Por David Sánchez. Toulouse (Francia). X: @tegustamuchoelc (*)
“Super Happy Forever” que se presenta en el Festival de Venecia 2024, dentro de la sección Giornate degli Autori (días de los autores), surgió en 2018 cuando Hiroki Sano y Yoshinori Miyata propusieron hacer un filme donde interpretaran sus propios personajes. La historia se desarrolla entre 2018 y 2023, con un “paréntesis” de la pandemia de covid-19, que afectó profundamente a la vida de todos. El director se inspiró en la muerte repentina de un amigo cercano en 2021, lo que le provocó una gran conmoción y le motivó a explorar esos sentimientos en la película. El casting fue sencillo, con Sano y Miyata como protagonistas, y Naoru Yamamoto fue recomendada por Miyata para el papel de Nagi.
Durante el rodaje, el director valoró mucho la colaboración y el intercambio de ideas entre el equipo técnico, que se mantuvo reducido para fomentar una buena comunicación. Las localizaciones en la península de Izu, especialmente el hotel principal, se seleccionaron cuidadosamente para crear la atmósfera adecuada.
En la postproducción, el director trabajó inicialmente con la editora Keiko Ohkawa y luego continuó solo, reduciendo la película a una forma más simple y fuerte. La música también desempeña un papel narrativo importante, con la canción “Beyond the Sea” de Bobby Darin como inspiración, y una partitura original compuesta por Daigo Sakuragi.
El cineasta japonés Kohei Igarashi, con este film desafía las expectativas desde su propio título. Aunque podría sugerir una historia alegre y optimista, la película se sumerge en temas profundamente humanos como el amor, la pérdida y la inevitabilidad del destino. La película logra entrelazar el pasado y el presente en un relato conmovedor y agridulce.
La historia sigue a Sano (interpretado por Hiroki Sano) y su amigo Miyata (Yoshinori Miyata) en su regreso a Izu, un balneario japonés donde, cinco años antes, Sano conoció y se enamoró de su esposa Nagi (Nairu Yamamoto). La película se estructura en dos partes claramente definidas: la primera se centra en la lucha de Sano por sobrellevar la reciente y súbita muerte de Nagi, mientras que la segunda nos lleva al momento en que ambos se conocieron, cinco años atrás, reviviendo el nacimiento de su amor.
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Igarashi utiliza la narrativa no lineal para explorar cómo los recuerdos y los objetos asociados a ellos pueden moldear y, a veces, distorsionar nuestra comprensión del presente. Sano, que se encuentra en una lucha interna contra el dolor de la pérdida, busca desesperadamente un sombrero rojo que Nagi perdió años atrás. Este sombrero, más que un simple objeto, se convierte en un símbolo del vínculo que compartieron y del destino que los unió.
El destino juega un papel central en el film, casi como si fuera un personaje más. A través de tomas que siguen a los personajes por el balneario y vistas en retrospectiva que revelan cómo se entrelazaron sus vidas, la película sugiere que el destino no solo une a las personas, sino que también puede tener un aspecto lúdico y caprichoso. Este juego del destino se manifiesta, por ejemplo, en una escena donde Sano y Nagi comparten fideos en plena noche, una escena que sugiere que el destino mismo parece conspirar para entrelazar sus vidas.
Visualmente, la película destaca por su uso cuidadoso del color, con el azul y el rojo apareciendo de manera prominente para evocar recuerdos compartidos y emociones pasadas. Estas elecciones de color no solo embellecen la narrativa visual, sino que también profundizan en la psique de los personajes, especialmente en la relación entre Sano y Nagi. La primera mitad de la película está marcada por la lucha de Sano contra la avalancha de recuerdos dolorosos tras la muerte de Nagi, mientras que, en la segunda mitad, conocemos a una Nagi despreocupada, cuya olvidadiza naturaleza contrasta con su profesión de fotógrafa, un oficio que podría reflejar su necesidad de capturar y conservar momentos.
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La música, como indicamos anteriormente, también juega un rol esencial en la narración, especialmente con la recurrente “Beyond the Sea” de Bobby Darin, que actúa como un hilo conductor a lo largo de la película, simbolizando la eternidad del amor y los recuerdos. Sin embargo, es la partitura original de Daigo Sakuragi la que proporciona una textura única a la película, acentuando la repetición y los ecos del pasado que persisten en la vida de los personajes.
El reparto principal, compuesto por Hiroki Sano, Yoshinori Miyata y Nairu Yamamoto, logra una química palpable que ancla la historia en la realidad emocional de sus personajes. Además, Hoang Nhu Quynh, en el papel de Anh, la empleada vietnamita del hotel, se convierte en una presencia inesperadamente crucial, portando el sombrero rojo de Nagi en la escena final y simbolizando la continuación de los recuerdos compartidos entre Sano y Nagi.
“Super Happy Forever” es una obra que, a pesar de su aparente simplicidad, está cargada de complejidad emocional y simbolismo. Al narrar una historia de amor desde su trágico final hasta su tierno comienzo, Igarashi nos recuerda que, aunque el tiempo pueda desvanecer los momentos felices, estos nunca se pierden por completo. La película, en su esencia, es un tributo a la durabilidad del amor y la memoria, presentando una visión melancólica pero reconfortante del ciclo interminable de la vida y el destino.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.