La directora estadounidense Sofia Coppola rindió justicia este lunes pasado en la Mostra de Venecia a la esposa de Elvis Presley con “Priscilla”, una película que revela la extraordinaria relación que los mantuvo atados a ambos durante años. Woody Allen demostró por su parte a sus 87 años que aún guarda ases en la manga con “Golpe de suerte”, una historia de infidelidad amorosa de ambiente burgués, un tema que ha abordado numerosas veces a lo largo de 50 películas, pero esta vez en francés y ambientada en París.
Hace poco más de un año el australiano Baz Luhrmann logró un gran éxito de taquilla con “Elvis”. Cineasta con reputación de independiente, Coppola se atreve a revisitar el mito, pero desde el punto de vista de Priscilla, a la que el rey del rock conoció en Alemania mientras cumplía su servicio militar. Ella apenas tenía 14 años, él 24.
Con una mirada serena y lúcida, “Priscilla” aborda una peculiar relación: la de una chica apenas adolescente (interpretada por la cantante y actriz Cailee Spaeny) que logra no solamente convencer a sus padres de que Elvis (Jacob Elordi) guarda buenas intenciones, sino incluso a permitir que se vaya vivir con él a su mansión de Graceland.
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Elvis Presley la instala en su casa y la inscribe en un colegio de monjas en Memphis para que termine su escolaridad, sin consumar nunca sexualmente su relación durante años, hasta que se casa con ella (cuando ella tenía 21 años), insiste Priscilla.
“Fue muy dificíl para mis padres entender por qué Elvis estaba tan interesado en mi” explicó una emocionada Priscilla Presley en rueda de prensa en el Lido. Como en “Elvis”, el rey del rock es retratado como un hombre herido por la muerte de su madre, enganchado a las drogas, algo que estuvo a punto de hacer naufragar también a su joven esposa. Ambos divorciaron en 1973.
Priscilla Presley, que tuvo una hija con Elvis (Lisa-Marie), es productora de la película, que concursa para el León de Oro. “No sé por qué confió tanto en mí, pero lo hizo”, recordó Priscilla, de 78 años, que se ha desempeñado como actriz y presentadora. “La gente pensaba: ‘era el sexo’. Pero no fue así. Nunca tuve relaciones con él [hasta la boda]. Era muy dulce, muy amoroso, pero también respetó el hecho de que yo tenía solo 14 años”, aseguró ante los periodistas.
La película muestra sin embargo la enorme tensión emocional de una joven que tuvo que soportar, durante años de espera, las infidelidades y el lado posesivo del intérprete de “Heartbreak Hotel”. Es una película que narra “la evolución de una joven que acabar por escapar para encontrar su propio lugar”, explicó Sofia Coppola.
Ignorado en EE. UU., querido en Europa
Woody Allen tiene una reputación más independiente si cabe ante Hollywood, pero también tiene sus propios problemas. Sacudida por la marea del MeToo, la industria cinematográfica estadounidense rehúye asociarse con un director de cine bajo la sombra de las acusaciones de abusos sexuales que lanzó su hija adoptiva, Dylan.
Desde que las acusaciones resurgieron en 2013, Allen ha ido redirigiendo su carrera hacia Europa. “Golpe de suerte” fue rodada en Francia con Lou de Laâge, Niels Schneider, Melvil Poupaud y Valérie Lemercier en los roles principales. La capital francesa ya fue escenario de otra película de Allen hace 12 años, “Midnight in Paris”.
El autor de “Manhattan” o “Hannah y sus hermanas” reconoció recientemente que está por cerrar su larga carrera cinematográfica. “Cuando era joven, las películas que más nos impresionaban eran las europeas, francesas, italianas, suecas... Todos queríamos hacer películas como las europeas”, recordó el director ante la prensa. “Tengo muy buenas ideas para Nueva York, y si alguien sale de la sombra y dice ok, si está de acuerdo en darme el dinero y no entrometerse, ‘¡adelante!”, bromeó.
Dispuesto a volver a Nueva York
El director Woody Allen, desterrado de la industria cinematográfica estadounidense, prometió irónicamente el lunes en el Festival de Venecia volver a rodar en su ciudad de Nueva York “si alguien está lo suficientemente loco” como para financiarlo. Allen acudió a Venecia para presentar su película número 50, “Golpe de suerte”, filmada en París en francés, con actores franceses.
