El programa Sonidos de la Tierra celebra 22 años y prepara el cierre del proyecto Ruta de Festivales en Caaguazú, los días 4 y 5 de octubre, en su quinta parada luego de Itacurubí del Rosario, San Pedro del Paraná, Santa Rosa (Misiones) y Carapeguá. Su fundador y director artístico, el maestro Luis Szarán, encabezó un encuentro con aliados, ayer miércoles en Asunción, en la terraza de una estación de servicios que apoya esta iniciativa; ocasión en que se dieron detalles del próximo megaconcierto Suena Caaguazú.

Esta es una gran aventura de reunir a la gente, unir a los pueblos y trabajar con la juventud paraguaya, que es tan creativa y llena de ilusiones, principalmente esa juventud que vive lejos de la Capital. Nosotros enfocamos el 98 % de nuestro trabajo en las comunidades rurales, que tantas veces se sienten abandonadas de todo”, comentó Szarán al dirigirse a los presentes durante el encuentro.

“Y este programa que tiene 22 años logró despertar, no solamente a esos jóvenes ansiosos de tener oportunidades, también a sus familias, las que administran los programas que tenemos en cada comunidad. Antes recibían una especie de coordinación simbólica y hoy estas comisiones en los pueblos nos hablan de plan estratégico a 10, a 20, a 30 años. Incorporaron en su léxico, no solo el conocimiento, sino también esa mirada en el tiempo”, puntualizó el creador de Sonidos de la Tierra.

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El maestro Luis Szarán dirigió un discurso para conmemorar el aniversario de Sonidos de la Tierra en un encuentro con aliados y prensa. Foto: CMG/NM

“Mantenerse en el tiempo”

“Hay dos momentos en mi vida que yo me acuerdo que me dieron mucha fuerza. Uno fue cuando sentí el llamado de la música, fui perseguido por mi madre que no quería saber nada, y con 12 años dejé mi pueblo y vine solo con una mochila a Asunción, a tratar de hacer mi carrera, sin miedo, con mucha seguridad y con mucha fortaleza. Esa misma historia se repitió después cuando tenía 23 años, en que sin dinero, sin nada, me fui a conseguir ingresar al conservatorio de Santa Cecilia, en Roma, con una beca del gobierno italiano”, dijo el músico en víspera de su cumpleaños, que fue el martes último.

“Ahí me encontré en mi primer vuelo a Europa, al lado estaba un señor alemán que estaba instalando industrias en Paraguay, todavía sigue su empresa, y empezamos a hablar y me dijo: ‘Mirá, no tengas miedo. Vayas donde te vayas, en todas partes del mundo hay gente mala y hay gente buena. Acércate a la gente buena y todo te va a ir bien’. Lindo consejo, ¿no?”, recordó Szarán.

“Y me dijo: ‘Miro al Paraguay porque es un pueblo con mucha fortaleza, ha ganado guerras, cuando se pone un objetivo logran lo que se propone, el individuo, los grupos de personas, las empresas, pero hay un problema, no saben mantenerse en el tiempo. Entonces lo que tenés que hacer es pensar en eso. Podes tener éxito, pero enmarcare en cosas que pueda mantener en el tiempo. Como este avión, si se deja de inyectar combustible se va a caer’. Con ese espíritu fue que nació Sonidos de la Tierra”, puntualizó.

Al momento de elevar la copa y brindar, el maestro destacó a “la orquesta que no se ve”, que conforman todas las personas e instituciones que vienen acompañando a Sonidos de la Tierra. “Saben que este es un programa que no es de fuegos de artificios, de humareda, sino que busca crecer en capilaridad, en profundidad y realmente eso es lo que vemos, lo que nos alienta cada día a renovar el entusiasmo”, comentó el reconocido músico, compositor y director de orquesta.

Lanzamiento en Caaguazú

Por último, Szarán invitó a participar del cierre de la Ruta de Festivales con el Festival Nacional Suena Caaguazú, que convocará en octubre a las orquestas juveniles de la Red Sonidos de la Tierra de todo el país y que integrarán una megaorquesta de 1.300 músicos para el concierto del sábado 4 de octubre, a las 18:00, en el estadio Tajy Poty. Este viernes 27 de setiembre, el evento será presentado en la ciudad de Caaguazú.

“Este es un proyecto nuevo. siempre hicimos festivales, pero esta idea nació con el equipo de la fundación Itaú, porque siempre nos retroalimentamos y agregamos, no solo la música, no solo el encuentro de las personas, sino el desarrollo del turismo. Cada comunidad se prepara, mejora su infraestructura, ponen guías turísticos, ya queda una capacidad instalada, y también artesanos y las personas que producen comidas. Todos felices porque en los lugares donde hicimos vendieron todo y quieren más festivales”, comentó Szarán.

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