primavera
El invernadero de flores más grande del país, Floricultura del Paraguay, realizó con gran éxito ayer sábado la sexta edición de la “Flori Feria”, para celebrar la llegada de la primavera. El evento nuevamente reunió a un gran número de artesanos y exhibió en su sede en Luque una variedad de orquídeas, plantas ornamentales, joyas y más. También se desarrolló un taller de elaboración de kokedamas.
La presidenta de Floricultura del Paraguay, Chiara Capdevila, comentó en GEN/Nación Media que la sexta será la última edición en este 2024 de la “Flori Feria”, por lo que invitó a todos los interesados a vivir la experiencia única de visitar el local del invernadero en Luque, sobre las calles San Cayetano y San Francisco.
“Esta es la última edición que vamos a hacer en el año de la ‘Flori Feria’ y es para celebrar la primavera. Como parte de un programa de responsabilidad social empresarial, tenemos como invitadas a nuestras artesanas, que además son también nuestras proveedoras. Aquí van a encontrar una gran variedad de trabajos artesanales, de alta calidad, y podrán acceder desde la maceta hasta orquídeas a precio de feria, por G. 75.000″, explicó.
TIENDA FÍSICA DE KEIKI
Chiara Capdevila destacó en el marco de la feria que Floricultura del Paraguay y la marca Keiki vienen posicionándose en el mercado, con gran aceptación, a través de la constante innovación. “Este es un rubro que nos exige lanzar constantemente una visión nueva. Todos los meses en nuestros catálogos tenemos novedades y hay aún mucho por hacer”, resaltó.
Así, precisó que la primera tienda física de Keiki, recientemente habilitada sobre la avenida Aviadores del Chaco casi Campos Cervera, despertó gran interés y logró conquistar numerosos adeptos. “Es una gran vidriera. Con Keiki, veníamos trabajando en el formato online, ahora con la tienda física es totalmente diferente. A la gente le gusta ir, vivir la experiencia y estamos felices con los resultados, el crecimiento es extraordinario”, agregó.
La comunidad Kambuchi Apo es una de las que exhibió sus productos en la “Flori Feria”. Una de las integrantes del colectivo de mujeres artesanas Vicenta Rodríguez destacó a GEN/Nación Media la variedad de macetas y productos “utilitarios” que están comercializando y se mostró muy feliz por el desarrollo de esta clase de eventos para promocionar la labor del artesano paraguayo.
Además de la exhibición, en la agenda de la “Flori Feria” se desarrolló un taller de kokedamas con orquídeas, la innovadora técnica japonesa de cultivo de plantas.
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Cepillos de bambú, una alternativa sustentable para una boca limpia
Es muy importante cuidar el medioambiente y la mejor manera es optar por hábitos sustentables. Una es tomar decisiones más racionales respecto al uso de plástico, por eso, te contamos todo lo que necesitas saber sobre los cepillos de bambú.
Cada año se producen más de 440 millones de toneladas de plástico, lo que implica un alerta porque una gran cantidad es imposible de reciclar y tampoco se degrada, según menciona National Geographic. Los cepillos dentales convencionales, por ejemplo, son elementos que no se pueden reciclar y una buena alternativa son los de bambú.
Cepillos ecológicos
Son iguales a los convencionales y muy fáciles de conseguir, la diferencia está en su material. Aunque parezcan una novedad, los cepillos de bambú son los más antiguos que existen y según data la historia, los primeros se inventaron en China, en el siglo XV; estaban elaborados con mango de bambú y cerdas de pelo de jabalí.
Antes de elegir este tipo de cepillos es importante conocer sus especificaciones. El bambú es diferente a la madera o el plástico porque crece rápido y requiere pocos cuidados, también se desarrollan sin la necesidad de usar fertilizantes ni pesticidas.
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Es un material que deja una huella ecológica inferior al plástico y es biodegradable. Incluso, como las cerdas de estos cepillos es de nylon, si se les retira este material el mango puede servir para compostaje.
Uso y cuidado
- El modo de empleo es el mismo del cepillo de plástico, es importante elegir uno de cerdas suaves y con un cabezal adaptado a las dimensiones de la boca.
- Al ser de bambú, es normal notar un cambio en su superficie como, por ejemplo, la tonalidad por el contacto con el agua. Esto no afecta a la calidad del producto ni el resultado.
- La higiene es la misma que se aplica con los de plástico, pero se diferencian en que deben secarse al aire libre y no dentro de algún compartimiento.
- Se deben cambiar cada tres meses o incluso antes, si notas que las cerdas se deterioraron.
- Lo ideal es reciclarlos. Se le puede retirar las cerdas de nylon y usar el mango para compostaje o darle otra utilidad creativa.