“Cuando era joven, las películas que más nos impresionaban eran las europeas, francesas, italianas, suecas... Todos queríamos hacer películas como las europeas”, recordó el director de 87 años de edad ante la prensa. “Golpe de suerte” es presentada fuera de competición en la Mostra, y es la primera película de Allen en lengua no inglesa.
“Me siento como un auténtico cineasta europeo”, añadió el cineasta. Maestro del humor y de la sátira social, multipremiado, Woody Allen apenas ha trabajado en los últimos años en Estados Unidos, después de que resurgieran las acusaciones de agresión sexual de Dylan Farrow, a quien había adoptado siendo niña junto a su exmujer Mia Farrow.
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Los hechos, que salieron a la luz pública en 1992, fueron investigados por la policía y un fiscal estadounidense, que exoneraron a Allen. El escándalo, sin embargo, volvió a resurgir en 2013, cuando Dylan acusó de nuevo a Allen, ya adulta. Cuando se le preguntó el lunes sobre la idea de volver a filmar en Nueva York, donde se desarrollan la mayoría de sus películas, Woody Allen bromeó: “Tengo muy buenas ideas para Nueva York, y si alguién sale de la sombra y dice ok, si está de acuerdo en darme el dinero y no entrometerse, ‘¡adelante!”, bromeó.
“Si la gente está lo suficientemente loca como para estar de acuerdo con eso, ¡haré una película en Nueva York!” añadió. “Golpe de suerte” es un drama de adulterio y crimen en un ambiente burgués, un tema recurrente en el cine de Allen, rodado con los actores Lou de Laâge, Melvil Poupaud, Niels Schneider y Valérie Lemercier en los roles principales.
Carrera empañada
La prolífica y exitosa carrera de Woody Allen, ganador de cuatro Óscar, que presenta en la Mostra de Venecia su película número 50, “Golpe de suerte”, se ha visto empañada por la denuncia de abuso sexual de su hija adoptiva. El director y guionista de 87 años está considerado como el renovador de la comedia moderna y maestro en diseccionar las fobias y angustias del intelectual urbanita.
Pero en las últimas tres décadas, la vida privada del más europeo de los cineastas estadounidenses ha protagonizado tantos titulares como sus películas. Las acusaciones nunca probadas de manoseo sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow cuando ésta tenía siete años empañaron su carrera y obligaron al cineasta, que siempre ha negado los supuestos abusos, a estar a la defensiva mientras veía cómo se le cerraban puertas, sobre todo, a raíz del movimiento #MeToo.
Nacido en el Bronx el 1 de diciembre de 1935 y criado en Brooklyn, Allen Stewart Konigsberg empezó su carrera en el mundo de la magia y los monólogos antes de dar el salto a la gran pantalla, donde sus excentricidades y su humor cautivaron a un ejército de fieles.
“Cuando empecé, soñaba con ser Godard, Fellini, Truffaut o Resnais. Junto con Bergman y Antonioni, son los directores que me insuflaron las ganas de hacer este oficio”, declaró en 2014 a la revista francesa Le Nouvel Observateur, Woody Allen, cuya frágil silueta, su sombrero y sus gafas de montura oscura le hacen reconocible a mil leguas de distancia.
Con tres Óscar como guionista y uno como director y 24 nominaciones, también como actor, en la dilatada carrera de este cineasta que ha sacado prácticamente una película por año, figuran títulos inolvidables como “Annie Hall”, “Manhattan”, “Hannah y sus hermanas”, “Match Point”, “Blue Jasmin”, “Medianoche en París” o “Un día lluvioso en Nueva York”.
Escándalo
En 1992, su entonces pareja Mia Farrow, protagonista de 13 de sus grandes películas, como “Hannah y sus hermanas” --uno de los mayores éxitos comerciales del cineasta-- lo denunció después de encontrar en el apartamento del cineasta unas fotos en las que aparecía desnuda la hija adoptiva de la actriz y de su entonces marido André Previn, Soon-Yi.
