El Premio Nacional de Música dio a conocer hace un par de semanas a sus ganadores, y además reconoció el aporte de distintas obras. En ese marco Hugo Ferreira, cantautor y militante del género canción, obtuvo un reconocimiento por su creación “Mi país”, una obra que, a casi dos décadas de su creación, narra desde la mirada de autor la realidad paraguaya que se ajusta aún al presente.

La obra de arte es un decir que espera desde creador una reacción, es por eso el aplauso, y en este caso el reconocimiento, forman parte de un diálogo necesario para que el proceso creativo no pare. La Nación habló con Hugo sobre su obra premiada y su momento en la música.

–Recibiste una mención por el tema “Mi país”, ¿podrías comentarnos un poco como tema de este reconocimiento?

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- Siempre es un aliciente especial el reconocimiento de la tarea cultural para un artista, más aún cuando se trata de géneros que son difíciles de posicionar, y no me refiero al folclore, que por suerte va recuperando el lugar que nunca debió haber perdido, me refiero más bien a esa canción-mensaje, la canción-propuesta, la canción-reflexión, como las que hacemos un puñado de músicos aún en Paraguay. Y en ese sentido decir que lo que anteriormente era la “canción de protesta”, hoy se ha transformado en algo más que una canción adscripta a una resistencia específica contra un régimen o algún posicionamiento ideológico. Hoy en día, la canción que por el solo hecho de ceñirse a la rigurosidad de la palabra bien dicha, a la música compuesta con respeto a la belleza y la técnica y una sintaxis y profundidad lo suficientemente ingeniosa y sutil para generar complicidad, es ya una canción-resistencia. Un premio que responda a estos criterios, es sumamente importante.

–¿Cuál es la historia que te llevó a escribir “Mi país”?

–La motivación y la historia detrás de mis canciones quizás es casi siempre la misma: deseo de sacarme de encima palabras de la manera más contundente que pueda y lo más instintivamente que se pueda. Con “Mi país” pasó algo distinto, en especial en la música, porque tuve la intención clara de que lo que quería decir sobre “Mi país” debería ser en su idioma, en 6x8. Fue un desafío que no estaba del todo seguro en tomar, pero empecé a escribir la primera estrofa tocando mi guitarra en el mejor 6x8 polkeño que podía, y me salió así, en ese tono altísimo de la primera nota de la canción “Mi país, mi país que duerme…”, luego las 4 estrofas y ahí me tranqué. En ese momento pasaron días con la canción en la cabeza hasta que surge ese LA, de cuando entra el puente, que es el elemento distinto que dispara, digamos, la canción y los demás acordes de ese puente que no tengo idea como surgieron, yo solo seguía cantando letra que no sé de dónde salía… “duele Paraguay verte aletargando en el desencanto de un sueño que nunca llega”. El coro se relaja un poco, como un remanso (también la letra intenta conciliar lo que se venía diciendo) y bueno, así quedó el asunto, el resto ya fueron los arreglos de los muchachos y otras versiones.

Entre sus últimos trabajos figura una colaboración con Hugo Fattoruso, de Uruguay

–Hay mucha canción paisajista que habla del Paraguay lindo, ¿cómo en esta canción se balancean decepción y esperanza?

–Creo yo que hay muchas maneras de ser “patriota” o muchas visiones o posiciones desde donde expresar el amor por la tierra, la gente y los recuerdos de donde uno viene. Como con todo aquello a lo que se ama, hay quienes prefieren no criticar y alabar lo bueno y lo lindo para así potenciar desde un mensaje positivo que se mejore lo que está mal, es algo que también cuenta y mucho, siempre que se lo haga desde la sinceridad y la belleza, que no sea un panfleto. Canciones como “Mamama” de Néstor, por ejemplo, para mí es una pintura hermosa de un país que no se ve en canciones innecesariamente grandilocuentes e incluso forzadas que existen sobre Paraguay. Yo quisiera apostar a remarcar, con un amor profundo, lo que me duele de mi patria para que, a partir de la conciencia, se transforme en algo mejor. Quizás no pensé nunca que “Mi país” fuera una canción que pudiera contener ambas cosas en el momento de escribirla. Empecé a componerla como una canción más de “protesta” diríamos.

–”Mi país”, ¿cuándo lo escribiste? ¿Hoy lo escribirías con las mismas palabras?

–Mi país la escribo entre 2003 y 2004, aproximadamente, en su primera versión, ya hacen 20 años. Y no, si la tuviera que rehacer no tocaría la letra de la canción.

–Como cantautor que mira a su alrededor, si pudieran asignar un valor o función, ¿para qué sirve la canción?

–Es una pregunta gigante, no creo que pueda definir solo en palabras la función de la música para la humanidad, pero voy a hace un intento abarcador. La canción (música + letra) es quizás el arte más universal que existe, ya que puede ser apreciada y disfrutada por cualquier ser humano independientemente de su condición. La canción para mí son cinco R: refugio, registro, rebeldía, resistencia y resiliencia.

Otra colaboración de 2022 fue con Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto

–¿En qué proceso artístico está actualmente?

–Actualmente ando escribiendo y cantando poco. Mis obligaciones laborales fuera de la música, el hecho de ser papá y dedicarle casi todo mi tiempo libre a mi hija Azul, el hecho de vivir en el extranjero un poco lejos de mi familia hacen que no pueda dedicarle demasiado tiempo a mi música. No obstante, la guitarra siempre está allí, y de vez en cuando compongo algo, casi como arrebatos pero con una urgencia inmanente.

–¿Qué repercusiones y aprendizajes te dio trabajar con grandes de la música en los últimos años?

–Fue lo mejor de los últimos años en esta carrera, fueron sueños cumplidos. Cantar con Baglietto es algo que yo soñaba desde los 15 años cuando escuché por primera vez “Era en Abril”. Su forma de cantar es indudablemente una referencia para la mía, siempre fue mi norte, y grabar encima con Vitale fue glorioso. Lito Vitale fue la posibilidad de trabajar con un músico artística y técnicamente superior, la palabra “monstruo” se me reinventó.


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