- Por Roque Martínez
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Pil llegó al Centro Cultural La Chispa como si fuera uno más en otra calurosa noche asuncena. Si nadie se lo recordaba en ningún momento iba a enterarse que tiene el status de una leyenda punk de Latinoamérica. Alrededor de las 22:00, ya con los equipos listos, los cuatro músicos se posicionaron sobre el asfalto caliente de la calle Estrella con sus instrumentos a cuestas en lo que sería un show sorpresa y gratuito.
La banda tenía en frente un centenar de convocados que llegaron para despedir al pionero del punk en castellano de Asunción. La fiesta se inició con “Northwestern song”, la canción que abre “Pils3n”, el disco en vivo. En su tercer show en nuestro país la banda la completan Tucán Barauskas en guitarra, Tommy Loiseau en bajo y Tulio Pozzio, que a fuerza de talento, clásicos y sudor invitaron al público a dejar la garganta en el coro de “Cucarachas para el desayuno”.
“Casa roja” fue una canción del disco Pil y Los Violadores de la Ley cuyo coro fue muy disfrutable en un show que iba subiendo de temperatura a cada canción. Luego, a cara de perro y con dientes apretados cantaron que ellos también combatieron la ley en un homenaje a sus amados The Clash a quienes también versionaron con “Guns of Brixton”. Es bien sabido que Pil nunca bajó la cabeza ante nada ni nadie, mucho menos ante las corporaciones al recordar al niño paraguayo Silvino Talavera como víctima del glisofato antes de arrancar “Nonsanto”, cuya letra es contra Monsanto.
Para bajar un poco, Pil propuso “6 novelas”, que habla de la obra del escritor argentino Osvaldo Soriano, en cuya estrofa el cantante mencionó ciudades como Asunción, Encarnación y San Bernardino. En uno de los momentos cumbres de toda la noche, Pil recordó que en sus 35 años de carrera se trató de la primera vez que tocó en una calle. “¡Las calles son nuestras, son de todos!”, gritó ante una nueva ovación. De hecho, reafirmó esta situación al mencionar en sus redes sociales: “La Chispa, contracultura pura. Concierto entre los más emocionantes de mi vida”, escribió.
El final del show se estaba acercando con dos clásicos de Los Violadores, la histórica banda que Pil supo liderar y con la que quebró barreras desde sus inicios en 1983. Entre la performance de la banda y el acompañamiento del público que se agolpó frente a los músicos se coreó “Represión” con mucha euforia y rabia, mientras que “Uno, dos, ultraviolento” fue el punto máximo de una jornada inolvidable llena de respeto hacia los músicos argentinos que regalaron a su gente un tercer show en Asunción.