El nombre del senador estadounidense Huey Pierce Long o simplemente senador Long (como lo conocemos nosotros) se halla estrechamente ligado a la historia del Chaco paraguayo. Muchos lo califican como el gran defensor del Paraguay, país al que no conocía en aquella contienda que concluyó con la cesión de parte del territorio nacional a Bolivia.
Una concurrida calle en el barrio Villa Morra de Asunción fue denominada en su honor “Senador Long”, como agradecimiento por el intento de evitar el despojo de una rica zona petrolera, que actualmente es propiedad del gobierno del vecino país.
“Aquí está Rockefeller con un ejército robando al Paraguay”, es una frase pronunciada en apoyo a Paraguay, “ya que sostenía que el presidente de EEUU Rutherford Hayes, ya le había otorgado el Chaco a Paraguay en 1878, alegando que era legítimo dueño del Chaco”.
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Long fue mucho más allá, ya que en 1934 sacudió al Congreso norteamericano en Washington, cuando acusó públicamente en una de las sesiones a la Standard Oil de haber desencadenado la “Guerra del Chaco”.
De hecho acusó a Rockefeller de ser la mano negra detrás de la matanza entre paraguayos y bolivianos, denunciándolo de “comprar” al gobierno boliviano y promover la guerra, ya que Paraguay no estaba dispuesto a otorgarle concesiones petroleras en el lugar.
Su denuncia sin embargo no paró ahí, sino que exhibió publicaciones y documentos que confirmaban que la Standard Oil proveyó armas y municiones al ejército boliviano y que el mismo Senado de EEUU intentó dejar indefenso a Paraguay con un embargo de armas.
El senador además acusó al diplomático estadounidense Spruille Braden, “quien contaba con intereses en la empresa Standard Oil of Bolivia que fue él quien insinúo al presidente Salamanca de Bolivia, sobre apoderarse militarmente del Chaco paraguayo y sus yacimientos petrolíferos”.
Estas afirmaciones llamaron la atención de los medios de la época como el New York Times y el Daily Herald de Londres y luego la prensa de todo el mundo, que más tarde también hicieron publicaciones sobre la evidente participación de las grandes petroleras en el conflicto armado.
Otro detalle del complot para privar a Paraguay del área petrolera fue que la Sociedad de las Naciones decidió levantar el embargo de armas que pesaba sobre Bolivia, pero siguió manteniendo las restricciones para el Paraguay.