La Embajada del Brasil en Asunción, a través del Instituto Guimarães Rosa y la Orquesta Filarmónica Ipu Paraguay, anuncia para este miércoles 17 de mayo, a las 20:00, el concierto denominado “Joaju Purahéi Rehe”, que tendrá lugar en el Teatro Tom Jobim (Eligio Ayala y Perú). La entrada será libre y gratuita, apta para todo público.
El recital estará dedicado a compositores brasileños como Alexandre Schubert, Arthur Barbosa, Alberto Nepomuceno, Oscar Lorenzo Fernândez y Henrique Alves de Mesquita. Tendrá como solistas a: Gerardo Ortiz (Violoncello), Yejin Park (violoncello), Shirley Pereira Abreu (violín), Carlos Miguel Riveros (violín) y la Soprano Macarena del Pilar González.
La Orquesta Filarmónica Ipu Paraguay, estará bajo la dirección del Mtro. Germán Recalde, tiene como misión contribuir en la garantía de los derechos culturales, y garantizar el desarrollo y la promoción de sus miembros en el campo de la profesión musical.
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Sylvia Thereza, desde el Tom Jobim al Teatro Municipal y un duende
Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Este domingo, a semanas de cumplir cuatro años ininterrumpidos escribiendo en estas páginas, Toni nos cuenta sobre su fugaz paso por el concierto de la pianista brasileña Sylvia Thereza hace unas semanas en el Teatro Municipal y recuerda el concierto del año pasado, rememorando a grandes concertistas que pasaron por la vieja casa de Anselmita, convertida en teatro en los años 60.
Hace aproximadamente un año había venido a Asunción al teatro Tom Jobim de la Embajada del Brasil –antiguamente teatro de la Misión Cultural Brasileña, ubicado en la antigua casa de Anselmita Heyn– la concertista carioca doña Sylvia Thereza. En aquella ocasión, luego de un maravilloso concierto pianístico en el que ofreció un magnífico repertorio, al final de la noche nos cuenta que le hablaron de una pieza que había compuesto un embajador brasileño en la década del 50, una guarania denominada “Saudade”, y que ella la había estudiado y que nos ofrecería su interpretación.
Luego de un silencio y con una sala llena expectante, la excelsa brasileña empieza a ejecutar aquella magnífica guarania, una versión casi celestial. En ese momento cerré los ojos y recordé a toda esa legión de maestros que me cobijó en aquella vieja casa a principios de los años 80, cuando era un adolescente.
Incontables conciertos, desde las eximias pianistas de la época como Susanita Elizeche de Codas, Nelly Jiménez, Balbina Salcedo Milleres, Kuki Jiménez Gaona o el legendario y enigmático “Barón del Piano” Pierre Jancovic, pasando por la mundialmente afamada María Creuza, Zimbo Trío o Macunaíma, integrado por Aldo Solalinde, Julio Acosta Quevedo, Miguel Stanichevsky, José Pesole, Carlos Solano, Rosana Acevedo, Diana Lima y Maricel Olavarrieta, entre otros, se han realizado en aquella legendaria casa.
SYLVIA THEREZA Y DIEGO SÁNCHEZ HAASE
Su segunda venida hace pocos días fue el motor para recordar aquella memorable noche del año pasado, esta vez en el Teatro Municipal de Asunción. El tiempo cruel hizo que pueda quedarme solamente para la pieza principal, el “Concierto para piano y orquesta número 4 opus 58″ de Beethoven, que duró aproximadamente media hora, lo suficiente para hacer volar el espíritu ante tanta poesía musical.
Antes de empezar la pieza, el maestro Diego Sánchez Haase hace reverencia al gran piano Steinway en ocasión de cumplir 10 años en el Paraguay. Luego dio una completa pero sencilla explicación contando detalles de la música del genial compositor, diciendo palabras más palabras menos: “Ahora llega el plato fuerte de la noche. Para mí el concierto número 4 para piano es el más bello que se creó en la historia de la música, tal vez porque fue el primero que escuché con mi papá a los 7 u 8 años. Tiene muchos rasgos innovadores. Beethoven con ese espíritu libre que le caracterizaba desafiaba constantemente las convenciones. Es el primero de la historia de la música que empieza con un solo de piano, porque lo normal era que inicie la orquesta exponiendo el tema principal”.
