En el primer gran desfile de la era del COVID-19 en París, Dior tomó nota de los cambios radicales que vive la sociedad y presentó una línea femenina resueltamente fluida, transformando inclusive su icónica chaqueta bar para que la mujer se sienta ahora “como en casa”.
“Cortar es pensar”. Esta idea guió la mano de la directora artística María Grazia Chiuri a la hora de diseñar la colección de la próxima primavera-verano, que a la fuerza debía marcar una ruptura con el mundo de ayer.
En un ambiente eclesial, con modernos vitrales de “patchwork” y un coro femenino entonando “Voceri”, una música clásica asociada con ceremonias fúnebres, la italiana presentó su “transformación de los códigos de Dior para que representen la contemporaneidad”, según dijo a la AFP previamente al pase.
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Protección
“Hoy la gente guarda una relación diferente con el cuerpo, quiere protegerse, es algo que no habíamos tenido en cuenta hasta ahora”. “También el estilo de vida es diferente, más privado”, reflexionó la influyente diseñadora.
Por eso, la gran novedad de esta colección es la modificación del diseño de la elegante chaqueta bar, tradicionalmente estructurada y ajustada al cuerpo. “La idea era confeccionar una chaqueta con la que sentirse como en casa. Trabajamos mucho con los tejidos suaves y rústicos, como el lino y el punto”, explicó la diseñadora.
La nueva propuesta se inspira en un gabán diseñado por Christian Dior en 1957 para una colección realizada en Japón. Es ancha, larga y un cinturón permite ajustarla al gusto de cada mujer.
Colores suaves, tejidos vaporosos
Esta flexibilidad marca la tónica de la colección: la prenda no fija la forma, sino que envuelve el cuerpo con fluidez. Vestidos vaporosos de muselina de seda, abiertos en forma de V por la espalda, bordados florales que danzan al paso...
La camisa masculina se convierte en túnica o vestido y se asocia con un pantalón ancho de rayas o un short. También se lleva por debajo de grandes abrigos de chiné.
Los colores son suaves, muchos evocan la tierra. Chiuri trabaja con el “collage”, combinando por ejemplo el chiné con el “ikat”, una técnica de tejido indonesia que confiere un aire bohemio a la colección.
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“Adaptarse a la dificultad”
Mientras que la mayoría de firmas presentarán sus colecciones en formato digital durante esta Semana de la Moda, Dior, así como Chanel y Louis Vuitton, decidieron volver al formato físico pese a todas las limitaciones que impone la situación sanitaria en Francia, donde el COVID-19 vuelve a ganar terreno.
Chiuri defendió que “el público forma parte del desfile” y que el hecho de celebrarlo muestra que “podemos adaptarnos a las dificultades” y buscar en paralelo “otras soluciones”, como su retransmisión en las redes sociales, incluido por primera vez en la juvenil Tik Tok.
Pero la industria de la moda tampoco escapa a la nueva normalidad y el pase en una pequeña carpa en el Jardín de las Tullerías dio fe de ello: Dior tuvo que contentarse con un público de unos 300 invitados, lejos de los 1.400 –incluidas actrices, modelos y otras celebridades venidas de medio mundo– que solían acogerse en el Museo Rodin.
“Víctimas de la moda”
Pero los asistentes pudieron por una vez observar el desfile a sus anchas, debido a la distancia interpersonal obligatoria, y cosa inédita también, apenas aguardaron unos minutos su inicio, en vez de las prolongadas esperas pre-COVID-19.
El pase se cerró también de forma inesperada con una persona del público que se levantó con una gran banderola proclamando “Todos somos víctimas de la moda”. La acción fue reivindicada por el grupo ecologista Extinction Rebellion.
Fuente: AFP.