A Shoko Sakuma, a quien le diagnosticaron autismo, le costó trabajar en contabilidad, pero ahora pone en práctica su afición por el dibujo en un estudio de animación en Japón. Una innovadora iniciativa busca brindar formación laboral y confianza a personas con autismo, a las que les puede resultar difícil desenvolverse en el entorno laboral japonés, a menudo estresante y con largas jornadas.

“Era muy mala con los números, que fue lo primero que me preocupó”, dice Sakuma en Shake Hands, Kioto (oeste), donde trabaja desde el año pasado. “Perdía cosas (...). Cosas de los clientes que eran muy importantes”, explica a la AFP esta mujer de 39 años y de voz suave.

Con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastornos del espectro autista (TEA), Sakuma afirma que tenía problemas para concentrarse cuando trabajaba en contabilidad y que desarrolló un trastorno bipolar. A veces no lograba ni siquiera salir de su casa. Pero ahora le va muy bien trabajando en el estudio de anime Shake Hands, donde pasa sus días añadiendo efectos digitales a fotogramas de animación. “Con mi personalidad, no puedo pasar a otra cosa si no trabajo a fondo todos los detalles”, explica a la AFP.

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“Aquí los instructores aceptan que sea así y me enseñan con mucha delicadeza. Me siento a gusto y me divierto”, añade. En Japón, los trastornos como el autismo se consideraron durante mucho tiempo como una cuestión de personalidad, pero los estudios científicos han contribuido a sensibilizar a la opinión pública y a cambiar las políticas públicas.

El país aprobó en 2004 una ley que reconoce los trastornos como el TEA, el TDAH y las dificultades de aprendizaje, e impone a las escuelas a apoyar a los niños que necesitan cuidados especiales.


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