La Biblioteca Pública de Nueva York lanzó un álbum con los sonidos que la ciudad no tiene ahora. Canciones como “El romance de la hora pico” o “Por el amor de los barrios ruidosos”, expresan lo que el silencio latente significa para ellos.
Desde que Nueva York entró en cuarentena el domingo 22 de marzo, la quietud y calma de la ciudad lo llenó todo. Ese silencio era un intruso que con el pasar del tiempo le recordaba a los “New Yorkers”, a los locales, lo que habían perdido. El vacío en sus imágenes impactaba al mundo.
Y ese silencio extraño, como así lo describe y confirma la revista New Yorker, a pesar de dar la oportunidad de escuchar el canto de los pájaros que, en otro contexto, quizá podría significar quietud, para ellos no lo representa; para los vecinos costaba que sea relajante.
Los residentes de la ciudad empezaron a comentar su añoranza a esos sonidos bulliciosos; sí, por extraño que parezca, parte de la vida en una de las ciudades más cosmopolitas del mundo consistía en acostumbrarse al sonido de los camiones, las sirenas, las bocinas, los anuncios de las calles, los cientos de pasos en las calles, el retumbar del metro, las voces de las personas conversando en las calles, los locales atendiendo, etc.
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Teniendo en cuenta todo eso, a la Biblioteca Pública de Nueva York se le ocurrió una idea para animar a todos los residentes de la ciudad: un álbum con todos los sonidos característicos de la urbe. Los que cada día uno escucharía en su recorrido por la ciudad. ¿Cómo sonaría Central Park? ¿Cómo sería ir a un escuchar un show bajo tierra?
El álbum “Missing Sounds of New York” (Extrañando los sonidos de Nueva York) se compone de 8 canciones que desde los mismos títulos ya describen lo que esos sonidos significan para sus habitantes: una carta de amor para su ciudad. “El romance de la hora pico”, “Serenidad es un parque citadino ruidoso”, “Una librería no tan silenciosa”, etc.
Allí se escuchan a niños jugando, a perros ladrando, a personas hablando o jugando béisbol, a los cascos de los caballos de las carrozas en Central Park, el movimiento interno del subte, los gritos en la cancha, un bar lleno, etc.
La directora de relaciones externas de la biblioteca mencionó al respecto: “El álbum no fue hecho para que las personas se entristezcan. Todos tenemos un sentimiento de duelo por la normalidad, y esto se sintió como un consuelo. Es un recordatorio de que en algún momento esto habrá terminado y volveremos a escuchar eso”.
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