Benegas: “El pueblo no tiene historia en este país”
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Ñasaindy, una mujer paī tavyterã que pierde a su compañero y que se queda, limitada por su única lengua, sin poder comunicarse en Suiza y en cuarentena por la pandemia global, es la protagonista de la nueva novela del periodista y escritor Julio Benegas, “La Cuarentena de Ñasaindy”.
Después de “Soledad” y “Vuela Soledad”, Benegas vuelve a poner a una mujer en el eje de su historia nutrida de elementos narrativos propios de la crónica, un lugar que conoce por oficio y pasión.
Tras meses de investigación y redacción, el libro fue lanzado en noviembre último y La Nación indagó al escritor respecto a este nuevo trabajo.
–Escribís una novela con el contexto de la realidad actual de la que todos hablan, pero la cruzás con la temática indígena, que es un drama histórico que todos prefieren callar. ¿Cómo se cruzan esos escenarios y conflictos en tu trabajo actual?
–Ese cruce del mundo indígena con la actualidad es equivalente a una realidad que avanza, que es la estructura depredadora del modelo de acumulación, tanto sojero o ganadero, que va ganando todos los territorios indígenas y todos los territorios campesinos también. Es una realidad civilizatoria, estamos ante una oleada de reacumulación de los recursos naturales y la destrucción de los antiguos hábitats. En eso hay asesinato, hay sicariato, hay un montón de mundos ahí que se cruzan.
–¿Elegís con intencionalidad a mujeres como centro de tu historia? ¿Por qué?
–Finalmente otra vez una mujer, así como “Soledad”, mi primera novela; así como en “Vuela Soledad”, y esta también. Mirá, yo soy hijo de una matriarca, la imagen de mi madre es muy superior, es mucho más fuerte, mucho más total que la de mi padre e imagino que algo de ahí viene. Pero imagino que es un tiempo de las mujeres. Las mujeres se interpelan, vuelven, entran en crisis, se rehacen y ocupan espacios y la pelean desde otro lugar. Es el tiempo de las mujeres. Siglo XXI definitivamente, por un cambio gigantesco por el tiempo de acumulación y producción capitalista, los varones entramos en crisis, somos personajes mínimos ante una cantidad de cosas, y eso se puede ver muchísimo en las organizaciones campesinas, en las ollas populares, fuertes liderazgos femeninos. Este es el tiempo en el que también están en los bares, en el que discuten montón de cosas. Creo que viene por ahí, por mi encantamiento profundo con la que probablemente es la imagen más fuerte que tuve en mi vida, que es mi madre, y el desarrollo propio, la coincidencia de que estos son tiempos en los que las mujeres tienen mayor firmeza y mayor solidez en encarar muchas cosas; y, por lo tanto, para mí sus perfiles son mucho más agradables y sus historias son super historias.
–¿Es el realismo en tus narraciones una forma de denuncia de un presente que parece no ser visto por otros?
–Por un lado, yo creo que hay mucha gente interesada en describir esos cuadros de realidad y hacerlo también con todas las herramientas del oficio de cronista, que tienen un montón de herramientas. Entiendo que hay mucha gente que quiere hacerlo y que no tiene las herramientas, el tiempo y las condiciones necesarias para enfrentar esas tareas. Por el otro lado, hay obviamente una cantidad de cosas que se trabaja con los medios de comunicación, con elementos sensacionalistas nomás, vulgarizando todo nuestro proceso social, ubicando a los sujetos sociales siempre en conflictos de intereses, ruines o delincuenciales, y así la historia de este pueblo no existe.
El pueblo no tiene historia en este país. No hay una teleserie sobre una familia campesina, sobre una familia urbana. Siempre es sangre, telediarios, facas, aprietes y supuestas inconciencias y cosas por el estilo. Y nunca aparecen nuestras historias, los pobres somos una masa gigante que producimos basura, comemos comida chatarra, nos peleamos entre nosotros, estamos a punto de asaltar el banco o el panchero de la esquina, y hasta ahí, por ahí nomás nuestras vidas existen. Entonces yo, como vengo de ahí y no quiero irme de ahí tampoco, estoy permanentemente describiendo cuadros de la realidad, ficcionándolos o trabajando directamente con formas periodísticas, pero es la realidad la que se impone. No sé si otros no quieren verlo, pero hay muchas voces secuestradas en este país.
