No se sabe exactamente cuándo surgió este término, pero sí cómo empezó a popularizarse. Fue gracias a su uso para hacer referencia al estado mental de los habitantes del norte de los Estados Unidos y Canadá, zonas donde el intenso y extenso invierno los obligaba a encerrarse en sus casas por largos períodos.
En los años 80, Paul Rosenblatt, psicólogo y profesor de la Universidad de Minnesota, realizó un estudio con habitantes de esta ciudad para ver cómo relacionaban este término de cabin fever –denominación en inglés– con sus vidas en este estado rural de Estados Unidos.
El profesional descubrió que muchas de las sensaciones descriptas eran negativas, entre ellas la insatisfacción en el hogar, el aburrimiento, la irritabilidad y la necesidad de romper la rutina. Para entender más sobre lo que implica la fiebre de cabaña, la psicóloga Diana Gaona nos responde estas 5 preguntas:
1. ¿Qué es la fiebre de cabaña?
Diana: La fiebre de cabaña es una reacción emocional ante un estado de aislamiento, que se manifiesta a través de sensaciones de irritabilidad, aburrimiento, intranquilidad, depresión y ansiedad. El término hace referencia a las personas que vivían en las montañas o en lugares donde había grandes nevadas, donde quedaban aisladas por mucho tiempo al no poder abrir ni puertas ni ventanas a causa de la nieve acumulada. Lo mismo sucedía con quienes vivían en casas ubicadas en praderas, que generalmente se encontraban a kilómetros de distancia de otras.
2. ¿Por qué no es un síndrome?
Diana: No es un síndrome porque no se encuentra una sintomatología específica que defina “esto es fiebre de cabaña”, ya que a cada persona puede tomarle de una forma distinta. Lo más común es la irritabilidad e intranquilidad, seguido de la ansiedad, pero podrían presentarse otras cosas. Además, la fiebre de cabaña no está incluida dentro de los diagnósticos del Manual de Psicología y Psiquiatría DSM-5. Porque no es un trastorno, sino una reacción afectiva estacional al estado de aislamiento.
3. ¿Es un estado mental nuevo?
Diana: No es nuevo, porque es un estado que suele afectar a personas que viven en aislamiento, y no necesariamente por una causa climática o por una cuarentena. Por ejemplo: discapacitados, enfermos hospitalizados, presos, etc.
4. ¿A quiénes afecta más?
Diana: Nos puede afectar a todos por igual: niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Pero creo que la población más vulnerable ahora mismo por la cuarentena son los niños y adolescentes. Soy psicóloga infantil y los padres me describen que la irritabilidad, el berrinche, entre otros, han sido recurrentes en este período de aislamiento. Y es que los adultos, por lo menos, pueden ir al supermercado o volver de a poco a sus espacios de trabajo; tienen pequeños cambios de ambiente.
5. ¿Cómo combatir la fiebre de cabaña?
Diana: Cada uno debe autoexaminarse, analizar qué tal están los pensamientos y, de esta forma, ver si es necesaria una asistencia o ayuda. Para combatir el aislamiento, es importante seguir en contacto con nuestros seres queridos a través de la tecnología (videollamadas, llamadas, mensajes de texto, etc.), buscar estar cerca de las personas que están lejos. Asimismo, cuidar de la salud de forma integral: comer y dormir bien, hacer ejercicios y establecer una rutina de base. Porque una manera de prevenir frustraciones en el estado de ánimo, son las rutinas.