La joven, de origen coreano, tenía 21 años y el cineasta 56. La pareja se casó en 1997 y hasta hoy siguen juntos. En medio de la tormentosa separación, Mia Farrow le acusó de haber manoseado sexualmente a la hija adoptiva de ambos, Dylan, cuando tenía 7 años.
Las investigaciones de dos agencias de protección de menores nunca pudieron probar las denuncias contra Allen y aunque un juez neoyorquino dictaminó que las acusaciones no eran concluyentes, en junio de 1993 concedió la custodia de Dylan a la madre y restringió los derechos de visita al padre, al que tildó de “egocéntrico, indigno de confianza e insensible”.
En sus memorias, “A propósito de nada”, en las que se extiende sobre este hecho, el cineasta asegura que, si fueran verdad dichas acusaciones, nunca las autoridades le habrían permitido adoptar a sus dos hijas con su actual esposa.
Desde entonces, el premio príncipe de Asturias de las Artes 2002, que le abrió el camino a una estrecha relación con España y con Javier Bardem y Penélope Cruz, protagonistas con Scarlett Johansson, de “Vicky Cristina Barcelona”, ha vivido a la defensiva pese a que en su autobiografía dice que “al no creer en el más allá, le es indiferente que la gente me recuerde como cineasta o como pederasta”.
“Caza de brujas”
En plena campaña #MeToo contra el acoso sexual, alimentada por las revelaciones de su único hijo biológico, el periodista Ronan Farrow sobre el poderoso productor cinematográfico de Hollywood Harvey Weinstein, que purga una condena en la cárcel, hizo que varios actores renegaran del cineasta.
En enero de 2018, Dylan Farrow concedió su primera entrevista en televisión, en la que describió entre lágrimas a su padre como un mentiroso. Allen contraatacó y acusó a la familia de su expareja de “aprovechar cínicamente la oportunidad que brinda el movimiento Time’s Up para repetir esta acusación sin fundamento”.
Pero fue criticado por decir que se sentía “triste” por Weinstein y hablar de una “atmósfera de caza de brujas” en la que “cada tipo en una oficina que guiña un ojo a una mujer de repente tiene que llamar a un abogado para defenderse”. En 2018, Amazon, que produjo algunas de sus películas, rompió un contrato que había firmado con el cineasta para hacer una serie. Tras un acuerdo amistoso, el gigante estadounidense incluyó el título en su plataforma Amazon Prime en 2021.
Incapaz de encontrar en Estados Unidos financiación, Allen ha seguido haciendo cine en Europa. “Golpe de suerte” --una oscura historia de amor en París-- la primera película de Allen rodada en francés, podría ser también la última. “Mi idea, en principio, es no hacer más películas y centrarme en la escritura”, declaró el cineasta en una entrevista al diario español La Vanguardia el año pasado.
En el alma humana
El director japonés Ryusuke Hamaguchi, ganador de un Oscar el año pasado con “Drive My Car”, se adentra aún más en los misterios del alma humana con “Evil does not exist”, en concurso en el 80º Festival de Venecia. “Evil Does Not Exist” (“Aku Wa Sonzai Shinai” en su título original en japonés), narra el impacto en una pequeña comunidad rural nipona de un proyecto de camping de lujo, que representa por igual oportunidades y amenazas para sus habitantes.
La película se centra en especial en la relación entre un misterioso vecino de la aldea y dos encargados de relaciones públicas que el inversor ha escogido para convencer a los habitantes. La película se recrea en los paisajes y en la forma en cómo esa naturaleza salvaje modifica, o refuerza, el comportamiento de unos y otros.
“Realmente no quería hacer nada durante un tiempo después de los Oscar, pero... sentí que podía lanzarme con esto”, dijo el director en entrevista con la AFP en Venecia. “Drive My Car”, convirtió a Hagamuchi en el primer director japonés nominado para el Óscar a la mejor película (2022). Acabó ganando el galardón a la mejor película internacional.
“No es necesariamente presión lo que sentí, ¡simplemente necesitaba un descanso!”, explica el director. “Evil does not exist” surgió como historia cuando el compositor Eiko Ishibashi le pidió a Hamaguchi que filmara imágenes en la región remota para unos conciertos. El director acabó creando un guión entero.