–¿Qué necesidades, condiciones o incertidumbres de la vida social o de tu propia vida se te rebelaron en esta cuarentena global que se pueden encontrar “La Cuarentena de Ñasaindy”?
–Los personajes entran todos en cuarentena y de hecho hay mucho mío ahí. Ha sido, digamos, un espectáculo increíble en tiempo real. Probablemente no haya habido un caso tan mundial que se sienta y se viva como realidad cotidiana. También vimos aquella mano de Maradona o el WTC, pero esa cosa que vos sentís que ha estado en vos es una novedad absoluta y es un primer registro mundial de esas características, ni siquiera las guerras mundiales han construido un escenario tan complejo, tan completo y tan totalizando como la pandemia. Entonces, yo también como sujeto envuelto en eso, tratando de entender y comprender, de ver cómo salir, viendo cómo hacer las cosas, desde dónde pensar, desde dónde sentir, desde dónde sobrevivir, obviamente la novela está atravesada por ese momento, de la angustia, del no saber qué hacer, del vy’aÿ, de la tristeza profunda de no poder abrazarse.
Nivel de empleo en el país ocupa el 67,4 por ciento de la población
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Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de acuerdo al último trimestre de 2023, señalan que Paraguay experimenta una paulatina recuperación en los niveles de empleo e ingreso de los trabajadores y se ubica en los números que se tenían previos a la pandemia. No obstante, el empleo informal y el porcentaje de trabajadores que ganan menos del salario mínimo siguen siendo elevados.
“Hay una mejora en cuanto a los ingresos, debemos entender que estamos saliendo de una coyuntura muy dura, de una sequía en el 2022 y de una pandemia en el 2020 y en comparación a ese periodo estamos mejorando y estamos recuperando los números prepandemia”, expresó Iván Ojeda, director del INE.
La generación de empleo forma parte de una de las aristas principales del gobierno de Santiago Peña y si bien los resultados de las políticas públicas llevan tiempo, todas las iniciativas impulsadas por el Poder Ejecutivo apuntan a mejorar el nivel de empleo y generar oportunidades en los distintos sectores económicos.
“El seguir controlando la inflación ayuda a que el ingreso de las personas no se reduzca en lo que tiene que ver con el poder adquisitivo de la moneda, entonces si controlamos la inflación, el dinero no va a valer menos, vamos a tener mayor poder adquisitivo y si mejoramos los ingresos, vamos a poder salir de la pobreza extrema. Por supuesto con estos planes de Hambre Cero y también con la construcción de viviendas se va a generar muchísima mano de obra”, resaltó.
En diálogo con La Nación/Nación Media, Ojeda mencionó la estabilidad macroeconómica y la mejora que esta ha experimentado, tiene un impacto en cuanto al empleo, ingreso de los trabajadores y reducción de la pobreza. Recordemos que los datos del INE también mostraron una reducción en los niveles de pobreza y pobreza extrema.
LOS DATOS
La Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) señala que la fuerza laboral del país está compuesta por 3.101.607 personas, de las cuales 1.764.996 son varones y 1.336.611 son mujeres. La fuerza de trabajo está integrada por el grupo poblacional de 15 años en adelante que está disponible para ofrecer mano de obra para la generación de bienes y servicios, ya sea que estén ocupados o no.
El nivel de ocupación en Paraguay representa el 67,4 por ciento de la población, es decir, 2.939.332 personas, de los cuales 1.684.213 son varones y 1.255.120 son mujeres. En este aspecto hubo un crecimiento de 119.000 personas más que fueron ocupadas si se compara con los registros interanuales.
Los desocupados representan el 5,2 por ciento de la población, el INE indica que 81.000 mujeres están desempleadas, mientras que 80.000 varones se encuentran en la misma situación. En este indicador, hay una leve reducción de medio punto porcentual en la comparación interanual, afirmó Ojeda.
SALARIOS Y FORMALIDAD
“En cuanto a los ingresos, el 38 por ciento de los asalariados ganan menos de un salario mínimo, el siguiente 28 por ciento está entre un salario mínimo hasta menos de un 1,5 salario mínimo, el siguiente 11 por ciento está entre 1,5 a 2 salarios mínimos y ya por encima de 3 salarios mínimos el restante 7 por ciento de los ocupados”, detalló.
