La directora francesa Justine Triet ganó este sábado pasado la Palma de Oro del 76º festival de Cannes por “Anatomie d’une chute”, un drama judicial, convirtiéndose en la tercera directora consagrada en la historia del prestigioso certamen de cine. La cineasta, de 44 años, sucede así a Jane Campion, que ganó el galardón en 1993 con “La lección de piano”, y a la francesa Julia Ducournau (“Titane” 2021).

Por un lado, es una progresión del cine hecho por mujeres, y al mismo tiempo, una nueva consagración para el cine francés, que ya conquistó galardones en los pasados festivales de Venecia (Gran Premio del Jurado) y Berlín (Oso de Oro). El jurado de Cannes otorgó el Gran Premio, el segundo en importancia, a un escalofriante retrato de la vida diaria del comandante del campo de exterminio nazi de Auschwitz, “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer.

El premio al mejor director se lo llevó el francés de origen vietnamita Tran Anh Hung por “La passion de Dodin Bouffant”, una fábula sobre una pareja de chefs del siglo XIX. El premio del Jurado fue para “Fallen Leaves”, del finlandés Aki Kaurismaki, una original comedia romántica. El guión lleno de suspense de la película “Monster” del japonés Hirokazu Kore-eda también se llevó un galardón.

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El jurado consagró como mejor actriz a la joven turca de 36 años Merve Dizdar, por “About dry grasses”, ambientada en Anatolia, y como mejor actor al japonés Koji Yakusho por su papel de un limpiador de baños públicos, en el filme “Perfect Days”, del director alemán Wim Wenders.

Una muerte sospechosa

“Anatomie d’une chute” (“Anatomía de una caída”) narra a lo largo de 2h30 el juicio de una escritora alemana (Sandra Hüller) tras la sospechosa muerte de su marido en su chalet en los Alpes franceses. No hay ningún testigo del incidente y el hijo de la pareja es deficiente visual. La justicia deberá examinar las circunstancias del hecho, una reconstrucción de la crisis de la pareja diseccionada con eficacia.

Triet ha realizado cuatro películas, todas ellas retratos de mujeres, oscilando entre el drama y la comedia. Glazer, por su parte, se centra en la vida del comandante nazi Rudolf Hoss, y de su familia, en una confortable casa con un gran jardín al lado de Auschwitz. En la película no hay ni un solo plano de violencia. Todo es indirecto, sugerido, pero no por ello menos terrorífico.

Cine latinoamericano

Cannes fue a lo largo de casi dos semanas una ventana privilegiada al cine mundial, con 21 películas en competición para la Palma de Oro. El cine iberoamericano no estaba esta vez en la competición oficial, con excepción del brasileño Karim Ainouz, que presentaba su primera película en inglés, “Firebrand”, sobre la sexta y última mujer de Enrique VIII. Sin embargo, sí estuvo presente en las secciones paralelas.

El filme chileno “Los colonos” de Felipe Gálvez --una crónica descarnada de las masacres de indígenas que acompañaron la conquista de Tierra de Fuego-- y el brasileño “Levante” de Lillah Halla --que aborda el espinoso asunto del aborto-- fueron reconocidos con el premio de la crítica internacional en sus respectivas secciones (Una Cierta Mirada y la Semana de la Crítica, respectivamente).

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También tuvo un reconocimiento la brasileña “Crowra”, de João Salaviza y Renée Nader Messora, premiada en la sección Una Cierta Mirada por su reparto coral que evoca la vida del pueblo kraho del Cerrado brasileño. Y la película española “Creatura”, de Elena Martín, una exploración sin tabúes de la sexualidad femenina, ganó el premio a la mejor cinta europea dentro de la Quincena de Cineastas, otra de las secciones paralelas.

