Este martes 27 de agosto, a las 10:00, ante la tumba de José Asunción Flores se conmemorará el Día de la Guarania, establecido en coincidencia con la fecha del nacimiento de su creador. El acto será en la plaza “Manuel Ortiz Guerrero - José Asunción Flores”, ubicada en avenida Mariscal López y Santa Rosa, en Asunción; con la actuación de la Orquesta de Cámara Municipal de Asunción (OCMA).

El homenaje a los 120 años del nacimiento de Flores contará con representantes del Ateneo Cultural José Asunción Flores y de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), en el marco de la Semana de la Guarania 2024, así como en respaldo de la candidatura de la guarania como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como Unesco, que justamente sesionará en Asunción, en diciembre próximo.

Hijo de la Chacarita

En el libro “Memorias. José Asunción Flores” (2022), basado en escritos autobiográficos del músico, bajo la edición de Alcibíades González Delvalle y Antonio V. Pecci, el Ateneo Cultural José Asunción Flores incluye un relato sobre la vida del artista, cuyos extractos transcribimos a continuación.

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José Asunción Flores nace el 27 de agosto de 1904 y su infancia trascurre en el barrio popular de la Chacarita, en Asunción, hijo de Magdalena Flores y Juan Volta, quien no se hacer del niño. La madre le da el nombre de José Agustín. El destacado intelectual y político liberal Manuel Gondra lo adopta como ahijado suyo. José pasa gran parte de su niñez trabajando como un “niño de la calle”, lustrando zapatos, vendiendo diarios, contribuyendo a la economía familiar. La madre trabajada como vendedora en el Mercado Guasu (Mercado Central) por las mañanas, y por las tardes como lavandera en casas de familia.

A los diez años de edad, en 1914, y debido a los frecuentes roces y maltratos del padrastro, José, a través de un embarcadizo amigo que trabaja en una nave, se embarca y lo bajan en Puerto Guaraní, Alto Paraguay. Allí vive un año en el ranchito de una señora, trabajando en una fábrica productora de tanino, hasta que su madre lo encuentra y lo trae de vuelta a Asunción.

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El creador de la guarania duerme el sueño eterno con el cercano arrullo del Mburicaó. Foto: CMG/NM

Banda de la Policía

Debido a sus frecuentes huidas de la casa es detenido por vagabundo varias veces. A los doce años, la madre lo lleva a la Guardiacárcel en la Policía para que aprendiera un oficio, de donde es derivado con otros niños vagabundos como ayudantes de la Banda de la Policía e integran una bandalisa. Allí, José inicia sus estudios musicales junto a maestros italianos y paraguayos, y un modo de vida más disciplinado. Sobresalen en su labor orientadora Nicolino Pellegrini, director de dicha agrupación, y Salvador Déntice, vicedirector y encargado de los aprendices. Pronto ocupa el sitio de trombonista, gracias a su habilidad musical.

A la vez que inicia el trabajo de escrituración correcta de la música paraguaya, tomando como material de trabajo la polca “Maerapa reikuaase” de Rogelio Recalde, también comienza a experimentar en la búsqueda de un ritmo que expresara el sentimiento de la gente de la tierra, su naturaleza, su historia, sus luchas, sus alegrías y sufrimientos… Así nace la guarania, en 1925, con “Jejuí”, pieza no cantada, en el Hotel Cosmos, actual Asunción Palace Hotel, en Colón y Estrella. La misma es ejecutada de manera impecable por un trío de músicos alemanes residentes en el país: Alfredo Brand, en el piano; Alfredo Kamprad, en el violín, y Erik Piezunka, en el cello.

Composición fundacional

En sus memorias, Flores relata que, al crecer su formación musical en la Banda de la Policía, también crecía su inquietud por la música nativa, ya que el repertorio era casi totalmente clásico, y, si bien, las composiciones paraguayas eran escasas, la ejecución de una polka o galopa era señal de la terminación de la retreta. En su investigación, el joven detectó la deficiencia en la escritura de la música típica como un problema para encontrar su identidad.