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Un diálogo itinerante con la naturaleza y su poder terapéutico
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Jorge Jara
El Centro Experimental de Recursos Medicinales (CERM) es una iniciativa liderada por el antropólogo Urbano Palacio, quien luego de muchos años de trabajar en comunidades indígenas decidió crear un espacio para difundir y aplicar los saberes tradicionales relativos al poder terapéutico de las plantas. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, Palacio nos guía desde la cocina hasta el arroyo Yhaguy en una caminata dialógica a la manera de la antigua escuela aristotélica.
Los relatos dan cuenta de que Aristóteles prefería dar clases mientras caminaba con sus alumnos en las afueras de Atenas en lugar de encerrarse en las aulas. El filósofo griego consideraba que caminar activaba la mente y evitaba caer en el aburrimiento del trabajo rutinario. Esto le valió que su método de enseñanza sea denominado escuela peripatética, “que pasea”, y, por extensión, quienes seguían la doctrina aristotélica pasasen a ser conocidos como peripatéticos. Además del deambular, Urbano reivindica la oralidad y la humildad socrática: “Solo sé que quiero saber más” es la máxima que resume su pensamiento, al que compara con las lianas, ya que solo puede crecer en comunión con la otredad. Poco antes de las nueve de la fresca mañana del pasado lunes llegamos a la sede del CERN, enclavado en un predio de 12 hectáreas ubicado en un remanente de la zona de amortiguamiento del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAP) bañada por las aguas del arroyo Yhaguy. El Centro funciona hace siete años y el proceso de preparación llevó unos dos años con la instalación de los viveros, la selección de las plantas, demarcación de los senderos, entre otras labores.
Allí nos recibe Urbano Palacio, un licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Asunción (UNA) con posgrados en Antropología Cultural en la Universidad de La Habana y Filosofía del Lenguaje de la Modernidad en la Universidad de Trento (Italia), autor de las obras literarias “El libro de las hierbas preciosas” y “El libro del bosque”. Nuestro anfitrión nos explica que en el Centro implementan un método antropológico en el sentido de investigar las costumbres de los grupos humanos en su interacción con el entorno para la puesta en práctica de esos conocimientos en pos de la salud y el buen vivir.
ESTACIONES
Para Urbano esta búsqueda transita en un andarivel distinto al de los hábitos alimentarios impuestos por la comida industrial, que según subraya ha deteriorado gravemente la salud de las personas. No obstante, más allá de limitarse a hacer un diagnóstico sombrío, indica que esto puede revertirse adoptando prácticas alimentarias acordes a lo que la naturaleza produce durante sus ciclos sucesivos.
“Vamos a hacer una experiencia saludable con ustedes. En este centro experimental lo que proponemos es el buen vivir a partir de las cosas sencillas. Las plantas son un componente más de los recursos medicinales, que incluyen la nutrición, el diálogo, la caminata, la respiración e infinitas otras cosas”, asevera mientras recibimos el efusivo saludo de Gallarda, una perra parda que es como una guía más del lugar.
Para empezar nos hace mascar unas hojas de jaguarete ka’a, que al ser una planta nativa de este suelo “decodifica inmediatamente nuestra digestión. Iro (es amargo) como muchas veces es la vida misma, pero hay que darle paso. Regula los triglicéridos, el colesterol, pero ante todo te hace digerir, te limpia la sangre y también es un afrodisiaco”, indica.
Mientras nos sentamos a la mesa, Urbano sostiene que los conocimientos indígenas respecto a la propiedad de las plantas es científico porque se basa en la observación y la experiencia. Para graficar su afirmación se remite al mismo jaguarete ka’a que nos hace mascar como parte del desayuno depurativo que nos ofreció antes de iniciar el recorrido. En la cosmovisión guaraní el jaguar ocupa un lugar de central importancia, pues es una de las principales amenazas que debían enfrentar los habitantes del otrora tupido Bosque Atlántico del Alto Paraná.
Durante varias generaciones los indígenas observaron que los jaguares, luego de terminar de devorar alguna presa, comían un tipo de planta de sabor amargo antes de echarse a dormir. A partir de la identificación de esta constante, pudieron primero conjeturar y luego confirmar las propiedades digestivas de este vegetal y la bautizaron con un nombre alusivo al felino, que se mantiene hasta la actualidad. Urbano atribuye a estos saberes ancestrales una acción civilizatoria defendiendo la tesis de que la especie humana evolucionó gracias al conocimiento de las plantas.