Por esta edición de Cannes, también desfiló toda una generación de estrellas que va entonando el adiós, como Kean Loach (86 años), Marco Bellocchio (83) o Martin Scorsese (80), que presentó fuera de concurso “Killers of the Flower Moon”. El galán estadounidense Harrison Ford (80 años) presentó también la que será probablemente su última interpretación de Indiana Jones. Y el director español Víctor Erice, también pasados los 80 años, creó polémica al criticar que su elogiada película “Cerrar los ojos” no fuera admitida a tiempo en alguna sección en competición.

Palmarés de la 76º edición

Estos son los premiados de la 76ª edición del Festival de cine de Cannes:

- Palma de Oro: “Anatomie d’une chute”, de la francesa Justine Triet.

- Gran Premio: “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer.

- Mejor dirección: al francés Tran Anh Hung por “La passion de Dodin Bouffant”.

- Premio del Jurado: al finlandés Aki Kaurismäki por “Fallen leaves”.

- Mejor Guión: al japonés Yuji Sakamoto por “Monster”.

- Mejor Actriz: a la turca Merve Dizdar por “About Dry Grasses”.

- Mejor Actor: al japonés Koji Yakusho por “Perfect Days”.

- Cámara de Oro (mejor primera película): al vietnamita Thien An Pham por “Inside the Yellow Cocoon Shell”.

- Palma de Oro del cortometraje: “27″ de la húngara Flóra Anna Buda.

- Palmas de Oro honoríficas: Michael Douglas y Harrison Ford.

Primera actriz turca en ganar

Merve Dizdar se convirtió a los 36 años en la primera actriz turca en ganar el premio a la mejor interpretación femenina en el festival de Cannes por “About dry grasses”, una evocación de la Turquía rural de Nuri Bilge Ceylan. El director turco, Palma de Oro en Cannes en 2014 con “Winter Sleep”, le confió el papel de Nuray, una profesora y militante que intenta reconstruirse tras un atentado que le dejó sin una pierna.

La película transcurre en una zona remota de Anatolia, donde Nuray conocerá a Samet (interpretado por Deniz Celiloglu), un maestro de escuela que oscila entre la desesperación y la misantropía. A través de la historia de Samet, un personaje que lleva tiempo esperando un traslado a Estambul, el director aborda las repercusiones psicológicas de la distancia y los sentimientos de aislamiento, alienación y exclusión.

El filme también retrata la lucha diaria de los habitantes de esta región y su contexto geográfico y social. Merve Dizdar, que estudió arte dramático y comenzó en el teatro, rodó su primera película, “Bir Ses Böler Geceyi” (“Un ruido en la noche”), en 2011 y luego trabajó en varias series de televisión. En 2020, destacó por su personaje en la comedia “War of the Eltis”, uno de los mayores éxitos de taquilla en Turquía.

Antes de ella, dos actores turcos habían recibido el premio a la interpretación masculina en Cannes en 2003, Muzaffer Özdemir y Mehmet Emin Toprak, por sus papeles en “Uzak”, también de Nuri Bilge Ceylan. El personaje que interpreta en “About dry grasses” (“Sobre las hierbas secas”) “está luchando por su existencia y ha superado muchas dificultades”, dijo la actriz tras recibir el galardón.

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Rodar con Ceylan, “fue una experiencia sublime, mi personaje no estaba muy detallado en el guion, era necesario interpretarlo”, explicó la actriz a la prensa tras la proyección de la película el pasado viernes. Trabajar con él “es algo muy gratificante”, añadió la joven, que solo descubrió la película terminada el día antes de su proyección.

“Estábamos como en un laboratorio al comienzo del rodaje, sobre los sentimientos, las personas. Este director es excepcional, rodar con él fue como un baile donde se mezclan sentimientos”, afirmó. Nuri Bilge Ceylan, conocido por la meticulosidad de su puesta en escena, la omnipresencia del paisaje y sus largas películas (más de tres horas en algunos casos), es uno de los cineastas más reconocidos de su país y del cine de autor internacional.