Los que están ocupados en el sector formal son 935.000 personas, mientras que los informales llegan a alrededor de 1.533.000. El sector terciario, quiere decir el del comercio, servicios, y restaurantes, representa el segmento que más emplea en el país, con 1.913.000 personas. El secundario en el que se encuentra la industria, la construcción, entre otros genera oportunidades para 528.000 personas, mientras que la agricultura y ganadería, es decir, el sector primario emplea a 478.000 personas.
Los asalariados del país son 1.454.000 personas, de los cuales, obreros privados son 1.100.000 y los empleados públicos están en torno a los 300.000. El trabajo independiente ocupa a 1.260.000 personas donde se destacan por su cantidad los trabajadores por cuenta propia que son 905.000 personas y el trabajo doméstico subocupa a 214.000 personas.
TRABAJADORES MARCHARON EXIGIENDO REIVINDICACIONES
Desde la Central Unitaria de Trabajadores se inició ayer miércoles a la mañana la marcha de un importante grupo de personas, conformado por diferentes centrales obreras, rumbo al microcentro capitalino, en el marco de la marcha anual por el Día del Trabajador, donde aprovecharon para exigir diferentes reivindicaciones.
Sindicatos de enfermeras, maestros, taxistas, empleados de empresas privadas, entre otros, formaron parte de la movilización que se cerró con un encuentro masivo frente a la catedral metropolitana, donde representantes de varios gremios tomaron la palabra.
El mensaje principal se centró en el respeto hacia los trabajadores y las mejoras de las oportunidades laborales, destacando la necesidad de que los diferentes patronatos respeten las leyes y cumplan con las responsabilidades legales con sus empleados, en especial cuando se habla del pago de salarios y las garantías en el momento del despido.
El nombre del general José Gervasio Artigas volvió a cobrar notoriedad al celebrarse los cien años de la escuela que lleva el nombre del prócer libertario del Uruguay. Foto: Gentileza
José Gervasio Artigas, un líder independentista que influyó en toda la región
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Por Lourdes Torres
lourdes.torres@nacionmedia.com
En las últimas semanas el nombre de José Gervasio Artigas ha vuelto a tomar notoriedad en el país desde que llegaron las noticias desde el Uruguay el pasado 15 de marzo, cuando un grupo de unos veinte jinetes uruguayos partieron de la Plaza Independencia de Montevideo -sitio donde reposan en un mausoleo los restos del prócer uruguayo- rumbo a la ciudad de Asunción, Paraguay.
Esta travesía de más de 1.000 kilómetros la emprendieron con el objetivo de celebrar el centenario de la Escuela Artigas de Asunción este domingo 28 de abril. La institución educativa fue construida en honor al prócer libertario uruguayo que eligió estas tierras para la última etapa de su vida, que empezó con un asilo político.
Esta escuela, ubicada al lado de la entrada principal del Jardín Botánico y Zoológico de la capital paraguaya (avenida Primer Presidente y Artigas), comparte el sistema educativo uruguayo y fue construida en homenaje al prócer José Gervasio Artigas, más de medio siglo después de su muerte.
Para conocer un poco más sobre este militar uruguayo que vivió tres décadas en Paraguay hasta su muerte en 1850, La Nación/Nación Media conversó con dos historiadores, quienes describieron al militar uruguayo, su liderazgo y el impacto de sus ideas políticas en la región.
La Escuela Gral. Artigas fue construida más de medio siglo después de la muerte del héroe independentista uruguayo. Foto: Eduardo Velázquez
Un líder independentista
El historiador y docente Herib Caballero Campos indicó que José Gervasio Artigas fue un líder independentista uruguayo que fundó la Liga de los Pueblos Libres y encabezó los procesos de lucha por la independencia de su país, ya que varios años después de comenzar el proceso de independencia en el continente, Uruguay seguía bajo la corona española.
Señaló que Artigas no vio independizarse a su país, ya que por persecución política solicitó asilo a la incipiente República del Paraguay en 1820, bajo la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia. “José Gervasio Artigas se convierte en uno de los líderes semilleros de ese proceso de independencia, para la República Oriental del Uruguay”, afirmó.
Explicó que “si bien, controló una parte del territorio, no logró controlar todo el país. En ese tiempo vino la invasión portuguesa, que convirtió en provincia y recién la independencia plena del Uruguay se consiguió a finales de la década de 1820, pero ya con Artigas retirado de la actividad política”.
