Por David Sánchez, desde Tesalónica (Grecia), X: @tegustamuchoelc (*).
En el Festival Internacional de Cine de Tesalónica, el actor argentino Nahuel Pérez Biscayart presentó “El jockey”, dirigida por Luis Ortega. Esta película, que ha tenido una recepción positiva en festivales como Venecia, Toronto y San Sebastián, es más que una historia argentina: es una obra que celebra la coproducción latinoamericana y el poder del cine para trascender fronteras.
Aprovechamos para que Nahuel nos comente su próximo proyecto rodado en Paraguay, “Narciso”, con una producción ambientada en los años 50 y dirigida por Marcelo Martinessi. Este proyecto le llegó gracias a la actriz argentina María Alché, como el propio Pérez Biscayart cuenta: “Marcelo Martinessi, director de ‘Las herederas’, película paraguaya, a través de una amiga mía, María Alché, me contacta porque había un personaje que pensaba en mí... un personaje muy, no sé, magnético. Muy atractivo, que empieza justamente a hacer caer las máscaras de la hipocresía de la sociedad paraguaya de esa época, en plena dictadura”.
La película, que será lanzada próximamente, explora un crimen de odio que, según Biscayart, “es un poco el disparador que empieza también a ser utilizado como justificación por la dictadura para iniciar una caza de brujas contra los raros, los comunistas, los homosexuales y toda la gente que pudiera supuestamente atentar contra la tradición de la civilización paraguaya”. Este acto violento, aparentemente un crimen aislado, se convierte en una excusa para que el régimen dictatorial persiga a cualquier persona considerada como una amenaza para el orden social y moral de la época.
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Un papel que desenmascara la sociedad
El personaje que da título a la película toma su nombre de la novela “Narciso” (2016) de Guido Rodríguez Alcalá, que se inspira libremente en la vida del locutor Bernardo Aranda, asesinado en misteriosas circunstancias en 1959, es una figura cautivadora y disruptiva que desafía las normas y expone la hipocresía latente en la sociedad paraguaya de los años 50. “Es un personaje muy magnético”, comenta Biscayart. “Empieza a hacer caer las máscaras de la hipocresía de la sociedad paraguaya”. A medida que Narciso va revelando los secretos y prejuicios ocultos, pone de manifiesto el frágil equilibrio entre la moral pública y las pasiones privadas, una tensión que estalla en un crimen que, en palabras de Nahuel, desencadena una “caza de brujas”.
El actor, cuyo rol en la segunda película dirigida por Marcelo Martinessi aun no fue develado oficialmente, destaca que, aunque se trata de una historia de época, el filme explora temas muy actuales sobre la persecución y la represión hacia aquellos que desafían la norma. Para Biscayart, esta es una oportunidad de explorar la complejidad humana en un contexto histórico oscuro y tenso, donde el miedo al “otro” y la intolerancia se vuelven herramientas de control.
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Una producción paraguaya de altura
La segunda película de Martinessi fue filmada en la ciudad de Asunción y ha generado grandes expectativas tanto en el elenco como en la producción. Biscayart describe su experiencia en Paraguay como “un evento espectacular”. Al respecto, añade: “Fue una peli muy vivida, con gran algarabía. Creo que es una de las cinco mejores películas que se hacen al año”.
Este proyecto es parte de un movimiento creciente en Paraguay, donde el cine se está convirtiendo en un medio para explorar y cuestionar su pasado. La colaboración entre Pérez Biscayart y Martinessi aporta una nueva perspectiva y talento internacional al cine paraguayo, que sigue ganando reconocimiento por su calidad narrativa y su capacidad para abordar temáticas de profundo impacto social.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.