Vemos que es el momento en el cual nos saltan decenas de tipos de recipientes herméticos para el hogar, desde los que son para guardar las verduras y que no se pudran rápido, hasta los recipientes con tapa para los huevos. Que como aprendí recientemente, no pueden ir sin tapa en la heladera ya que tiene residuos de excremento pero no se lavan para guardar, porque contienen una lámina protectora natural.

Ante eso y el hecho de que pasamos más tiempo en nuestros hogares y tuvimos tiempo de darnos cuenta de más practicidades en el hogar, acudimos a la arquitecta Cintia Estay, organizadora profesional y blogger de Vive Simple.

“Cuando abrimos el paquete de algún alimento, rompemos el medioambiente que encerraba el envoltorio y ese material queda inservible, por lo que el alimento queda expuesto ya a diversos agentes que lo alteran en sus características de sabor, olor, textura”, explica al momento de abrir los paquetes de alimentos.

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De esa forma, los tuppers no sólo nos sirven para cuando ya cocinamos los alimentos y queremos refrigerarlos sino que nos sirven desde el momento que compramos los ingredientes. Ya que Estay nos aclara que los envoltorios originales, al ser pensados para conservar el alimento de la fábrica hasta el consumidor, no suelen tener características adecuadas para un almacenamiento eficaz una vez que llega a la cocina.

“En una cocina promedio, conviven muchos tipos de productos con aromas de distintas intensidades, lo que suele provocar, si no están herméticamente sellados, que se impregnen unos de otros, degradándose mutuamente o que adquieran olores del ambiente. Esto es el famoso sabor “a guardado”, “sabor a heladera”, “sabor a humedad” o que la harina huela a yerba por estar al lado”, describe la profesional.

Todo esto, sin tener aún en cuenta a las plagas de cocina que merodean como las cucarachas, hormigas, roedores y gorgojos. Estay nos clarifica: “Esas plagas tienen pase directo a nuestros alimentos si no están cerrados con hermeticidad, exponiéndonos al peligro de adquirir enfermedades que transportan en sus patas o en sus sistemas”.

Y es que además de todo esos cuidados que nos permite tener y disfrutar los frascos o recipientes herméticos con los alimentos cocinados y los ingredientes guardados en la alacena, no se puede desestimar que también nos ayudan a organizar mejor el espacio que disponemos en nuestra cocina.

“Al recurrir a ellos se logra un mejor uso del espacio dentro de nuestras alacenas, repisas, cajones, tanto de muebles como de la heladera. Los recipientes herméticos también nos ayudan a mantener la limpieza, ya que el empaquetado original suele provocar derrames, pérdidas, migas, gotitas ensuciando lugares. Las harinas, almidones, féculas al ser volátiles suelen provocar más de un ataque de nervios al derramarse”, señala.

Además, está el hecho de que pasar a otro envase (trasvasar) a los recipientes herméticos de buena calidad “asegura una mejor conservación de las características organolépticas (sabor, olor, textura, etc.), así como protege los alimentos de diversas plagas y otros agentes contaminantes y nos ayuda a mantener el orden y la limpieza de la cocina”.

También nos alerta que: “En la heladera nada tiene que ir suelto: Toda comida, bebida o preparado debe ingresar en recipientes tapados y herméticos para evitar contaminación de olores y sabores”, resalta.

Y finalmente agrega: “Hay recipientes especiales para prolongar la duración de frutas y verduras, lo que conlleva a un impacto directo en la economía ya que se reducen los desperdicios y es posible ahorrar haciendo mejores compras. Una cocina debería ser siempre: En primer lugar, limpia por salubridad e higiene; funcional para un uso eficiente y organizada para practicidad y comodidad del usuario”.

¿Conocíamos de todo estos beneficios y usos de los recipientes herméticos? Ahora a organizar la cocina. *Saldrá una segunda parte*

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