El Gral. Artigas vivió por 30 años en Paraguay, hasta el 23 de setiembre de 1850 cuando falleció a la edad de 86 años. Foto: Gentileza
El historiador sostuvo que Artigas en un principio estuvo alojado en el convento de La Merced, luego fue confinado a la Villa San Isidro de Curuguaty, a 250 kilómetros de Asunción, y vivió ahí hasta la muerte de José Gaspar Rodríguez de Francia.
Tras la muerte del dictador, los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonzo le habían dado a Artigas la libertad de volver a Uruguay, teniendo esa potestad en mano, el ya anciano oriental rechaza una comitiva enviada por el gobierno uruguayo, diciendo que si fuera conveniente a la República (Paraguay) saldría, pero que no volvería a Uruguay, sino se quedaría en Corrientes.
“Artigas de edad avanzada, hizo ya toda su vida en el Paraguay, entonces no regresó a su país y fallece el 23 de setiembre de 1850 en Asunción, a la edad de 86 años. De hecho, formó familia con una mujer de apellido Gómez, y hay varios descendientes de Artigas en la zona de Limpio. En 1855 fueron repatriados sus restos a Montevideo”, acotó.
Influyó toda la región
El historiador Claudio Velázquez mencionó que José Gervasio Artigas es uno de los próceres más importantes de la gesta independentista del Uruguay, pero no solo en este país, si no también de varias zonas del Río de la Plata. Indicó que en la Argentina misma se lo considera también un prócer, entre los años 1810 a 1820, cuando se retira de la actividad política. “Fue una persona que peleó contra los portugueses, que peleó contra los porteños, por decir una forma, y que peleó también contra la corona española en el marco de la independencia de su país”, precisó.
Dijo que, así como tenía seguidores, también se hizo de un importante número de enemigos y tras graves derrotas a principio de 1820, es cuando toma ruta hacia el Paraguay. En ese proceso, Artigas que tenía un pensamiento político basado en ideas de pacto federal, decide formar parte de la Liga Federal, que era una unión de pueblos de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, contra La Unión, que eran los porteños, y básicamente se embanderaban con un sistema unionista, más que un sistema federal.
“Allí es que sufre una segunda importante derrota, que es la batalla de las Tunas que, sumado a la anterior derrota en Tacuarembó, Uruguay; estas dos derrotas significaron una proscripción de Artigas y es en ese sentido que aplica esa figura de asilo político en la incipiente República del Paraguay que en ese momento estaba bajo la dictadura perpetua de Rodríguez de Francia”, indicó.
En su fe de libertario, José Gervasio Artigas compró a un esclavo, un hombre afrodescendiente de nombre Joaquín Lencina, conocido como en negro Ancina, que inmediatamente le dio la libertad y desde ahí hasta el día de la muerte del militar cultivaron una buena amistad. Foto: Ilustrativa
Velázquez resaltó que como muestra de libertario, una de sus anécdotas es que compró a un esclavo negro, Joaquín Lencina, más conocido como Ansina o negro Ansina, que inmediatamente le otorga la libertad al hombre, éste se vuelve su compañero de vida y amigo personal, que lo acompañó a Paraguay, incluso hasta el día de su muerte, ya como hombre libre, y falleció diez años después a los 90 años.
“En su lucha por la integración él siempre se embanderaba con la necesidad de que los pueblos se integren y trabajen por esa integración. También hay que destacar de Artigas que se embanderaba por la causa popular de los pueblos, que lo llevó a ser un caudillo importante, que acarreaba a su pueblo”, acotó.
Destacó que todas estas acciones han sido importantes para su figura, que incluso impactó en Paraguay, impresionando al dictador Francia, quien le permitió el asilo en el país. “El impacto de sus pensamientos no solo fue en su país, sino a nivel regional, de ahí que tiene tanto impacto en el Paraguay”, concluyó.
Profesor e historiador ítalo-brasileño Mario Maestri, autor de importantes libros y publicaciones académicas sobre la historia paraguaya. Foto. Gentileza
“Las cuatro naciones sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida”
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Por Jorge Coronel Prosman
En esta segunda y última parte de la entrevista al profesor e historiador ítalo-brasileño Mario Maestri, autor de importantes libros y publicaciones académicas sobre la historia paraguaya, abordamos el contexto socioeconómico de los países involucrados en la guerra contra la Triple Alianza, en especial el Paraguay, que sufrió de manera más directa y dramática los efectos de la contienda.