Éxito y polémica

El cine latinoamericano pasó discretamente por el 76º Festival de Cannes que terminó este sábado, mientras que la presencia de España, invitada de honor en el mercado audiovisual paralelo, se vio empañada por la ausencia del director Víctor Erice. Ninguna producción de América Latina participó en la selección oficial. Solo fue convocado el brasileño Karim Ainouz, que presentaba su primera película en inglés, “Firebrand”.

Las cintas presentadas en secciones paralelas tuvieron recompensas menores, que dejan quizás presagiar el ascenso de una nueva generación, más interesada en temas como los indígenas o la sexualidad femenina.

El filme chileno “Los colonos” de Felipe Gálvez, sobre las matanzas de indígenas en Tierra de Fuego-- y el brasileño “Levante” de Lillah Halla, sobre el aborto, fueron reconocidos con el premio de la crítica internacional en sus respectivas secciones (Una Cierta Mirada y la Semana de la Crítica).

También tuvo un reconocimiento la brasileña “Crowra”, de João Salaviza y Renée Nader Messora, premiada en la sección Una Cierta Mirada por su reparto coral que evoca la vida del pueblo kraho del Cerrado brasileño.

Y la película española “Creatura”, de Elena Martín, una exploración sin tabúes de la sexualidad femenina, ganó el premio a la mejor cinta europea dentro de la Quincena de Cineastas.

Larga gestación

En la mayoría de películas latinoamericanas, el tiempo entre la concepción del proyecto y su realización fue largo, durante años.

Unos nueve años en el caso de “Los colonos”.

“La verdad, el tiempo tiene más que ver con buscar financiamiento que con otra cosa. Hacer cine en Chile es muy difícil. Recibimos muy poco apoyo, muy poco dinero”, declaró a la AFP Felipe Gálvez, que filmaba un largometraje por vez primera.

En el caso de “Levante”, otra ópera prima, Lillah Halla necesitó siete años. El covid-19 también fue un obstáculo para su gestación, como en tantos otros proyectos.

Ainouz, por su parte, reconoció que “Firebrand”, una lujosa producción con Alicia Vikander y Jude Law, fue un encargo, después de quedarse sin su propio proyecto en Brasil en el año 2020.

“Hacer una película en inglés es también entrar en el mundo del cine comercial”, reconocía a la AFP.

El caso Erice

Cannes empezó este año por todo lo alto para España: invitada de honor en el mercado del cine paralelo al festival, con récord de inscritos y decenas de actos oficiales.

Pedro Almodóvar presentaba además su esperado cortometraje “Extraña forma de vida”, un wéstern gay que fue bien acogido.

El festival esperaba otro invitado de honor, el veterano Víctor Erice, que deslumbró precisamente hace medio siglo a la Croisette con “El espíritu de la colmena”.

Este año presentaba “Cerrar los ojos” en la denominada Cannes Première, una sección con películas importantes que por alguna causa no entraron en ninguna sección competidora.

Fue en esta sección donde se estrenó el año pasado “As Bestas” de Rodrigo Sorogoyen, luego todo un éxito de crítica y taquilla.

Erice no acudió al estreno, en protesta por lo que considera una mala comunicación con el Festival.

El veterano director de 82 años, que volvía a presentar un largometraje de ficción después de más de tres décadas, aseguró en una carta abierta en el diario “El País” que su película estaba lista para ser incluida en la selección oficial desde el 24 de marzo.

La selección oficial se cerraba en abril.

“Puede que más de uno se pregunte: si la película estaba lista para ser proyectada en Cannes Première, ¿por qué no lo estaba para ser presentada a Competición?” explicaba Erice en su carta abierta.

Presentar una película a una u otra sección es una decisión importante para un cineasta que acude a Cannes: los calendarios son diferentes, y hay que calibrar las expectativas propias y las señales que recibe de los comités de selección.