“Como soy una persona de ciudad, puedo hablar sobre cómo es para esa gente penetrar en estos entornos naturales”, explicó. El final de la película es enigmático, reconoce el director. “No estoy del todo seguro de si me gusta este tipo de final o no”, dice. “Pero cuando escribo un guión, siempre me interesa asegurarme de que no me resulte aburrido. Este final brotó naturalmente”, añade.
“Así es como suelo representar a las personas: no es blanco y negro forzosamente”, explica. “A menudo represento a personas que tal vez hacen algo terrible y, sin embargo, hay acciones y razones detrás de ello”. “Evil does not existe” concursa para el León de Oro (23 películas en total), que será anunciado el próximo sábado.
Michael Fassbender vuelve
El actor germano-irlandés Michael Fassbender regresó a la pantalla grande en el Festival de Cine de Venecia el domingo después de años de inmersión en el mundo de las carreras, con el rol de un asesino a sueldo en “The Killer”, de David Fincher. Producida por la plataforma Netflix, la película describe las vicisitudes de un sicario que falla un atentado, lo que le acarrea graves consecuencias personales.
Fassbender es conocido por grandes éxitos de taquilla con la franquicia “X-Men” y por sus roles como “12 años de esclavitud”, “Hunger” o “Macbeth”. En 2017 anunció que quería dedicarse al automovilismo profesional. Participó en el Ferrari Challenge y más tarde se enroló en la European Le Mans Series.
“Si no hubiéramos podido encajar en su agenda, entre dos temporadas de carreras, probablemente no hubiéramos hecho la película”, declaró en rueda de prensa Fincher. El papel era para un actor amenazante pero no “demasiado aterrador”, explicó el director. “Me gusta mucho la idea de que alguien vea esta película y se ponga nervioso por la persona que está detrás de él en la fila de un Home Depot [almacenes de bricolaje]”, bromeó Fincher.
“The Killer” es una película de venganza oscuramente cómica, en la que el pistolero interpretado por Fassbender intenta mantenerse concentrado y profesional, pero se ve constantemente obligado a improvisar a medida que los acontecimientos se salen de control. Ni Fassbender ni la coestrella Tilda Swinton acudieron al estreno en Venecia debido a la actual huelga de actores en Hollywood. Fassbender ganó el premio a la mejor interpretación masculina en la Mostra en 2011 por “Shame”.
Detenido por agresión sexual
El actor español Gabriel Guevara, conocido por sus roles en teleseries, está detenido en Venecia a causa de una orden de arresto internacional emitida por Francia por agresión sexual, anunciaron los medios de comunicación italianos este domingo. Guevara, de 22 años, se hallaba en Venecia para recibir un premio otorgado por el festival Filming Italy por su rol en la serie “Skam España”, una adaptación de una producción noruega para el público adolescente.
La 80ª Mostra de Venecia emitió por su parte un comunicado para aclarar que la presencia del joven actor español no guardaba ninguna relación con el festival internacional de cine. La atribución del premio a Guevara quedó suspendida a la espera de la conclusión de la investigación, aclararon los organizadores del evento privado.
Según la agencia local Ansa, Gabriel Guevara fue detenido por la policía a su llegada el sábado al Lido, donde se celebra la Mostra. Un tribunal italiano deberá pronunciarse en los próximos días sobre la demanda de extradición. Gabriel Guevara ha colaborado también en las series “Hit” o “Como mandarlo todo a la mierda”, que tuvo éxito el año pasado en España, y ha interpretado papeles menores en “Culpa tuya” y “Culpa nuestra”.
No cree en buenos y malos
El actor danés Mads Mikkelsen, encarnación recurrente del “Mal” en Hollywood, considera la oposición entre malos y buenos que prevalece en el cine estadounidense como algo caricaturesco. “Entre los estadounidenses hay malos y hay buenos”, subraya en una entrevista con AFP durante el Festival de Venecia, donde protagoniza “Bastarden (La tierra prometida)”, una película de Nikolaj Arcel que compite por el León de Oro.
