Por David Sánchez, San Miguel de Allende (México), X: @tegustamuchoelc (*)
El pasado 22 de julio de 2024, el prestigioso Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF), en su sede de San Miguel de Allende, se engalanó con la presencia del reconocido director mexicano Arturo Ripstein (“El coronel no tiene quien le escriba”, “Profundo carmesí”). Moderada por el cineasta y productor Roberto Fiesco (“Trémulo”), la charla ofreció una mirada íntima y profunda a la vida y carrera de Ripstein, así como a sus influencias y perspectivas sobre el cine.
Una amistad peculiar
Ripstein inició su intervención con una anécdota que conectó dos figuras fundamentales en su vida: su padre Alfredo y el célebre cineasta Luis Buñuel (1900- 1983). “Los dos cazaban, mi padre y Buñuel, entonces eran amigos gracias a los rifles. Ah, perdón, a las armas, uno cae a veces”. Esta relación personal y profesional fue determinante para el joven Ripstein, quien conoció a Buñuel cuando apenas tenía diez años.
Ripstein recordó cómo, años después, su fascinación por el cine de Buñuel lo llevó a buscar un encuentro con él. Tras ver la película “Nazarín” (1959), quedó tan impactado que decidió visitar a Buñuel para conversar sobre su obra. Aunque inicialmente Buñuel le cerró la puerta en las narices, al momento se la volvió a abrir y así entró en la casa de éste. Allí el director lo recibió y proyectó “Un perro andaluz” (1929) dos veces, Ripstein quedó maravillado. Este encuentro no sólo consolidó su admiración por Buñuel, sino que también confirmó su vocación cinematográfica.
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Los primeros pasos en el cine
Según contó el director, la influencia de Buñuel en la carrera de Ripstein fue profunda. Sin embargo, sus primeros pasos en el cine no estuvieron exentos de desafíos. A pesar de haber crecido en un entorno familiar vinculado al cine, Ripstein enfrentó la resistencia de su padre, quien consideraba un error que su hijo quisiera dedicarse a la dirección cinematográfica. “Mi papá me llevaba a los rodajes desde que tenía tres años, pero cuando le dije que quería ser director, lo consideró escandaloso”, recordó Ripstein.
A pesar de estas dificultades, Ripstein no desistió. Se matriculó en el Colegio de México para estudiar derecho, que dejó, y luego en la Universidad Americana para estudiar historia del arte. Durante este tiempo, trabajó como actor para poder financiar sus estudios. Estas experiencias educativas y profesionales, aunque alejadas del cine, enriquecieron su perspectiva y le proporcionaron una base sólida para su futura carrera.
Ripstein confesó que la entrada en la industria cinematográfica fue complicada debido a las rígidas regulaciones existentes. Para rodar una película había que formar parte del sindicato y para entrar en el sindicato había que haber rodado antes una película. Es el pez que se muerde la cola. Finalmente, gracias al apoyo de su padre y a un guion escrito en colaboración con un amigo colombiano (Gabriel García Márquez), logró sortear estos obstáculos y dirigir su primera película a los 21 años, “Terror de morir” (1966). Este debut marcó el inicio de una carrera que se ha extendido por más de 58 años, consolidándose como uno de los directores más importantes del cine mexicano.
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Evolución tecnológica y estética
A lo largo de su charla, Ripstein reflexionó sobre la evolución de la tecnología en el cine y cómo ésta ha transformado la manera de hacer películas. Comparó los enormes equipos necesarios en sus primeros años con la ligereza y versatilidad de las modernas cámaras y drones, que permiten realizar movimientos complejos con mayor facilidad. Este avance tecnológico, según Ripstein, ha permitido a los cineastas explorar nuevas posibilidades creativas que antes eran impensables.
Ripstein también compartió su amor por el blanco y negro, una preferencia estética que ha influido significativamente en su obra. “A mí todo lo que me llamaba la atención eran las imágenes en blanco y negro. Hago cine a partir del miedo, de lo que me mueve las tripas y el corazón”. Aunque no desprecia el color, considera que el blanco y negro tiene una capacidad única para transmitir emociones y crear una atmósfera visualmente poderosa.
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La importancia de la estructura en el arte
Otro tema central en la charla fue la importancia de la estructura en el arte. Para Ripstein, el arte es una forma de entender y estructurar la realidad, ofreciendo una perspectiva que va más allá de la mera representación de eventos. “La estructura es lo fundamental en el arte. Nos ha dado la posibilidad de conocernos a nosotros mismos y entender qué somos, quiénes somos y por qué somos”. Esta visión estructural le ha permitido crear películas que exploran temas universales como los celos, utilizando técnicas narrativas que buscan una circularidad y fluidez que imitan la complejidad de la vida misma.
Ripstein destacó que la estructura no solo es una herramienta narrativa, sino también una forma de dotar de sentido y coherencia a la experiencia humana. En su opinión, el arte no es un lujo externo, sino una necesidad intrínseca que nos ayuda a comprender nuestra existencia y nuestro lugar en el mundo.
Reflexiones sobre su carrera
Al reflexionar sobre su carrera, Ripstein admitió que, con la distancia del tiempo, cambiaría muchas cosas de sus películas: “Por supuesto, cambiaría muchísimas cosas, porque yo he cambiado. Eso es inevitable. Me arrepiento de todo, pero lo agradezco todo”. Reconoció la suerte como un factor crucial en su trayectoria, admitiendo que siempre aspiró a ser otro tipo de director, pero aceptando la fortuna que le tocó.
Ripstein nunca ha pretendido ser un cineasta perfeccionista. Considera que el cine es un arte frágil y efímero, permeado por una narrativa del siglo XIX que aún domina el medio. A pesar de los cambios tecnológicos y estéticos, mantiene una visión crítica y reflexiva sobre su obra y su evolución como cineasta.
Un legado en blanco y negro
Ripstein cerró su charla destacando su última película “El diablo entre las piernas” (2019), rodada en blanco y negro, como un homenaje a su amor por esta estética. Expresó su gratitud hacia su equipo, especialmente hacia su director de fotografía Alejandro Cantú, por haberle permitido realizar su visión. “Agradezco profundamente poder cerrar este ciclo con una película en blanco y negro, con la belleza que siempre soñé”.
La charla de Arturo Ripstein en el Festival de Cine de Guanajuato fue una oportunidad invaluable para conocer de cerca a uno de los grandes maestros del cine mexicano y mundial. Sus anécdotas, reflexiones y recuerdos ofrecieron una visión única sobre su vida y su carrera, revelando la pasión, la dedicación y la profundidad de su amor por el cine. Con más de cinco décadas de trayectoria, Ripstein continúa siendo una figura clave en la historia del cine, inspirando a nuevas generaciones de cineastas con su legado y su inquebrantable compromiso con el arte cinematográfico.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.