Después de más de dos meses de confinamiento, muchos empleados de centros comerciales y oficinas corporativas mañana volverán a su rutina habitual. Retomar las actividades luego de más de 70 días de aislamiento social puede ser una tarea difícil. Por eso, te contamos cómo adaptar el cuerpo y la mente a este nuevo cambio.
“Después de los días de encierro, lo más importante es tener en cuenta que la rutina no será igual a la que dejamos antes de la cuarentena. Tenemos que desarrollar la versatilidad y estar abiertos al aprendizaje de las nuevas formas de convivir y trabajar en equipo, soltando hábitos anteriores para adquirir nuevas habilidades”, señala la coach ontológico profesional, Cynthia Galeano.
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Y es que esa rutina que dejamos antes de la cuarentena no incluía el uso de tapabocas, los 2 metros de distancia o la limpieza constante con desinfectantes y alcohol en gel. La adaptación no siempre es inmediata, porque así como costó acostumbrarnos al modo COVID de vivir, retomar el trabajo de oficina y las actividades fuera de casa –con todas las medidas de protección impuestas– puede tomarnos algunos días.
Asimismo, la cuarentena irrumpió o desequilibró muchos aspectos de nuestras vidas, como la conciliación del sueño, la constancia en la actividad física, el orden en la alimentación, etc. El coach del sueño, Gregorio de la Mora, comentó a Efe Noticias que para recuperar el sueño, durante 10 a 12 días, hay que levantarse y acostarse a una hora específica, incluyendo los fines de semana.
Por su parte, Cynthia, quien también es directora del Grupo Yoica, considera que “ahora, más que nunca, tenemos que aprender técnicas de mindfulness y/o respiración consciente para acallar nuestros pensamientos y tener un descanso reparador. Además, no hay que olvidar los 30 minutos de actividad física en el día y la inclusión de frutas, verduras y frutos secos, más que de carbohidratos y azúcares, a nuestra alimentación para mantener nuestro sistema inmunológico”.
Desde mañana, muchos dejarán atrás la etapa del home office para volver a sus escritorios y tener reuniones de verdad. “Para que nuestra vuelta a la oficina sea fácil, dependerá de nuestra capacidad de aceptar y adaptarnos a las nuevas formas de trabajar en equipo, que serán de más colaboración y cooperación entre todos”, destaca la profesional.
Y concluye: “Por otro lado, tendremos que romper paradigmas como ‘lo de antes fue mejor’, es decir enfocarnos en lo que hay a partir de ahora y desde allí ir desarrollando habilidades necesarias para esta nueva etapa”.