El actor interpreta a un soldado danés obsesionado con la venganza social en el siglo XVIII. Incluso en las películas más complejas, el cine comercial estadounidense “se sigue recurriendo a la oposición entre malos y buenos”, mientras que “en el cine danés no consideramos las cosas de la misma manera”, dice el intérprete del malvado Le Cipher frente a James Bond en “Casino Royale” (2006).
En “La tierra prometida” su personaje se llama Ludvig Kahlen, un capitán del ejército danés “que quiere convertirse en algo que él mismo odia”. Es un bastardo, producto de la relación entre una sirviente y un noble, alguien que “odia la nobleza, pero quiere ser parte de ella”. Para ello se lanza al loco proyecto de fertilizar y cultivar páramos baldíos en la región de Jutlandia.
Su enemigo en “La tierra prometida”, es un noble cruel, violador y asesino al borde de la locura. Pero ese personaje “no es un ‘malo’, es sólo un ser humano triste que comete malas acciones”, destaca el actor. “Prefiero abordar así los personajes”, concluye el villano por excelencia del cine mundial, que sigue siendo un nazi junto a Harrison Ford en la última entrega de la saga de Indiana Jones estrenada recientemente.
‘Salvado por la campana’
“Dispuesto a arrasar con todo para llegar hasta ahí”, Ludvig Kahlen es “salvado por la campana” al descubrir, “aunque sea un poco tarde, que hay personas que importan en su vida”. Mads Mikkelsen quedó seducido por la redención de este personaje que “nunca dejó entrar a nadie en su vida, que nunca sintió ninguna emoción hacia nadie”.
“¡Y se sorprende cuando eso le sucede!”, exclama el actor. Los temas que emergen en el guión resuenan con la sociedad contemporánea: el lugar de las supersticiones y la religión, la convivencia del ser humano con la naturaleza, la justicia social...
“No intentamos integrar a la fuerza temas de 2023, como nuestra moral o nuestra visión del mundo (...) No soy fan de eso en las películas históricas, pero resultó que los personajes de la película tratan de cosas y experiencias que también son identificables para nosotros en la actualidad”, indica.
El actor, coronado en 2012 con el premio de interpretación en Cannes por su papel de profesor sospechoso de pederastia en “La caza” de Thomas Vinterberg, sigue a sus 57 años alternando superproducciones y películas independientes con regularidad meticulosa.
“Nadie me obliga, es bastante voluntario”, dice, con el rostro bronceado por el sol. “Es súper agradable irme [a Hollywood] pero siempre termino volviendo a casa”, añade este actor nacido de Copenhague. Después de promocionar esta nueva película, ningún proyecto en el futuro inmediato. “Ahora toca familia, deporte y vacaciones”, desliza con una sonrisa este fumador empedernido.
“Sobre todo la noche”
El director español Víctor Iriarte presenta su primer largometraje en la Mostra de Venecia, “Sobre todo la noche”, la historia de dos madres que aprenden a descubrirse a partir del hilo que las une: su único hijo. Vera (Lola Dueñas) tuvo que ceder a su hijo recién nacido cuando era muy joven, en una España recién salida de la transición política, y Cora (Ana Torrent) fue su madre adoptiva.
Cuando la madre biológica logra entrar en contacto con su hijo ya adolescente, Egoz (Manuel Egozkue), la cuenta pendiente no es solamente consigo misma y con él, sino con el sistema que le arrebató a su hijo. Vera prepara la venganza, pero para ello debe contar con la colaboración de Egoz y Cora.
“Las dos son madres, las dos están heridas, pero esta tenía que ser una película sobre el encuentro”, explicó a AFP Víctor Iriarte en entrevista. “Sobre todo la noche” narra la necesaria colaboración entre ambas madres, no la rivalidad. El compromiso político de Vera, que la llevó a Portugal, debe ser asumido por Cora y Egoz.
“Era importante que fuera una película que tuviera algo de memoria y reparación, pero a través de lo íntimo”, explica Iriarte. “Creo que Cora aprende mucho de Vera, y viceversa. Se sorprenden mutuamente”, añade. Miembro del comité seleccionador del festival de cine de San Sebastián, Iriarte ha rodado numerosos cortos y ha publicado una obra de ficción, y para esta ópera prima larga contó con la colaboración de dos grandes actrices del cine español.
