Por Carlos Miguel Giménez, carlos.gimenez@nacionmedia.com.

La situación económica del Paraguay atrae la atención de inversores de todo el mundo y el rubro del cine no escapa de ese interés, por lo que grandes empresas exploran las bondades de venir a filmar películas y series en nuestro país. El cineasta argentino Hernán Moyano acaba de dirigir su primer rodaje en Asunción y, mientras desarrolla nuevos guiones que serán grabados acá en el año 2025, refirió al diario La Nación/Nación Media, que importantes productoras de Argentina miran con gran expectativa el mercado audiovisual local, atendiendo también a que en el vecino país persisten las dificultades económicas.

Con el director paraguayo de “Morgue” y “No entres”, Hugo Cardozo, el cineasta originario de La Plata (Argentina) compartió la dirección de la película de terror “El ritual del libro rojo 2: La puerta del infierno”, cuyo rodaje duró seis jornadas, entre el lunes 29 de julio y el sábado 3 de agosto, producida por empresas de Nueva Zelanda (Black Mandala Films), Argentina (Nicolás Onetti) y Paraguay, a través de Urban Achievers S.A., que encabeza René Ruiz Díaz (”Los buscadores”, “No entres”).

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Se trata de la secuela de “The Red Book Ritual” (2022), una película de episodios, que tiene previsto su estreno para la primera mitad del 2025. El proyecto se rodó íntegramente en inglés, apuntando principalmente al mercado de habla inglesa, y está protagonizado por los actores paraguayos Mario Martí, Lizzie Gómez, Tainá Lipinski, Matías Miranda, Lucía Báez y Bianca Vacchetta.

Hernán Moyano vino a Asunción a fines del 2023, convocado para integrar el plantel docente de Cine TIA, de la dupla Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori (”7 cajas”); así como en el proyecto “Maldecidos” del productor René Ruiz Díaz, que recientemente logró fondos del instituto de cine local y de Ibermedia. Es un conocido referente y articulador dentro del cine de género en Latinoamérica, luego de ser parte de una movida cultural en La Plata que produjo una decena de películas de terror. También fomentó plataformas de difusión de este género a través de libros, webs, gremios y festivales. Dirigió videoclips, documentales y una serie animada en formato fulldome.

Backstage de "El ritual del libro rojo 2". Foto: Gentileza

Entrevista

- ¿Cuál es tu balance general de tu primer rodaje en Paraguay?

- Muy bueno. La verdad es que siempre es difícil ensamblar un equipo de trabajo que no se conoce, codirigir con un director con el que nunca trabajaste, acostumbrarse a algunas situaciones concretas de cada industria y, además, asumir la responsabilidad de escribir y dirigir una película en territorio extranjero. Siempre es un doble desafío.

El rodaje se desarrolló con bastante normalidad y ahora estamos en el proceso de posproducción. Estoy contento con el resultado en esta etapa, en la que acabamos de terminar el corte de montaje junto a Hugo Cardozo. Siento que la película tiene un look muy internacional y que tanto los aspectos técnicos como las actuaciones están a un nivel muy alto. Eso me enorgullece, sobre todo porque es una oportunidad para mostrar el trabajo de artistas y técnicos locales sumamente talentosos, que están a la altura de industrias mucho más potentes y desarrolladas. Siento que desde Paraguay se pueden hacer contenidos de altísima calidad; solo hace falta que los productores locales crean en ello y se arriesguen a emprender proyectos cinematográficos con más frecuencia. Los técnicos y actores están ávidos por filmar ficciones y contar historias de todos los géneros.

Además, tuve el privilegio de poder trabajar con experimentados talentos locales como Armando Aquino en la fotografía, Pati Sánchez en la producción, Estefanía Ortiz en el arte y Mario Martí en la dirección de actores, entre otros.

- ¿Cómo ha sido esa primera experiencia de codirigir?

- Es mi primera experiencia codirigiendo, y tenía un poco de miedo, no por Hugo, sino porque codirigir implica encontrar una dinámica entre dos visiones, dos formas de trabajo, dos caracteres distintos, y hacer que todo fluya en la misma dirección, aprovechando las fortalezas de ambos directores para potenciar la película. Afortunadamente, en el set todo fluyó bien y cada uno encontró su espacio. Yo estuve más a cargo de todo lo relacionado con los actores, desde los ensayos previos hasta sus actuaciones frente a cámara, además de contenerlos emocionalmente. La dirección de actores la hicimos junto a Mario Martí, que era el único actor que tenía experiencia en cine, por lo que fue importante mantener tranquilos a los demás actores y ayudarles a sacar el máximo de sus capacidades. Por suerte, eso sucedió, y creo que todos estamos felices con el proceso. Hugo, por su parte, se encargó más de la parte técnica, lo que permitió una buena comunión entre ambos. En la posproducción de imagen ocurrió algo similar: cada uno hizo su corte de edición, y rápidamente acordamos cuál era el mejor camino para la película.

