Sara Ayala, sara.ayala@nacionmedia.com.py
El regreso de Morat a Paraguay sobrepasó las expectativas de los artistas, esta vez, se duplicó el número de asistentes, el viernes pasado. Casi 15 mil personas llegaron hasta el Jockey Club para deslumbrarse con el grupo colombiano, al que volvían a ver luego de cuatro años, desde su debut en el Arena SND, el 28 de setiembre de 2019.
Con su estilo muy peculiar en la presentación arrancaron el show, el conteo en las pantallas principales ayudaba a que las más fanáticas de todas las edades puedan dar un respiro a la ansiedad. Sin mucho preámbulo y con una puntualidad bien marcada, salieron al escenario con “Besos en guerra” y “506″, temas que hicieron retumbar el Jockey Club. Juan Pablo Isaza saludó al público y agradecía la presencia. “La otra vez había menos gente, eso nos hace felices de nuestra música por sobre todo agradecidos. Gracias por tomarse el trabajo de venir”, expresaba.
La banda, que está integrada por Juan Pablo Villamil en el bajo, Juan Pablo Isaza en la guitarra, y los hermanos Simón Vargas en el bajo y Martín Vargas en la batería, encendieron al público que no dejó de acompañar, coreando cada pista musical. El show siguió con “Por favor no te vayas”, “Segundos platos”, “Aprender a quererte”.
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Ni la alerta meteorológica pudo frenar el entusiasmo de todos los fans listos para corear todo el repertorio musical. Con una energía y carisma con acento colombiano envolvía la presencia de los miembros de la banda, que logró cautivar al público paraguayo que estalló entre gritos, llantos y saltos de la emoción.
Por unos segundos, Juan Pablo Villamil no desperdició la ocasión para transmitir una introducción previa a “Debí suponerlo”, comenzó diciendo: “Qué caros son esos momentos de los que nos hubiéramos podido arrepentir, de eso se trata esta canción, del que hubiera sido”, para luego marcar un momento tenue en el concierto acompañado de las linternas de los celulares.
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En otra oportunidad, Juan Pablo Isaza mientras estaba frente al piano, habló de los lazos que forjaron como grupo, ya que se conocen, desde los cinco años de edad, una coincidencia muy bonita para la formación de la banda. Mencionó que las canciones siempre salían con la intención de llamar la atención de una niña, pero con el tiempo el sentido de las rimas dolía un poco más.
“Cuando la vida es más seria, la canción también, nos miramos y dijimos esto, ya duele un poquito más, están letras están más de cerca y estas canciones están empezando a doler”, decía al son del piano para presentar “Punto y aparte”. El espectáculo siguió con “Mi suerte”, “Mi nuevo vicio”, “Yo no merezco volver”. También pudieron estrenar el nuevo tema del grupo, “Demasiado lejos”, que logró posicionarse entre las más fanáticas que ya conocían el nuevo repertorio, seguido por otros temas como “A dónde vamos”, “Cuando el amor se escapa”.
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Ya al final del show, con una cercanía siempre con el público, continuaron con “No se va”, uno de los temas más coreados por los presentes; otro de los temas que también lograron imponerse fueron “Cuando nadie ve” y “Amor con hielo”. Mientras sonaba “París”, en el aire empezaron a flotar pelotas de los colores de la banda, blanco, negro y rojo y con la impresión de una M de Morat que voló por los aires ante fuertes vientos que anunciaba las primeras gotas de lluvia.
Para el primer cierre eligieron su icónico tema “Llamada perdida”, entre tiras de papeles picados y fuegos artificiales, los artistas se despedían del escenario para luego volver con “Cómo te atreves”, y darle un cierre magnífico al público paraguayo. Esta vez sellando el compromiso de fidelidad que existe entre Morat y sus fans.
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