Ana Torrent es intérprete de obras cumbres del cine español como “Cría cuervos”, de Carlos Saura, o de “Cerrar los ojos”, el reciente regreso a la gran pantalla de Víctor Erice. Lola Dueñas ha rodado bajo las órdenes de directores como Pedro Almodóvar (“Los abrazos rotos”, “Volver”) y confiesa que nada la estimula tanto como seguir a un director con las ideas claras.
“Es lo único que hace falta para hacer cine: un director. Y yo soy feliz cuando tienen la peli tan clara como lo tiene Víctor”, explica la actriz. Ambientada en Oporto, la película cuenta con una cuidada puesta en escena, casi teatral. “A mí es así que me interesa hacer esta película: la posibilidad de cruzar un relato potente con una estética” indica su director. La película compite en la sección “Jornadas de los Autores” en Venecia.
De padre a hijos
Hace casi tres décadas, tras sufrir un grave accidente de coche, el guionista mexicano Guillermo Arriaga plasmó por escrito su peor pesadilla: morir y dejar a su familia desamparada. Era el primer guión del autor de “Amores Perros” o “21 gramos”, y sus dos hijos, Santiago y Mariana, acaban de rodar la película, “A cielo abierto”, que concursa en la sección Horizontes de la 80ª Mostra de Venecia.
Filmada en el estado mexicano de Cohauila (norte), “A cielo abierto” narra el accidente de tráfico que sufre un arquitecto y su hijo de 12 años, embestidos por un camión. ¿Distracción o neglicencia criminal? El hijo mayor (Máximo Hollander) está obsesionado con hallar el conductor del camión y arrastra en su búsqueda a su hermano menor, que sobrevivió (Theo Goldin) y a la hermanastra de ambos (Federica García).
“Aún viviendo en casa de mis padres, mi mamá me pide ordenar unas cajas que tenía desde hace mucho tiempo, con muchos papeles. Buscando entre esas cajas me encontré con el guión de ‘A cielo abierto’, que nunca había leído”, explicó Santiago Arriaga en entrevista con AFP. “Nuestro padre lo escribió con el miedo de qué pasaría si él se muere. Él era papá de dos niños chiquitos, Mariana y yo. Y creo que nosotros lo filmamos con el miedo de qué pasaría si lo perdemos”, añadió el joven cineasta.
Personalidades muy diferentes
Mariana (32 años) y Santiago (30 años) llevan seis años dirigiendo juntos. “A cielo abierto” es su primer largometraje, después de tres cortos: “Libre de Culpa”, “B-167-980-098″ y “Hora Cero”. La codirección es inusual en el cine, pero los Arriaga destacan sin dudar el ejemplo de los hermanos Coen, maestros en el cine policíaco.
“En todas las ocasiones lo que hacemos es tratar de hacer un muy sólido trabajo de preproducción, hablar muchísimo entre nosotros y tratar de de entender qué queremos decir cada uno”, explica Mariana. En el caso de “A cielo abierto” tuvieron tiempo de sobras, puesto que el proyecto tardó ocho años en concretarse.
Los derechos cinematográficos del guión estaban vendidos, pero la películaba no se concretaba. Mientras, Guillermo Arriaga conquistaba fama mundial junto a Alejandro Gómez Iñárritu con “Amores Perros” y “21 gramos”, basados también en narrar historias a partir de un accidente de tráfico.
Le siguió luego “Babel”, que marcó el final de su colaboración mutua. Los Arriaga consiguieron recuperar los derechos del guion. Los hermanos narran esta historia sombría desde el punto de vista contradictorio de tres adolescentes que se lanzan juntos a una aventura arriesgada, pero con propósitos muy diferentes. “De nuestro padre hemos aprendido que las decisiones se toman alrededor de una historia, no alrededor de la estética”, explica Mariana.
“Somos personalidades completamente diferentes. Crecimos en la misma casa, tenemos los mismos valores. Pero a Mariana le gusta más discutir las cosas y platicar y a mi aterrizarlo todo”, añade Santiago. Ambos se declaran convencidos de que pueden mantener esa senda de colaboración. “No nos da miedo, de ninguna manera”, dice Santiago. Y su hermana añade: “yo no podría codirigir con nadie más”.