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Hernán Moyano y Hugo Cardozo en el rodaje de "El ritual del libro rojo 2". Foto: Gentileza

- ¿En qué etapa se encuentra la película “El ritual del libro rojo 2″? ¿Qué peculiaridades tiene y a qué público apunta?

- Actualmente estamos en el proceso de diseño de sonido, corrección de color, concreción de los efectos visuales y musicalización. Luego vendrán los procesos de mezcla y otros relacionados con el acabado profesional de la película. La idea es tenerla lista para principios de 2025 y comenzar su recorrido por festivales internacionales.

En esta etapa estamos por comenzar el diseño de sonido con un talento enorme con el que tuve la suerte de trabajar en muchas de mis películas que es Germán Suracce, mi histórico director de sonido que está en Argentina.

La película tiene la particularidad de ser episódica y está hablada en inglés. Hay profesionales de primer nivel involucrados en los demás episodios, lo que elevó mucho la vara para nosotros. Lo interesante es que el segmento local es el núcleo de la película y el hilo conductor, por lo que es el más importante. Creo que esto debe ser un motivo de orgullo para nosotros como productores, sobre todo porque abre puertas para continuar con coproducciones internacionales y seguir visibilizando el trabajo de artistas locales, algo que siempre fue mi idea desde que llegué a Asunción.

- ¿Qué podés comentar sobre el interés que genera ahora Paraguay para las productoras argentinas, considerando la situación allá?

- La sinergia entre Argentina y Paraguay siempre existió, y de hecho gran parte de la producción local ha sido llevada adelante en colaboración con ambos países. Sin embargo, ahora siento que esa relación se está potenciando. Desde mi llegada a Paraguay, las productoras más grandes de Argentina no han dejado de contactarme para conocer las condiciones de rodaje locales, las capacidades técnicas y artísticas. Creo que la situación actual en Argentina potencia la posibilidad de que Paraguay se convierta en un polo de producción de contenidos y de servicios de producción internacional. No solo se debe a la situación política en Argentina, sino también a la diferencia de costos y las oportunidades que ofrece Paraguay, las cuales contrastan con las de otros países de la región. Siento que 2025 va a marcar un antes y un después para la industria local, y los productores deben estar preparados para la ola de contenidos y proyectos que se avecinan.

En alguno de nuestros proyectos ya estamos asociados con productoras argentinas y espero que el interés continúe en ascenso y podamos coproducir o dar servicios de producción para otras productoras de mi país y de esa manera sentirme mucho más cerca de casa y seguir haciendo lo que más me gusta que es tender puentes entre gente de cine.

Backstage de "El ritual del libro rojo 2". Foto: Gentileza

- ¿Qué factores potenciales y qué aspectos a mejorar ves en Paraguay para atraer rodajes internacionales?

- Para mí, lo principal es que los productores locales estén preparados para responder a las necesidades de esas producciones internacionales, tanto a nivel técnico como humano, y que piensen a futuro, en lugar de ser absorbidos por el día a día. Siento que muchos aún piensan a corto plazo y no tienen una visión más amplia del panorama y de los cambios en la industria a nivel latinoamericano. No quiero generalizar, pero me he encontrado con esa situación en algunas reuniones.

Creo que los entes gubernamentales dedicados al fomento del cine y en las instituciones educativas tienen que hacer un especial foco sobre todo en el área de guion y desarrollo de proyectos. He conocido a grandes profesionales, pero siento que todavía debería haber muchos más en esos rubros, que considero clave para poder proponer proyectos con visiones y estéticas propias. No basta con ser una industria que preste servicios de producción; Paraguay debe ser una usina creativa con historias propias para contar.

No veo una conexión tan directa entre las escuelas de cine y la industria. Con la cantidad de estudiantes de cine que hay en el país, debería haber muchos más profesionales inmersos en el mundo productivo, pero eso no está ocurriendo. Lo he conversado incluso con profesionales de la publicidad, quienes me han señalado la falta de renovación de gente joven en los sets. El problema tiene varias aristas: a veces, los docentes son demasiado permisivos en cuanto al nivel de exigencia, y también hay alumnos que se conforman con obtener un título sin buscar la experiencia práctica, que es lo más valioso en este oficio. En cine, la experiencia es todo; el verdadero título lo da la calle. No se puede ser director, guionista o productor desde el sillón de tu casa. Hay que salir y producir, con presupuesto o con un celular. Siento que hay que seguir trabajando para transmitir ese espíritu.

