Por David Sánchez, Irapuato (México), X: @tegustamuchoelc (*)
“Soy lo que nunca fui” es una película que sumerge al espectador en la cruda realidad de una familia rota en Tijuana. Dirigida por Rodrigo Álvarez Flores en su ópera prima, la historia se centra en una madre y sus dos hijos, quienes se enfrentan a los desafíos diarios tras la ausencia del padre que abandonó la familia en busca de una mejor vida en Estados Unidos y nunca regresó.
La trama revela las cicatrices emocionales y los desamores de cada personaje. Los hijos, uno de 15 años y el otro de 20, junto con su madre, viven atrapados en sus propios mundos y problemas. A lo largo de la película, se muestra cómo estos tres personajes se destruyen mutuamente en su lucha por sobrevivir en un entorno que no les da tregua.
Lo que destaca en “Soy lo que nunca fui” es su capacidad para impactar al espectador con una representación cruda y auténtica de la realidad en Tijuana, una ciudad donde muchas familias enfrentan la separación debido a la migración de sus miembros en busca de mejores oportunidades. La película no sólo toca el tema del abandono, sino también el dolor y la impotencia que sienten quienes se quedan atrás.
Lea más: Crítica: “Corina”, una nueva forma de hacer cine
Ángeles Cruz, en el papel de la madre, ofrece una actuación magistral. Su interpretación transmite de manera conmovedora la frustración, el dolor y la impotencia de su personaje. Cruz logra que el público sienta cada una de sus emociones, haciendo de su actuación uno de los puntos más fuertes de la película.
El director Rodrigo Álvarez Flores, en su magistral debut cinematográfico, demuestra una notable habilidad para abordar temas delicados con claridad y sensibilidad. A pesar de ser una historia ficticia, la obra refleja la realidad de muchas familias en situaciones similares, lo que añade una capa de autenticidad y relevancia a la narrativa.
Uno de los momentos más impactantes de la película es su final, que resulta inesperado y brutal. La madre toma una decisión que cambiará su vida y la de sus hijos para siempre, eligiendo lo más lógico, o no. Este desenlace deja al espectador con una profunda reflexión sobre los sacrificios personales y las difíciles decisiones que se enfrentan en situaciones extremas.
Lea también: Crítica: “Gigantes”, una joya divertida y sorprendente
La película ha sido presentada en varias sedes del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, incluyendo León, San Miguel de Allende e Irapuato, y ha recibido una cálida acogida por parte del público. El elenco, compuesto por Giancarlos Ruiz, Andrés Delgado, Ángeles Cruz, Héctor Guerrero y Sara Juárez, ofrece actuaciones sólidas que complementan la dirección de Álvarez Flores.
En una conversación posterior al visionado, uno de los coguionistas destacó que la relación gay presentada en la película no se basa únicamente en la atracción física, sino en la unión de dos personas que se sienten solas e invisibles. Esta relación sirve como un refugio emocional, una manera de encontrar compañía en medio de la soledad, destacando que no siempre se trata de amor, sino de la necesidad de conexión humana. Este film, a través de su narrativa y actuaciones, logra tocar temas complejos de una manera clara y conmovedora.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.