RECIPROCIDAD
El convite o banquete comunitario es la principal forma de intercambio en las sociedades basadas en la ética de la reciprocidad o mborayhu, en guaraní, un término cuya dimensión semántica se ha hecho extensiva a la idea de amor al prójimo. Así, el ágape se inicia con una fruta de la temporada otoñal, la mandarina, que sirve para limpiar el riñón, además de unos capullos de hibisco o flor de Jamaica, que tiene poderosas propiedades antioxidantes.
“El aspecto que nosotros cultivamos en la alimentación cotidiana es la utilización de la fruta estacional en su tiempo. Si comés al menos dos mandarinas al día durante esos dos o tres meses de abundancia, tu riñón va a estar limpio hasta el próximo año. Entonces, lo que nosotros proponemos es recuperar ese conocimiento que es baluarte del pueblo paraguayo. Las plantas medicinales solas no harían el efecto, sino que se necesita también buena alimentación y ahí entra la nutrición estacional, las frutas y verduras de la estación. Nuestro subtrópico es maravilloso y ofrece muchas cosas”, arguye mientras la gata Artemia se acomoda en mi regazo. Aunque la devuelvo al suelo en repetidas ocasiones, entre maullidos lastimeros vuelve a instalarse entre mis piernas, por lo que termino dando el brazo a torcer y se queda allí durante el resto del desayuno.
Urbano hace énfasis en la importancia de las plantas nativas, que por encontrarse en su hábitat natural mantienen intactas todas sus propiedades, aunque no por ello se prescinde del uso de las especies exóticas.
“El suelo donde uno nace, donde uno está viviendo, si produce una enfermedad, tiene que producir también su antídoto. La cultura está determinada por el suelo”, indica mientras vuelve a la cocina para preparar un cocido sin azúcar con un mbeju especial hecho de almidón mezclado con maíz blanco, algunas verduras, sin leche y cuya cocción se realiza sin aceite. En tanto empezamos a comer, nos advierte que la parte quemada debe ser quitada por completo, pues esto oxida el cuerpo y puede provocar enfermedades cancerígenas.
Por ello, la dieta implementada en el centro consiste fundamentalmente en vegetales y el consumo de proteína animal está reducido al mínimo. Palacio esgrime que el momento posterior a la nutrición debiera ser el de mayor creatividad. En cambio, con el consumo de comidas pesadas esa energía se termina gastando en el proceso de digestión, lo que causa somnolencia y ese periodo se termina dilapidando en dormir la siesta, un hábito que debo admitir es caro a los afectos de este cronista devotamente carnívoro.
RITUAL
Terminado el desayuno, nos dirigimos al tapial para el ritual del jate’i, que consiste en la aplicación en los ojos de la miel de la abeja angelita, una especie nativa que no tiene aguijón. Si bien al principio provoca un fuerte ardor, minutos después la vista se aclara notablemente.
“En nuestros bosques había más de 400 especies de meliponeos, pero hoy en día quedan muy pocas. Hasta ahora se siguen conociendo alrededor de 20. También están apareciendo mucho en las casas y la gente le derrama agua caliente. Es una maravilla tener estas abejas en la casa, hay que dejarlas. También tenemos el apynguarei y el tapesu’a, que son tres meliponeos fundamentales. En este caso vamos a hablar del jate’i, cuya miel se usa para prevenir cataratas y glaucomas, así como para limpiar los ojos”, manifiesta y a renglón seguido acota que, además de las mieles, en el Centro ofrecen a las personas interesadas plantas medicinales cultivadas y otras que crecen espontáneamente en el lugar siguiendo estándares de cosecha y envasado que protegen la conservación de las propiedades terapéuticas, como el secado a la sombra, ventilación y envoltorios que protegen el producto de la luz del sol. Además de la alimentación sana y las hierbas naturales, en este sétimo año de funcionamiento del Centro también están abrazando la bioconstrucción como una forma de intervención humana más amigable y adaptada al entorno.
“La bioconstrucción es como la filosofía del hornerito, que tiene un radio de acción de tres kilómetros para sacar el material de su nido. Todo lo que nosotros hemos usado aquí sacamos de este patio, a excepción de un elemento que nos fuimos a traer de un campo vecino, que es la caca de la vaca para mezclar con el barro para hacer el adobe, y material reciclado”, indica mientras apunta a las botellas de vidrio que hacen de tragaluz y que forman una figura en V, que hace referencia a la simbología mbyá-guaraní del Ñamandu Rape o salida del sol, y otra alusiva a la mariposa primigenia.
APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
Posteriormente, nos dirigimos al vivero, donde se realizan circuitos de “aprendizaje significativo”, que consiste en que, además de fijar y aprehender un conocimiento, este es puesto en práctica. Esta actividad, que es periódicamente realizada con estudiantes de colegios de Asunción y otras zonas, pueden durar hasta tres horas, durante las cuales se les habla sobre las plantas nativas y entran en contacto con el suelo. En efecto, para las vacaciones de invierno se encuentran ensayando este circuito guiado por un niño de la comunidad, que luego sigue a través de un bosque de dos hectáreas bañado por las aguas del arroyo Yhaguy, donde se realizan sesiones de geoterapia para tratamiento de afecciones de la piel, dolores corporales, calambres, etc.
En la huerta tienen cultivos rotativos de especies como mandioca, rabanito, remolacha, lechuga, perejil, kuratu, rúcula, tomate, acelga, entre otras, así como hierbas medicinales como el jaguarundi y romero, cedrón kapi’i, salvia, etc.
Luego de recorrer el área de camping y la cabaña, vamos rumbo al bosque, donde nos muestra y detalla las características de algunas de las especies nativas más importantes con las que nos vamos topando sucesivamente, así como su significado en la cosmología guaraní. Así, el aju’y es la columna indestructible que sostiene el mundo y era también muy usado en la construcción por su alma dócil, pues el lapacho tiene un alma feroz que incluso cortado en pedazos no desaparece.
En cuanto al manejo de los residuos, Urbano asegura que este aspecto lo toman muy seriamente, ya que es un grave problema que tenemos en el país, por lo que trabajan con la comunidad y dos escuelas de la zona. En este sentido, señaló que el reciclaje se inicia en la cocina con la clasificación y la reutilización como abono de los desechos aptos para ello, las botellas en la bioconstrucción y como recipientes, vasos, etc.; los limones exprimidos son puestos a reposar en el agua y el líquido es utilizado como desinfectante en los baños o como insecticida en la huerta. Por otro lado, la basura que no puede ser absorbida o reciclada es retirada por la Municipalidad una vez al mes.
Ante la consulta sobre cómo se inició en este camino, Urbano refirió que en el marco de su labor como antropólogo vivió mucho tiempo en comunidades indígenas, principalmente mbyá-guaraní, así como en otras del Chaco y del Amazonas, de donde fue absorbiendo una enorme variedad de conocimientos relativos a plantas. Tras una labor de 20 años, no satisfecho con plasmar en libros el gran bagaje de conocimientos que fue adquiriendo, decidió abrir el Centro para la puesta en práctica y difusión de esos saberes atesorados durante una larga experiencia de más de dos décadas.
Una vez que desandamos el camino y regresamos al punto donde se inició el recorrido, Urbano va poniendo término a la charla. “Con esto quiero ir cerrando. El principal drama de nuestra sociedad es que la dieta está basada en comidas muertas”, afirma mientras toma un frasco de poroto y otro de maíz. “Si esto vuelve al suelo, va a germinar, mientras que el arroz o el fideo son cosas muertas. Ñande rete oikotevê (nuestro cuerpo necesita) cosas vivas. Yo no niego que comemos harina, carne o grasa, pero hay que reducir a un 10 % y el resto comer cosas vivas que nos nutran”, finalizó.
PUNTO DE CULTURA
El Centro Experimental de Recursos Medicinales forma parte de una red de centros culturales creada en 2018 donde se comparten experiencias y conocimientos con vistas a la aplicación práctica de los mismos. Hace dos años se sumó a un programa de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) llamado Puntos de Cultura o Arandupy Renda, que “está destinado a fortalecer a las organizaciones y colectivos comunitarios a través del apoyo económico y técnico para la realización de proyectos culturales como estímulo a la gestión cultural comunitaria en los diversos territorios a nivel nacional”.
Este punto de encuentro cultural ofrece diversas actividades como senderismo, caminatas, acampes, talleres de medicina natural, estilo de vida, bioconstrucción, tratamientos de residuos, meditación, nutrición, venta de plantas medicinales y aromáticas, plantines, miel orgánica, preparación de infusiones y tés. El sitio es de fácil acceso y se encuentra ubicado a la vera de la ruta que une Itacurubí de la Cordillera con Santa Elena, en el barrio Juan Pablo II.
Una de las actividades más tradicionales realizado en el sitio es el circuito mitológico-etnobotánico a cargo de la antropóloga Gloria Scappini, además de los circuitos guiados para niños y estudiantes secundarios, talleres de yoga, taichí, sesiones de pilates, geoterapia y hasta construcción de instrumentos sonoros oxigenadores de los pulmones.
A más de la zona de camping para quienes deseen pasar la noche bajo el estrellado cielo cordillerano, hay disponible una acogedora cabaña para dos personas con suministro de energía eléctrica y munida de un catre con mosquitero.
El número de contacto es el (0982) 416-690.