En este corto tiempo que he estado aquí, he conocido a profesionales de primer nivel y, además, a grandes personas. La industria paraguaya tiene todo para explotar. Creo que solo falta que los protagonistas de esta historia se den cuenta de ello y empiecen a creer más en sus posibilidades y potencial. Aún existe la idea de que el extranjero siempre sabe más que el local, y eso es lo que hay que erradicar. Siempre he creído que, para crear, primero hay que creer. En ese camino, hay que ser un poco inconsciente y atreverse. Nada bueno sale de la comodidad en nuestro oficio. Hay que arriesgarse y ser osado. El mundo es para los valientes.

Además, creo que los productores locales deberían estar más unidos y vinculados. Creo que aún no han logrado entender que unidos van a poder encarar mucho más fácil los desafíos y evitar que los productores extranjeros planteen las reglas del juego.

Foto: Gentileza

- ¿Cuáles proyectos de guiones podés comentar que están avanzados?

- Tengo varios proyectos avanzados. Por suerte, Asunción me encontró en uno de mis picos de creatividad, lo que atribuyo a lo cómodo que me han hecho sentir desde que llegué. Asunción realmente se ha convertido en un lugar donde puedo trabajar tranquilo, sin el estrés constante que vivimos en Argentina, pero, además, el lugar me inspira muchísimo para nuevas historias. También he encontrado gente con muchas ganas de producir y hacer crecer la industria.

Siempre estaré agradecido a René Ruiz Díaz, quien confió en mí y me trajo para desarrollar proyectos conjuntos, además de vincularme con más profesionales y ayudar a generar proyectos de diferente envergadura. Siento que fue un visionario al anticipar lo que está pasando y lo que pasará a nivel local con la llegada de inversiones en el ámbito cinematográfico.

Actualmente, estoy escribiendo dos guiones: un drama romántico para un productor local y una película de terror que esperamos poder filmar en 2025 aquí en Asunción. También tenemos varios proyectos más en carpeta que, estimo, también se filmarán en 2025, y algunos ya tienen fondos internacionales adjudicados, como es el caso de “Maldecidos”, una película de horror paranormal muy cruda y salvaje que llevaremos adelante con René y otros productores extranjeros.

Estuve desarrollando un proyecto del que no puedo contar demasiado, pero que están involucrados Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia y que es para el mercado internacional. Ahí escribí el guion y desarrollé la biblia del proyecto.

Realmente creo que en 2025 filmaremos entre dos o tres películas aquí en Asunción. Si eso sucede, creo que marcará el inicio de una producción sostenida de cine, que era mi sueño cuando decidí dejar todo atrás y aventurarme a producir aquí con talento local. Ojalá, de alguna manera, pueda contribuir a que todo ese talento se visibilice en el exterior. Ese es mi principal anhelo, más allá de seguir desarrollando mi carrera y continuar aprendiendo.

Dentro del masterplan para los próximos años espero poder filmar varios más de los proyectos que tengo ya escritos y otros que quiero desarrollar si las condiciones me lo permiten. Aún tengo que definir y cerrar mi estadía en Paraguay para 2025. Espero que todo se acomode porque realmente me encanta vivir aquí y seguir produciendo en estas tierras.

- ¿Cuál fue tu aporte para la película “No entrés” y qué expectativas tenés sobre el cine de terror paraguayo, ahora que se abre al mercado internacional?

- Trabajé como script doctor con Hugo, es decir, revisé el guion que había y realicé un análisis de sus fortalezas y debilidades. A partir de ahí, trabajamos en la versión de rodaje junto a Hugo. Estoy muy contento de ver cómo sigue creciendo como realizador y cómo está internacionalizando su carrera. No sé si todos saben que “Morgue” es la película paraguaya más vendida internacionalmente en la historia, y eso es impresionante para una película de terror independiente. Creo que todavía no se ha puesto en perspectiva el trabajo de Hugo y de René Ruiz Díaz.

También siento que esto se debe a que trabajan dentro del género de terror, que muchas veces es visto de forma paternalista, como si fuera un género menor, cuando en realidad es todo lo contrario. El terror es el género más rentable y popular del mundo. Hay que celebrar esta sinergia entre ellos y apoyarlos para que puedan seguir produciendo con mejores condiciones y realizar mejores películas. No es casualidad que “No entrés” sea una de las películas más taquilleras del año.

Escena de "El ritual del libro rojo 2". Foto: Gentileza

- Desde tu rol de educador, ¿qué reflexiones tenés sobre las virtudes y falencias de la enseñanza de cine en Paraguay?