Consciente de sus propias limitaciones en leyes musicales, Flores seguía formándose, pero también iba ensayando nuevas formas de escritura. En 1923 creó la polca instrumental “Manuel Gondra” y, al año siguiente, hizo un trabajo de instrumentación sobre la polca “Maerapa reikuaase” de Rogelio Recalde. El maestro Pellegrini le permitió ensayar su partitura con la Banda de la Policía y esa “solidaridad” marcó un punto de partida, ya que le permitió escuchar una estructura que se encaminaba a ser la guarania.

Seguidamente, Flores inicia los ensayos de una composición instrumental titulada “Jejuí” que se estrena en Asunción una noche de enero de 1925, con lo que se oficializa el nacimiento de este género musical. El autor había elegido el nombre “guarania”, inspirado en versos de “En la fiesta de la raza” del poeta misionero Guillermo Molinas Rolón, publicado en 1913, que descubrió en el libro “Parnasos”.

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La guarania número 1

Sin embargo, según el propio Flores, “la guarania que encabezó este movimiento de música nativista fue ‘Arribeño resay’ (Lágrimas de un arribeño)”. Esta obra surgió en 1926, dedicada a Arturo Alsina, a quien hicieron escuchar una noche en su casa, en Farmacia Americana, en Manduvirá esquina Chile. En esa ocasión conoció al poeta sampedrano Rigoberto Fontao Meza, quien propuso escribir la letra para la canción, con lo que empezó a visitar a Flores para conocer mejor su música.

Casi paralelamente con “Arribeño resay”, Flores ya cantaba en serenatas con guitarra “Ñasaindype” (A la luz de la luna, 1926), con letra de Félix Fernández. Después de estas dos guaranias salió “India”, con versos iniciales de Rigoberto Fontao Meza (que también le puso letra a “Ka’aty” en 1927), aunque el músico señalaba que sus letras no “guardan “relación con el carácter de la música”; y también describe este proceso de creación, dándose cuenta en los ensayos y serenatas de la necesidad de que su tema tuviera una segunda parte, así como de un puente entre ambas partes.

Con esa versión de “India”, Flores y Manuel Ortiz Guerrero se conocieron en 1928 en una serenata en casa de este último en Asunción, en Antequera y Progreso, y el poeta villarriqueño lo invitó a verlo al día siguiente, ocasión en que le planteó ponerle sus versos a la canción. Hablaron con Fontao y accedió al cambio, que se convirtió en la letra definitiva de “India”… aunque el sampedrano se disgustó porque Flores accedió al pedido de Ortiz, que le retiró su amistad para siempre.

Patrimonio de la Humanidad

Con Manuel Ortiz Guerrero como inseparable compañero creativo, la guarania de José Asunción Flores tomó vuelo propio, con populares canciones como “Kerasy”, “Paraguaype”, “Panambí vera”, “Ne rendape aju”, “Nde ratypykua”, “Gallito cantor”, “Che pykasumi”, “Cholí” y “Musiqueada che ámape”, entre otras, además de emblemáticas obras sinfónicas.

Con 67 años de edad, Flores falleció el 16 de mayo de 1972 en el sanatorio Mitre de Buenos Aires (Argentina), a consecuencia de complicaciones del mal de Chagas. Tras estar 44 años fuera de Paraguay, desde 1947, cuando salió en calidad de exiliado, sus restos fueron repatriados a Asunción, el 11 de noviembre de 1991, y sepultados en un mausoleo cubierto de una lápida de mármol, en una plaza asuncena, a orillas del arroyo Mburicaó,

En 1994, por decreto presidencial se establece el 27 de agosto como Día de la Guarania, que luego se declara por ley nacional en 2011. A partir del año 2000, el Ateneo Cultural José Asunción Flores (fundado en 1999) realiza un acto conmemorativo en dicha plaza cada 27 de agosto.

El Ateneo inició en 2009 los trámites ante la oficina de la Comisión Paraguaya de cooperación con la Unesco en el Ministerio de Educación y Culto (MEC, hoy Ciencias) para que la guarania sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Como primer paso de esta iniciativa, el Parlamento declaró, en 2010, a la guarania como Patrimonio Cultural de la República del Paraguay por ley 4072.

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