La Unesco declaró este miércoles al ceviche peruano, el antíquisimo y variado plato de pescado marinado, como patrimonio inmaterial de la humanidad. “Nueva inscripción en la Lista de Patrimonio Inmaterial: Prácticas y significados asociados a la preparación y consumo del ceviche, expresión de la cocina tradicional peruana”, señaló la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en la red social X (antes Twitter).
El organismo anunció la decisión durante la sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que se celebra desde el lunes en la ciudad de Kasane, en el norte de Botsuana, en África. El gobierno peruano celebró la validación de su propuesta.
“Esta inscripción es la primera de un elemento de la cocina tradicional peruana y reconoce a todas las personas que intervienen en la cadena de valor de este plato, incluyendo a los pescadores artesanales del litoral, los Andes y la Amazonía, los agricultores y las cocineras y cocineros”, resaltó el Ministerio de Cultura de Perú en un comunicado.
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El ceviche es un plato venerado como elemento central de la gastronomía peruana. Se prepara en la costa con las especies del mar, en la sierra con trucha de ríos y lagos, y en la selva con paiche o tilapia criados en lagunas.
Cada región utiliza diferentes insumos para acompañar el plato que le dan su propia identidad local.
Los antropólogos locales sostienen que el ceviche (o cebiche) comenzó a ser consumido por los antiguos peruanos hace casi 2.000 años.
Existen por lo menos mil recetas o formas para su preparación en Perú, según el reconocido chef Javier Vargas, presidente de la Asociación de Restauradores Marinos y Afines del Perú.
Bolero cubano y mexicano
El bolero de Cuba y México, considerado el género de la música romántica y la poesía por excelencia, fue declarado el martes patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.
“Nueva inscripción en la Lista del Patrimonio Inmaterial: El bolero: identidad, emoción y poesía en el canto, en Cuba y México. ¡felicidades!”, dijo la Unesco en su cuenta de X, antes Twitter.
El Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial lo validó durante el encuentro que se celebra desde el lunes en Kasane, en el norte de Botsuana, para ratificar 55 elementos relacionados con las tradiciones en diferentes partes del mundo.
Este género “tiene el extraordinario poder de decir de manera hermosa, bella, lo que llevamos en el corazón”, dijo la ministra de Cultura de México, Alejandra Frausto, en un video difundido en X.
La funcionaria mexicana reconoció a los artistas cubanos como los creadores del bolero, “que cumple su mayoría de edad en México”.
Cuba y México defendieron conjuntamente la candidatura del bolero como “identidad, emoción y poesía hechas canción”, que supone “un elemento indispensable de la canción sentimental de América Latina”.
El bolero nació en Santiago de Cuba (sureste) a finales del siglo XIX con la pieza “Tristezas” de Pepe Sánchez, y en las primeras décadas del siglo XX fue adoptado por México, que lo enriqueció con un estilo propio.
En 1932 la mexicana Consuelo Velázquez lanzó “Bésame mucho”, el más internacional de los boleros, interpretado luego por Nat King Cole, Frank Sinatra y The Beatles, entre otros.
Ambos países han dado al mundo grandes autores e intérpretes, como los cubanos Omara Portuondo y los ya fallecidos Celia Cruz, Elena Burke, César Portillo e Ignacio Villa (Bola de Nieve); así como los mexicanos Agustín Lara, Javier Solís, Álvaro Carrillo y Armando Manzanero.
El canto lírico italiano
La UNESCO integró el miércoles el canto lírico italiano en su patrimonio inmaterial, una decisión saludada por Italia como una marca de “excelencia mundial”. De Scarlatti a Verdi pasando por Monteverdi, las grandes operas italianas son cantadas en el mundo entero, mejoradas por interpretaciones famosas como la del tenor Luciano Pavarotti (1935-2007).
“Transmitida oralmente de maestro a alumno, esta práctica favorece la cohesión colectiva y la memoria sociocultural. Es un medio de expresión libre y diálogo intergeneracional, su valor cultural es reconocido a nivel nacional e internacional”, considera la UNESCO.
La institución define a este arte como “una técnica de canto bajo control fisiológico que intensifica la potencia vocal en espacios acústicos como los auditorios, coliseos e iglesias”.
“El largo y minucioso trabajo (...) es una consagración oficial de lo que ya sabíamos: el canto operístico es (una marca de excelencia mundial, entre las que nos representan mejor a través del planeta”, se congratuló el ministro de Cultura Gennaro Sangiuliano en un comunicado.
“La ópera nació en Italia”, señaló a AFP en mayo de 2022 el francés Stéphane Lissner, director del Teatro San Carlo de Nápoles, inaugurado en 1737 y considerado la más antigua opera del mundo.
¿Pero por qué la ópera italiana sería más legítima para ingresar al patrimonio inmaterial de la humanidad que sus homólogas francesa o alemana?
Para Lissner, que también dirigió la prestigiosas Scala de Milán, “la manera de cantar en lengua italiana provoca incontestablemente, esté o no uno de acuerdo, la mayor emoción entre los amantes de la ópera”.
El Comité intergubernamental de salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, que se reúne desde el lunes en Botsuana, debería validar la inscripción de 55 nuevos elementos, presentados bajo el ángulo de tradiciones comunitarias.
Tradiciones del “iftar”
La Unesco validó este miércoles la inscripción de las “tradiciones socioculturales” del “iftar” --la comida que rompe el ayuno musulmán-- al patrimonio inmaterial de la humanidad, tras una solicitud de Azerbaiyán, Irán, Uzbekistán y Turquía.
El Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, reunido desde el lunes en Kasane, en Botsuana, reconoció la importancia de esta cena que rompe el ayuno del ramadán.
“El iftar (...) es realizado por los musulmanes tras el atardecer durante el mes de ramadán, después del cumplimiento de todos los ritos religiosos y ceremoniales”, explica la Unesco, la agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Esta comida, que marca la ruptura del ayuno, “suele tomar la forma de reuniones o cenas, reforzando los vínculos familiares y comunitarios y promoviendo la ayuda mutua, la solidaridad y los intercambios sociales”, añade la agencia.
La Unesco subrayó que su práctica “se transmite generalmente dentro de las familias” y que “muchas veces, los niños y jóvenes son responsables de la preparación de platos durante las comidas tradicionales”.
En varios países musulmanes, la tradición establece que se abre el “iftar” comiendo un dátil --o una aceituna en el caso de Turquía-- acompañado de agua o té.
Fuente: AFP.