- Siento que la enseñanza de cine en Paraguay tiene grandes virtudes, pero también varios aspectos por mejorar. Creo que falta desarrollar algunos rubros puntuales en las escuelas de cine, y, sobre todo, es necesario abandonar un sistema tan rígido y acartonado que pone énfasis en cuestiones más organizativas, en lugar de actualizar los métodos de enseñanza o sumar profesionales que ya estén trabajando en la industria. El problema es que los profesionales con más experiencia rápidamente se integran al ámbito productivo, principalmente en la publicidad, que obviamente es un sector mucho mejor remunerado que la docencia. Ahí radica parte del problema. Los profesionales más experimentados tienen pasos fugaces por las universidades, y muchos de los docentes son jóvenes recién graduados que aún no tienen la experiencia necesaria en el campo que requiere la docencia en este tipo de carreras.

También percibo que en algunos espacios se prioriza demasiado la teoría y se deja de lado la práctica. En el cine, el título universitario no es lo principal, sino tener obra. Por eso siempre he intentado convencer a los estudiantes de que trabajen sus proyectos universitarios como si fueran parte de su porfolio. Que piensen en grande y que no se limiten. Me pasa que no sé por qué, pero hay una especie de pensamiento local de que todo parece lejano y casi imposible. Son limitaciones propias de una generación que ha crecido con todas las herramientas a su alcance, pero con mucho miedo a tomar riesgos o a la mirada externa y en algunos casos no son alentados en esos espacios educativos. Aquí en Paraguay, particularmente, creo que además se suma la presión que muchas veces ejercen los padres, lo cual está muy presente en las decisiones que los jóvenes toman y en la falta de libertad creativa en algunos casos. Siento que avanzan con el freno de mano puesto por miedo a defraudar a los demás, y en algunos casos, se alejan de sus propios sueños.

Sin embargo, viendo el lado positivo, siento que hay mucho talento esperando vincularse con el medio productivo y que están esperando el momento para dar el salto. Creo que lo que falta es generar ese contagio, que es tan o más importante que la teoría pura y dura. Los docentes debemos predicar con el ejemplo y ayudar a nuestros alumnos a dar sus primeros pasos en la industria.

Escena de "El ritual del libro rojo 2". Foto: Gentileza

Me ha tocado conocer casos en los que los docentes imponen su visión sobre qué tipo de cine es “importante” y cuál no. O desestiman ciertos géneros frente a otros, e incluso bajan calificaciones si un alumno hace una crítica positiva de una película local que está en cartelera y que al docente no le ha gustado. Para mí, el hecho de criticar abiertamente el trabajo de realizadores independientes locales en ámbitos de formación cinematográfica me parece lo opuesto a lo que debería ser la docencia. Siento que se habla mucho desde el desconocimiento y desde pedestales de mimbre que lo único que generan es desaliento y frustración en los alumnos. No hay películas, ideas o géneros pequeños, hay mentes pequeñas.

Yo trato de hacer exactamente lo contrario a esa postura. Para mí, la docencia es contagiar pasión, además de impartir formalismos. Si alguien toma un riesgo y produce, ya sea con muchos o pocos recursos, para mí ya es un triunfo. Hay que transmitir esa idea y no tener una mirada elitista sobre los procesos ajenos, especialmente en los trabajos de jóvenes que están dando sus primeros pasos en la industria. Este es un pecado que no es solo local, sino que se repite en todos los territorios. Es un mal de nuestra época: pensar que debemos hablar siempre desde un punto de vista subjetivo, sin poner en contexto nuestras opiniones sobre el trabajo de los demás.

Siento que a veces los docentes imponen una línea demasiado rígida en cuanto a los esquemas de producción, como si todo tuviera que ajustarse a esos modelos. La experiencia me lleva a transmitir lo contrario: los esquemas están para romperse y para que cada uno encuentre el suyo. Lo que no puede pasar es que alguien termine su formación sin haber creado algo propio.

Pensando en propuestas, creo que las universidades deberían tener convenios con canales de televisión, medios y productoras para que los alumnos comiencen sus prácticas desde los primeros años de su formación.

- Comentanos sobre tu participación en concursos y eventos del audiovisual en Paraguay, así como proyectos de festivales y otras próximas actividades.

- Desde que llegué, tuve la suerte de que, con los proyectos que desarrollamos junto a René Ruiz Díaz y Hugo Cardoso, ganamos varios de los Fondos Concursables del Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (INAP), además de algunos fondos iberoamericanos que nos ayudarán a concretar las películas que tenemos en mente.

Actualmente, hay varios productores locales e internacionales con ganas de unir fuerzas para sacar adelante más proyectos en 2025 y los años posteriores. Siento que se están formando equipos que van a ayudar a que estas producciones den el salto internacional, lo que finalmente pondrá a Paraguay en el mapa mundial como un lugar ideal para producir y desarrollar proyectos de ficción con talento local.

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Publicado por Hernan Moyano en Viernes, 18 de octubre de 2024

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