“La selección de la película ‘Cerrar los ojos’ se desarrolló en las condiciones habituales del proceso”, aseguró un comunicado del festival.

“El Festival de Cannes es el primer sorprendido” por la polémica, añadió el texto.

El esperado regreso de Pixar

“Elemental”, la película que clausura el 76º Festival de Cannes, marca el regreso de Pixar a la Croisette y a los cines, según el director del estudio de animación, esta vez con una historia de amor “a lo Romeo y Julieta” donde conviven los cuatro elementos.

Estar en Cannes, “después del período de eclipse del covid, ¡significa para nosotros volver a los cines!”, celebró Pete Docter, cuya película se estrenará en junio, en conversación con la AFP.

El director del estudio fundado en 1986 y comprado por Disney en 2006 insiste: “Queremos que el público vea nuestras películas en la pantalla grande, con otros espectadores alrededor, es un placer”.

Tras el cierre de salas provocado por la pandemia, Disney optó por poner algunos de sus largometrajes en la plataforma Disney+, como “Soul”.

“En Pixar, estamos siguiendo la misma estrategia de Toy Story, es decir, encontrar ideas con un mensaje universal y mostrar nuestras películas a tantas personas como sea posible” en salas de cine, subraya Docter.

La nueva película comienza con una historia de amistad entre Flam, una joven intrépida e ingeniosa, y Flack, un chico sentimental y divertido, guiado por su corazón, en una ciudad donde conviven los cuatro elementos.

Sin embargo, la química quita toda esperanza de coqueteo o de amor entre los “Flamboyants”, fuegos que se alimentan de troncos y llevan a sus bebés en barbacoas rodantes, y los “Aquatiques”, personajes que, como el héroe Flack Lamare, corren el riesgo de evaporarse con altas temperaturas.

Inspirado en su propia experiencia, el director surcoreano Peter Sohn (“Un Gran Dinosaurio”) se basó en su relación amorosa con una estadounidense de origen italiano para transmitir un mensaje sobre “las dificultades y los malentendidos entre culturas”, dijo Docter a la AFP.

Como siempre sucede con Pixar, el largometraje está dirigido tanto a adultos como a niños.

Esta película animada también utiliza efectos especiales en “casi todas las tomas” por la forma de los personajes, como el de una llama al viento en constante movimiento. “Cuando Peter Sohn me dijo: ‘Quiero personajes hechos de fuego y agua’, dije ‘fantástico’. Pero no tenía idea de cómo lograrlo”, recuerda Docter.

Una pareja en crisis

“Anatomie d’une chute”, que ganó la Palma de Oro de Cannes el sábado, es un drama judicial dirigido por la francesa Justine Triet, que disecciona meticulosamente la crisis de una pareja que desemboca en la muerte sospechosa del marido.

Llevada magistralmente por la actriz alemana Sandra Hüller, la película dura 2h30 y su estreno está previsto en agosto en Francia.

“Es más grande que una película judicial”, dijo a la AFP la directora de 44 años, que ha rodado cuatro películas hasta ahora, siempre en torno a personajes de mujeres.

La película “explora una vez más la familia y la pareja: ¿cómo estamos juntos? ¿Qué nos damos a nosotros mismos? ¿Qué nos debemos a nosotros mismos?”.

Hüller es “un personaje que asume su libertad, su sexualidad, sus elecciones de vida. Es fuerte y eso provoca sospechas”, explicó la directora.

“Siempre he hecho películas sobre mujeres. Esta vez, es alguien que no es fácil de entender”, añadió.

La película fue coescrita por Triet y su pareja, el actor y director Arthur Harari.

El protagonista de “Anatomie d’une chute” es depresivo y conduce a la familia (su esposa y un hijo deficiente visual) a un callejón sin salida en ese chalet aislado en plena montaña.

¿El esposo se suicidó o ella lo mató? No hay ningún testigo, así que el juicio lo protagonizan tanto la viuda como su abogado y el fiscal.