La perspectiva de Maestri pone énfasis en relatar la historia desde la perspectiva de los pueblos que pelearon y sufrieron la guerra, por lo que rechaza la visión de que los países vencedores resultaron beneficiados con el conflicto y, por el contrario, afirma que todas las naciones sufrieron retrocesos con secuelas que llegan hasta nuestros días.
–Después de tantos años de estudio sobre la Guerra Grande, ¿qué opinión le merecen las vertientes historiográficas más actuales, la corriente restauradora patriótica del discurso decimonónico y el neorrevisionismo que trata de introducir la visión de los pueblos sobre dicho conflicto.
–Con mis alumnos de maestría y doctorado cuestionamos los principales mitos historiográficos, ofrecemos nuevas explicaciones para el conflicto, planteamos problemas y avanzamos en una lectura popular supranacional de la guerra. Sin embargo, esta lectura ha sido poco discutida por el mundo académico, que comúnmente continuó presentando una restauración historiográfica de las narrativas patriótica con raíces en el siglo XIX. El ejemplo excelente de esta realidad es el libro hoy sacralizado de Francisco Doratiotto, quien escribió sobre la Guerra Grande prácticamente sin el estudio detallado, usando comúnmente “guaraní” como sinónimo de paraguayo. Lo mismo podría decirse de una historiografía paraguaya que navega en el actual pantano neolegionario, proponiendo literalmente que las naciones involucradas en el conflicto, todas, tuvieron logros y avances con la hecatombe de 1864-70.
El bombardeo brasileño a la ciudad uruguaya de Paysandú significó el inicio de la guerra. Foto: Gentileza
EL PASADO DESDE EL PRESENTE Y EL FUTURO
–¿A qué atribuye usted esta situación?
–La historiografía es una de las ciencias sociales más politizadas, que habla del pasado, con los pies en el presente y ojos en el futuro, bajo la influencia de las clases sociales en lucha. La legitimación historiográfica de las interpretaciones que desvelan el pasado dependen en gran medida de las clases subordinadas que buscan interpretar. El avanzar o retroceder de las clases populares iluminan u oscurecen sus representaciones diversas. En Paraguay, Argentina y Uruguay, gobiernos más progresistas permitieron una apertura para las lecturas críticas sobre la Guerra Grande. En Brasil jamás hubo tales facilidades. La “guerra del Paraguay” es el mito fundador central del Ejército brasileño, eje conservador permanente en la historia del país. La Guerra Grande continúa siendo vigilada por Itamaraty y, sobre todo, por el Ejército de tierra.
–Entre los hechos que la historiografía tradicional dejó en el olvido está la relación entre el uruguayo Venancio Flores y el Imperio del Brasil con la masacre de la heroica Paysandú.
–La guerra comenzó con el apoyo del Gobierno paraguayo al uruguayo debido a que (Bartolomé) Mitre estaba financiando la invasión de Uruguay (19 de abril de 1863) por Flores para derribar al Gobierno oriental blanco. El Gobierno paraguayo declaró que la independencia uruguaya de hecho era esencial a los intereses paraguayos. Lo que era correcto en cuanto a los intereses mercantiles. Buenos Aires estaba en manos del unitarismo argentino y, si sucediera lo mismo con Montevideo, Argentina podría bloquear el comercio internacional paraguayo como en los días de (Juan Manuel de) Rosas.
La interrupción del comercio internacional disolvería la base social mercantil-exportadora de apoyo del lopismo, que favoreció el renacimiento de las fuerzas proporteñas, dependientes del comercio con el Plata. En 1863, Solano López y el Gobierno paraguayo se preparaban para una guerra con Argentina. Había posibilidades de ganar teniendo como aliados a los federalistas argentinos y al Gobierno oriental.
–Y luego la trama de alianzas sufre cambios importantes...
–Las tropas imperiales invadieron el Uruguay (10 de agosto de 1864) sin declaración de guerra. En respuesta, el Paraguay entró en guerra con el Imperio y la Argentina unitaria, con muy limitada posibilidad de vencer. Las tropas paraguayas avanzaron sobre el Mato Grosso, Corrientes, el Río Grande do Sul. Y no fueron enviadas como apoyo las tropas orientales, masacradas en Paysandú (2 de enero de 1865) por las tropas de Venancio Flores, de los hacendados del Río Grande del Sur, por el Imperio, con el vergonzoso asesinato de oficiales orientales rendidos.
