Por David Sánchez, Irapuato (México), X: @tegustamuchoelc (*)

En la edición de este año del Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF), en México, del 19 al 28 de julio, José Eduardo Castilla Ponce, un joven cineasta originario de Puebla, presentó su primer cortometraje, “Aguacuario”. Este trabajo cinematográfico ya llegó a ser seleccionado en la Berlinale de este año. El film está lleno de elementos autobiográficos y nostalgia, destaca por su honestidad y profundidad en el tratamiento de la infancia y la transición hacia la adultez.

Inspiración y contexto

José Eduardo comparte que la inspiración para su película proviene de su niñez y de los recuerdos en la purificadora de agua de su abuelo en Coatzacoalcos, Veracruz. Este lugar no solo fue crucial para su familia, permitiendo que su madre accediera a la universidad y, eventualmente, conociera a su padre, sino que también se convirtió en un espacio de aprendizaje y trabajo para él y sus hermanos.

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El proceso creativo

El cortometraje se gestó durante la pandemia, cuando José Eduardo decidió mudarse a Coatzacoalcos y, junto con su abuelo y su mejor amigo, comenzó la producción de “Aguacuario”. La historia fue escrita en 2018, cuando tenía 18 años, y se filmó en 2021, completándose en 2023 con el apoyo del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) en la Ciudad de México, donde él estudia cine documental.

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Temáticas y narrativa

La cinta explora la vida de Vinzent, un niño de 10 años atrapado entre la niñez y la adultez. Trabajando en la purificadora de agua de su familia, Vinzent experimenta la amistad, el primer amor y las responsabilidades adultas de manera prematura. La relación con su hermano mayor y una niña llamada Viviana son centrales en la narrativa, reflejando el contraste entre la niñez y la adultez.

José Eduardo resalta que su experiencia como hermano mayor de trillizos influyó significativamente en la historia. La dinámica entre Vinzent y su hermano mayor muestra la comprensión y el apoyo que surge de compartir experiencias similares de responsabilidad y madurez prematura.

Imaginación y humor

El cortometraje utiliza recursos visuales y narrativos para capturar la imaginación infantil y la manera en que los niños encuentran diversión en lo cotidiano. José Eduardo destaca la capacidad de los niños para sumergirse en juegos y fantasías, algo que quiso reflejar en el cortometraje.

El humor del guion también juega un papel crucial, inspirado por la comedia, un género que apasiona a José Eduardo. Los diálogos y situaciones cómicas, muchas de ellas improvisadas por los jóvenes actores, añaden una capa de autenticidad y frescura a la historia.

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Póster de la película. Foto: Gentileza

Reflexiones y futuro

La experiencia de presentar el film en el GIFF 2024 y en otros festivales como Berlín ha sido reveladora para José Eduardo. Ha aprendido la importancia de la honestidad en el cine y el impacto de crear contenido para niños, un público a menudo subestimado y olvidado.

Con su cinta, José Eduardo espera que el público redescubra el poder de los momentos cotidianos y la relevancia de la infancia en la formación de nuestra identidad. A través de su trabajo, busca fomentar una mayor apreciación y creación de cine para infancias y adolescencias, ofreciendo narrativas que resuenen con sus experiencias y perspectivas únicas.

“Aguacuario” es un testimonio del talento emergente de José Eduardo Castilla Ponce, quien con su primer cortometraje nos invita a recordar y valorar la riqueza de nuestra niñez y la fuerza de la imaginación.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.

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