Sigue diciendo: “Pero en este caso arranca el piano solo, con una frase increíblemente solemne y desafiante, porque el pianista entra en frío a tocar unos acordes maravillosos y después cuando empieza la orquesta, sorprende, porque entra en una tonalidad muy lejana; el concierto está en sol mayor y la orquesta entra en si mayor, pero la armonía va retrocediendo de a poco de una manera magistral como lo hacía el gran maestro, hasta llegar al sol mayor, la tonalidad principal donde sí la orquesta expone los temas principales del concierto. Pero para mí la joya del concierto es el segundo movimiento, es muy extraño, tiene una construcción muy particular, es la tensión entre el piano y la orquesta, es Morfeo que vence al mal”.
Mientras sigue explicando, su cadencia guaireña me lleva a recordar la infancia en mis vacaciones en Villarrica y las historias de muchos de sus gloriosos habitantes como Ramón I. Cardozo, Manuel Ortiz Guerrero, Helio Vera o a los no muy conocidos como Aniceto Vera Ibarrola y Gumersindo Ayala Aquino, creadores de la popular “Villarrica”. En lo más familiar recuerdo la rica sopa paraguaya de tía Celina de Andino, las investigaciones de tío Mito Bogado Bertolo sobre sus ancestros italianos en esa ciudad, a Leopoldo Ramos Giménez o la calidez de las numerosas hermanas Alvariza, siempre expectantes de la llegada de algún sobrino desde Asunción.
EL FANTASMA, LA CARIOCA Y EL ILUSTRE GUAIREÑO
Al final, unos instantes antes de que termine la pieza, en un momento determinado, cuando por un momento baja la tensión entre el piano y la orquesta, escucho un fuerte ruido detrás del palco que compartía con Dani Nasta y Marina Petrovic. Les pregunto ¿escucharon algo? Dani me dice un decidido “no” y Marina me responde: “Tal vez fue un fantasma selectivo”. En ese momento le recuerdo al eterno encargado del Municipal, don Chiquitín Lambaré, que me contaba sus charlas con los duendes del teatro. Quizá sea uno de ellos acompañados de tan legendario funcionario, escuchando, los dos, esa maravillosa pieza del genio alemán interpretada por esta prodigiosa dama carioca.
Yo me retiro sin escuchar las piezas siguientes, pero contento de deleitarme con treinta minutos del plato fuerte de la noche de manera doble por la explicación de esta inmortal obra de la mano de este ilustre guaireño.
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Bar donde Vinicius conoció a Tom Jobim, otra víctima de la pandemia en Río
Las paredes de la Casa Villarino destilan historia: en ese bar de Río de Janeiro los míticos Vinicius de Moraes y Tom Jobim se conocieron e iniciaron una amistad que cambiaría el mundo con la Bossa Nova. Pero desde que la pandemia de coronavirus obligó a los cariocas a trabajar desde casa y vació las oficinas del centro de la ciudad, el emblemático bar fundado en 1953 no tuvo más remedio que cerrar, esperando una mejora de la situación sanitaria y económica.
“El Centro parece una ciudad fantasma. Normalmente servíamos entre 80 y 100 platos por día. El día que cerramos [16 de noviembre] tuvimos un solo cliente”, ilustra la dueña, Rita Nava, viuda de Antonio Vázquez, el último de los socios españoles que dirigió el lugar casi desde el inicio.
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Reducto de artistas, políticos e intelectuales de la época, el Villarino conserva las cerámicas del piso, las mesas de mármol y las sillas de cuero carmín originales, que le dan un aire de bar parisino congelado en el tiempo. El poeta Vinicius de Moraes lo frecuentaba desde sus días de diplomático: desembarcaba del aeropuerto Santos Dumont directo al bar, donde tenía mesa reservada en un rincón.
Allí le presentaron en 1956 al joven pianista Tom Jobim para musicalizar su obra “Orfeu da Conceição”, cuenta Nava, que reconstruyó las historias del lugar decorándolo con fotografías, textos y antigüedades. De ese encuentro salieron joyas creativas, como la célebre “Garota de Ipanema”.
Modelo de ciudad obsoleto
Capital de Brasil hasta 1960 (cuando se inauguró la modernista Brasilia), Río alberga en su zona Centro edificios de gran valor histórico y arquitectónico. Pero sigue siendo un barrio donde la mayoría de la gente que circulaba antes de la pandemia lo hacía por trabajo y se vaciaba por las noches y los fines de semana. Ahora, salvo en la zona de tiendas populares, todos los días parecen feriado.
