- POR CARLOS GIMÉNEZ
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Unos 50 años antes de la primera exhibición pública del cinematógrafo de los Lumière en París en 1895 apareció el estereoscopio, directo antecedente de los cascos inmersivos (que hoy están popularizados por los videojuegos), que permitía ver imágenes con un efecto tridimensional. En 1889 siguió el quinetoscopio, con un visor individual que introducía al espectador a una serie de imágenes en movimiento.
Mientras el cine construía su historia de cien años en pantallas colectivas, las experiencias inmersivas se derivaron al avance de la tecnología. Pero el futuro llegó: en el 2015, Google estrenó su primer corto 360º “Help”; en el 2017, “Pearl” fue el primer corto en 360º nominado a los Oscar, y el Festival de Cannes acogió un espacio de realidad virtual, incluyendo el estreno de “Carne y Arena”, del mexicano Alejandro González Iñárritu.
El argentino José Celestino Campusano, un cineasta inquieto en su búsqueda de narrativas y formatos, se reunió en julio del 2016 con el escritor boliviano radicado en Argentina, Ricardo Ragendorfer, para adaptar su novela “La secta del gatillo” (2002) a la experiencia 360º. Otro libro de Ragendorfer llegó al cine de la mano de Pablo Trapero, “El bonaerense” (2002).
En setiembre del 2016 arrancó el rodaje de “La secta del gatillo”, con un soporte que reunía 12 cámaras pequeñas. Asimismo, para concretar el primer largometraje argentino 360, la productora Cinebruto de Campusano se alió con 15 empresas de cine, televisión y posproducción, además del Cluster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires y el Municipio Marcos Paz.
El 19 de noviembre pasado, “La secta del gatillo” celebró su estreno mundial en la sección contenidos inmersivos en el marco del 33er. Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con una versión de 18 minutos y otra completa de 63 minutos, ante la presencia de gran parte del elenco.
“El proyecto tiene en total casi 3 años. Gracias a esta película se hizo ‘Brooklyn Experience’; no fue al revés. Esta película es netamente un producto de naturaleza comunitaria y cooperativa, y es como el emblema 360 del Cluster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires”, expresó Campusano, quien en el 2017 ganó en el mismo festival el premio a Mejor Película Argentina con “El azote”, obra número 12 en su filmografía. “La secta del gatillo” abrió las puertas para un viaje a Estados Unidos, que se aprovechó para grabar “Brooklyn Experience” (estrenado en abril último en Bafici), y luego siguió el documental 360, “Bolivia profunda”.
DISPOSITIVO ILUSORIO
“Para mí fue realmente un orgullo haber participado en este proyecto, que más que un proyecto fue una especie de epopeya, que tiene que ver con la experimentación del lenguaje, que a mí me hizo recordar a un pequeño episodio que sucedió cuando yo empecé a hacer periodismo, cuando empecé a hacer policiales”, manifestó Ragendorfer.
“Estaba cubriendo un caso, no tenía más información que la que estaba saliendo en los diarios. O sea, no tenía ninguna exclusiva, no tenía ninguna entrevista con alguno de los protagonistas, no tenía nada que pudiese diferenciar la nota que tenía que hacer de otras notas.
Entonces, mi jefe en el diario Sur, Juan Carlos Novoa, con mucho criterio me dice: ‘No importa, vos hacé el relato como si hubieras estado al lado de los protagonistas mientras sucedía el crimen en cuestión’. Y, efectivamente, hice eso. Esa ilusión, ese dispositivo ilusorio de la palabra vino a mi memoria cuando veía por primera vez ‘La secta del gatillo’ en su versión de 360 grados porque a diferencia del cine tradicional, donde quien mira las imágenes es un espectador, acá es una especie de testigo”.