Polanski decepciona
El actor y director estadounidense Bradley Cooper logró mediante un gran parecido físico resucitar al compositor Leonard Bernstein en su biografía cinematográfica “Maestro”, estrenada este sábado en la Mostra de Venecia, antes de la desastrosa presentación de la última obra de Roman Polanski. Multipremiado en 2019 por “Nace una estrella”, Cooper es un actor que ha sabido mantener un inhabitual equilibrio en Hollywood entre su carrera de actor de grandes éxitos de taquilla (“El francotirador”, “¿Qué pasó ayer?”) y obras de autor como “Maestro”, coproducida con Martin Scorsese y Steven Spielberg.
El francopolaco Roman Polanski, de 90 años, regresó por su parte a Venecia con un vodevil rodado en un hotel suizo, “The Palace”, con viejas glorias del séptimo arte. Ni Cooper ni Polanski estaban presentes en el Lido. El director estadounidense, a causa de la huelga de actores en Hollywood, mientras que Polanski, que vive en Suiza, sigue bajo amenaza de extradición judicial en Estados Unidos por la violación de una menor en 1977.
Un genio complicado
Autor de éxitos como “West Side Story”, Bernstein fue la gran esperanza estadounidense de entrar en el olimpo de la música clásica, pero también un genio con una complicada vida sentimental. Aunque estaba casado con la actriz Felicia Montealegre, criada en Chile, Bernstein mantuvo relaciones con hombres a lo largo de toda su vida, lo que puso en peligro su vida familiar.
La película aborda directamente esas relaciones y las tensiones, no solo con su esposa (interpretada por Carey Mulligan), sino con sus hijos, que nunca supieron la verdad, según reveló la hija mayor de Bernstein, Jamie, en una rueda de prensa en el Lido. “No sé por qué mi padre lo negó todo”, explicó Jamie Bernstein, que en 2018 publicó un libro de memorias que inspiró en parte a Bradley Cooper.
“Fue un largo proceso para todos nosotros, que nos puso a prueba y nos confundió”, admitió. La hija del compositor se mostró entusiasmada con la película. “Nunca pensamos que Bradley se esforzaría tanto en mantener la autenticidad” del personaje, explicó. “En realidad es una historia de amor, la de nuestros padres”, añadió.
El hotel de los líos
Polanski no tuvo necesidad de abandonar Suiza para rodar “The Palace”, filmada en la estación alpina de Gstaad, con Mickey Rourke, Fanny Ardant y John Cleese (del grupo británico Monty Python). En Venecia, la película fue presentada fuera de competición y resultó un fracaso de crítica. Esta farsa a la antigua ambientada en 1999 recibió reseñas muy negativas, como la de Variety que la calificó como una “debacle sin risas”.
Varios críticos admitieron ser especialmente duros con el director por motivos políticos, aunque insistieron en que es fácilmente la peor película de su carrera. Hace más de cuatro décadas que Polanski vive en Europa tras desobedecer una citación de la justicia estadounidense. El multigalardonado cineasta, oscarizado por “El pianista” y “La semilla del diablo”, vive una situación similar a la de Woody Allen, que también estrena película en Venecia fuera de competición, pero que tampoco estará presente en el Lido para defenderla.
“Ha sido muy difícil hacer esta película”, explicó el productor, Luca Barbareschi, en rueda de prensa. Polanski no pudo contar con financiación francesa, ni de las plataformas estadounidenses, que en cambio mantienen en su repertorio los viejos filmes del cineasta, criticó Barbareschi. Esos largometrajes, clásicos del cine, “les generan millones”, declaró. “¿Por qué no producen la nueva película?”, se preguntó el productor. La víctima de la violación perdonó públicamente a Polanski hace muchos años, pero las autoridades judiciales mantienen en pie la demanda de extradición del cineasta.
Autor de una prolífica carrera, Polanski ha cultivado con éxito la comedia en el pasado, con películas como “El jovencito Frankenstein”. “The Palace” se presenta como una película de enredos en la Nochevieja del año 2000, con sicarios rusos, multimillonarios excéntricos y mujeres obsesionadas con la cirugía estética que desembarcan en un hotel de montaña con una gran panoplia de caprichos y obsesiones.
Fuente: AFP.