En calles como Carioca o Sete de Setembro se multiplican los letreros de “se alquila”, los vendedores informales, los mendigos y las personas adictas a las drogas. “Esto ya era un problema antes, la pandemia solo lo agravó”, cuenta a la AFP Claudio Hermolin, presidente de la Asociación de Dirigentes del Mercado Inmobiliario (Ademi).
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Según un estudio de Ademi, el Centro ya tenía unos 8.000 inmuebles vacíos, abandonados o muy poco aprovechados. Ahora son 14.000. El principal escollo para poblar la región, sostiene Hermolin, es una legislación que dificulta la conversión de edificios comerciales en residenciales o lugares mixtos.
El modelo de ciudad “partida”, donde hay que efectuar largos desplazamientos para ir a trabajar, quedó obsoleto, sostiene. “En las ciudades que se modernizaron hay varios centros, todos con viviendas, salas de trabajo, comercio, entretenimiento, salud, educación”, afirma Hermolin. La alcaldía trató de revitalizar el lugar con grandes obras en la zona portuaria antes de los Juegos Olímpicos de 2016, pero muy pocas grandes marcas se instalaron allí.
Mantener la llama
Así como Hermolin y Nava, el vendedor de revistas Derisvaldo Pereira espera que el alcalde electo, Eduardo Paes, cumpla su promesa de atraer inversores privados para recuperar “el alma de la ciudad”. Ubicado en la plaza Cinelandia desde hace 20 años, Pereira cerró su kiosco tres meses y al reabrir perdía el 60% de sus ventas.
“La economía paró. La ayuda del gobierno es algo, pero muy poca. Sigo aquí porque no tengo que pagar alquiler, tengo casa propia. Si no, ya habría cerrado”, admite este hombre, rodeado por varios grupos de personas en situación de calle.
La Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes estima que del millón de establecimientos registrados en el país, el 30% cerró desde el inicio de la pandemia, que ya dejó unos 180.000 muertos en el gigante sudamericano. Cuando la Casa Villarino anunció que bajaría cortina, las redes sociales se inundaron de mensajes afectuosos de clientes y amigos.
Para honrar la historia de Río y la memoria de su esposo -inmigrante gallego que empezó lavando platos y terminó siendo dueño del restaurante-, Rita Nava espera reabrir cuando haya vacuna y el Centro recupere cierta “normalidad”.
Pero, a punto de cumplir ochenta años y sin ‘herederos’ deseosos de continuar con el negocio, busca inversores que abracen la causa de “mantener encendida la llama” de esta esquina histórica. “En todas las ciudades del mundo la cultura está en el Centro, donde todo empezó. No podemos dejar que esto se olvide”, clama Rita.
Fuente: AFP.
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Vinicius de Moraes a través de su letra más popular, Garota de Ipanema
Hoy se recuerda el aniversario de nacimiento del poeta brasileño Vinicius de Moraes, quien fue una figura importantísima en la historia de la música popular del Brasil. Fue uno de los impulsores de la bossa nova junto con Tom Jobim, João Gilberto, Caetano Veloso, Elis Regina, Toquinho y otros. Fue autor de las letras de grandes canciones del género, entre las cuales se encuentra Garota de Ipanema, inspirada en una mujer real.
La musa en cuestión fue Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto, quien hoy es modelo, conductora y empresaria, dueña de las tiendas de bikinis Girl from Ipanema. En 1962, cuando Vinicius escribió los versos y Tom Jobim compuso la canción, ella era una jovencita que frecuentaba la playa o hacía recados para sus padres.
Dese el Bar do Veloso de Río de Janeiro, donde ambos músicos se sentaban a tomar whisky, la veían pasar. “Yo era muy tímida entonces, nunca contestaba a sus piropos, solo entraba al bar a comprar cigarrillos para mis padres o pasaba por allí para disfrutar de mis días libres al sol”, explicó en una entrevista a Efe.
Un par de años después del lanzamiento de Garota de Ipanema, Vinicius de Moraes reveló quién había sido la mujer que los inspiró. Y ella no lo podía creer. “Jobim me pidió varias veces que me casara con él. Estaba enamorado de mí, llegó a confundirme, pero terminamos siendo amigos”, declaró Heloísa. Había una diferencia de 18 años de edad entre ambos y, además, ella estaba de novia con otro hombre en ese momento.
En 1965, cuando muchas se autoproclamaban musas de la exitosa canción, Vinicius de Moraes escribió en la revista Manchete que Helô Pinheiro - como se la conoce a ella - era la Garota de Ipanema; la dueña del dulce balanceo, del cuerpo dorado y la mujer más hermosa que había visto.