Desembarco de los aliados. Pintura de Cándido López
EL LOPISMO
–¿Cómo observa la valoración de la imagen de Francisco Solano López en la época que se desempeñó como presidente paraguayo?
–La afirmación de que el lopismo, la valorización extremadamente positiva de la acción de López durante laguerra, fue una invención interesada de Juan Emiliano O’Leary es una mitología. Al concluir la fracasada campaña ofensiva, posiblemente el prestigio del mariscal era bajo, con las tropas paraguayas luchando mal, con la rendición en Uruguayana sin resistencia (18 de setiembre de 1865). Los soldados y las clases populares no se motivaron con la expedición al exterior, desinteresados en las cuestiones del Plata. Cuando las tropas paraguayas se retiraron a los territorios nacionales, las clases populares comprendieran que se trataba entonces de defender el Estado nacional y todo lo que habían conquistado: chacras, animales, autonomía. Lucharán, entonces, como leones, dando un carácter campesino a la resistencia, con la deserción de las clases dominantes incluida a la familia del mariscal.
–¿Cómo evalúa el papel de López como conductor militar?
–López permaneció irreductible en la dirección de la resistencia en una forma no muy hábil hasta su dramático asesinato, ya herido mortalmente, en Cerro Corá el 1 de marzo de 1870, lo que no lo transformó en general del pueblo, como (José Gervasio) Artigas, (Emiliano) Zapata y (Pancho) Villa. López luchó por la defensa del orden de la oligarquía mercantil-exportadora y antipopular inaugurada por su padre. Preparaba a su hijo Juan Francisco López para ser su sucesor. Intentó legar inmensos territorios a su compañera y herederos, pero no legalizó la posesión de tierras ni siquiera de los campesinos que lucharan bajo su comando. López y los campesinos paraguayos pelearon en la misma guerra con objetivos diferentes.
NARRATIVAS
–¿Por qué la resistencia del pueblo paraguayo fue tan tenaz?
–Las clases populares resistieron, hasta el último aliento, oponiéndose a la destrucción de los fundamentos del Estado surgido de la revolución francista. Luego de la derrota, los exoficiales lopistas, al integrarse a la política y gestión del Estado, aceptaron reivindicar, como mucho, la heroicidad de las tropas paraguayas y abrazar la anatematización del mariscal, las narrativas aliancistas y el nuevo Estado oligárquico, antipopular, antinacional, corrupto, en el contexto de la privatización de propiedades estatales, pobreza popular, expatriación de campesinos en busca de trabajo, etc.
–En un país devastado y ocupado, ¿cómo se fue construyendo la narrativa propia sobre la guerra?
–Incluso antes del fin de la resistencia, fue materialmente imposible producir narrativas defendiendo las razones nacional-populares sobre el conflicto. Las clases populares jamás aceptaron las narrativas legionarias, imperiales y argentinas sobre la guerra. Ellas emprendieron la producción y canonización defensiva de un mariscal demonizado, sustituyendo la heroicidad de la resistencia popular, por una visión de un mariscal semimesiánico, en producciones sobre todo orales, más registradas en cartas, canciones, poesías, dibujos y pinturas rústicas y cuadros de Solano López, etc., que aún no fue objeto de un estudio sistemático. Estanislao Zeballos, de visita en Paraguay relató asombrado la producción popular que se oponía a las interpretaciones de los aliancistas y de los legionarios, construyendo una visión romántica y heroica del mariscal, dando así vida al lopismo.
CONSECUENCIA PARA LAS NACIONES
–¿Cuáles fueron las principales repercusiones de la guerra en el Brasil?
–En el Imperio de Brasil, contrariamente a lo que tantos historiadores proponen, la victoria militar sobre Paraguay y Uruguay fortaleció la Casa y el Estado imperial. Don Pedro se fue en viaje de placer, dejando tranquilamente la regencia en manos de la princesa Isabel, educada y tratada por el padre y por el marido como una tonta. La guerra alivió la presión abolicionista. Después del fin del conflicto, el Estado imperial impulsó una reforma que mantuvo la esclavitud por casi vente años. Sectores populares murieron como moscas en el Paraguay y el Imperio nunca pagó realmente lo que prometió a los veteranos y mutilados. Jamás hubo apoyo popular al conflicto. A los capturados para ir luchar en el Paraguay, se les llamaba “voluntarios de palos y cuerdas”. Por el Brasil se gritaba “¡Dios es grande, la floresta es más grande!”, a la que se escapaban para los quilombos. La única preocupación del soldado imperial era retornar vivo.
–¿Para la Argentina?
La Guerra Grande atrasó la república y la industrialización al consolidar el carácter antipopular, oligárquico y esclavista del Estado imperial. En Argentina se consolidaron el unitarismo autoritario y elitista y los intereses de los grandes terratenientes, exportadores del comercio inglés, mientras que las provincias del litoral y del interior se hundieron en un atraso que no superan hasta hoy. Fueron aplastadas las fuerzas federalista y democráticas. El latifundio oligárquico se mantiene fuerte hasta hoy.
–¿Y para el Uruguay?
–Con la derrota del Gobierno constitucional y la imposición de la dictadura de Flores, la República de Uruguay permaneció, durante largas décadas, como un Estado dependiente del Imperio y luego de la República de Brasil, y bajo la presión de siempre de Buenos Aires. También fueran aplastadas las fuerzas democráticas y autonomistas, consolidándose el latifundio oligárquico en el país.
–¿Y para el Paraguay?
–Sobre todo el Paraguay sufrió las secuelas del conflicto. El país no conoció una reconstrucción de lo que fuera destruido más allá de la construcción de un Estado nuevo, antinacional y antipopular, con relaciones sociales refundidas por la destrucción humana, en la guerra, y la desorganización socioeconómica, después del conflicto, de su mayor riqueza: la clase campesina. Más allá de los intereses no nacionales de las clases dominantes, podemos decir que, en grado y formas diversas, con destaque para el Paraguay, las cuatro naciones involucradas en la guerra sufrieron retrocesos institucionales y sociales debido a la lucha fratricida de 1864-70 con secuelas que llegan hasta nuestros días.
Jinetes uruguayos que venían por Formosa llegaron al país
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“¡Paraguay! Solo agradecer”, publicaron los jinetes uruguayos al ingresar ayer jueves, poco antes del mediodía, a territorio paraguayo tras cruzar desde Clorinda (Argentina). Este grupo de unos 14 integrantes publicó imágenes del recibimiento en la aduana paraguaya en su perfil de Facebook, “Marcha Paraguay”, con motivo del centenario de la escuela Artigas, en homenaje al prócer José Gervasio Artigas.
Estos jinetes llegaron a nuestro país tras casi seis semanas de viaje, recorriendo alrededor de 1.000 kilómetros a través del nordeste argentino. Partieron el 15 de marzo desde la plaza Independencia de Montevideo, sitio donde se conservan los restos de Artigas en un mausoleo. Hoy está previsto un recibimiento oficial en la escuela Artigas, institución que el domingo 28 de abril cumplirá 100 años y celebrará un acto oficial.
OTRO GRUPO ENTRÓ POR ITAPÚA
Otro grupo de 10 jinetes uruguayos emprendió esta travesía desde Salto, saliendo el 25 de marzo, e ingresaron a Paraguay el domingo 14 de abril, siendo agasajados por diversas localidades de los departamentos de Itapúa, Misiones y Paraguarí. El miércoles llegaron a Carapeguá, faltando un trayecto de unos 80 kilómetros para llegar a Asunción.
“En la tarde de ayer, con mucho entusiasmo recibimos a los hermanos jinetes uruguayos, que están completando 1.000 km. de travesía, a fin de conmemorar los 100 años de la escuela Solar de Artigas. Sean bienvenidos y siéntanse como en casa en su estadía en nuestra ciudad, buena marcha”, publicó la Municipalidad de Carapeguá en Facebook con imágenes del recibimiento a los artiguistas.
Los dos grupos siguieron el camino a caballo que el libertador de Uruguay realizó en 1820 hacia su exilio en Paraguay, donde vivió las tres últimas décadas de su vida, y la última de ellas en la quinta donde falleció en 1850. Setenta años después, en su honor se creó la escuela Artigas en el mismo predio junto al acceso principal del Jardín Botánico y Zoológico de Asunción. Sus restos se repatriaron en 1855.