Hasta que una declaración del hijo, interpretado con gran convicción por un joven actor (Milo Machado), provoca el desenlace.

Justine Triet construyó como “un rompecabezas” la cinta. El espectador se proyecta desde la primera escena, cuyo significado entiende solo tardíamente.

“Esta película es como meterse en el cerebro de esta mujer tratando de entender quién es como mujer, como madre, como artista”, dice Triet.

Las escenas del juicio son centrales, llevadas por el enfrentamiento entre el fiscal general, interpretado por Antoine Reinartz, y el abogado del acusado (Swann Arlaud).

La directora dice que estaba muy interesada en la justicia cinematográfica: “El juicio es un lugar donde deliramos sobre la vida de las personas, donde el discurso está distorsionado. Es el lugar donde comienza la ficción”, dice.

Visión pesimista

El director británico Ken Loach, dos veces coronado en Cannes, presentó este viernes su visión más pesimista del futuro de su país con “The Old Oak”, mientras que la joven realizadora Alice Rohrwacher le ponía poesía al pasado italiano con “La chimera”.

Ambas películas cerraron el maratón de 21 películas que compiten por la Palma de Oro, cuyo jurado anunciará los premios el sábado por la noche.

Durante décadas de cine militante, Loach ha mostrado una visión combativa de la clase obrera de su país, siempre bajo una óptica de izquierdas.

Ganó su primera Palma de Oro en 2006 con “El viento que acaricia el prado” (sobre la independencia de Irlanda), y la segunda en 2016 con “Yo, Daniel Blake” (sobre las vicisitudes de un carpintero desempleado).

Los trabajadores del veterano director (86 años) luchan y sufren, viven historias de amor y hasta se permiten ramalazos de humor típicamente británico. El final de sus películas acostumbra a dejar espacio para la esperanza.

“The Old Oak” narra la llegada de refugiados sirios a una pequeña ciudad del norte de Inglaterra, esa región que se fue hundiendo en la miseria tras el fin del carbón y la industria, y que votó masivamente por el Brexit en 2016.

Especialista en reclutar a vecinos locales para sus películas, y en dejar libre curso al debate político, la cámara de Loach recoge sin filtros los comentarios racistas de algunos de sus personajes en esta película sombría, en lo que no hay un resquicio de historia de amor.

Son las reacciones de los protagonistas, básicamente el dueño de un pub que decide acoger a los refugiados, las que muestran la desesperanza de la situación.

Heredero de toda una lucha sindical, este hombre se ve desbordado por la rabia y el odio de sus compatriotas. Y decide trazar una raya y tomar partido por los que llegan y se unen al combate que él asumió toda su vida.

El futuro del Reino Unido se ve reflejado en una enorme pancarta con un lema sindical, en inglés y en árabe.

Salteadores de tumbas italianos

La italiana Alice Rohrwacher, de 41 años, compite por tercera vez en Cannes con “La Chimera”. La película narra la rocambolesca historia de un joven arqueólogo británico, Arthur (Josh O’Connor), que se dedica a desvalijar tumbas milenarias en la Italia de los años 1980 junto a un equipo de desharrapados, los “tombaroli”.

Rohrwacher compite para la Palma con dos compatriotas suyos, los veteranos Marco Bellocchio (83 años) y Nanni Moretti (69 años), ambos con miradas severas sobre el pasado histórico de su país.

Rohrwacher mira en cambio hacia atrás de manera tierna y emotiva, para explicar una actividad misteriosa e ilegal, que explicaría la procedencia de muchos tesoros arqueológicos en museos del mundo entero.

Tramposos pero enternecedores, ese grupo de salteadores de tumbas se fía en particular de los poderes casi sobrenaturales de Arthur.

Poco a poco, con un estilo que bebe en películas vanguardistas de los años 1970, Rohrwacher arrastra al espectador por los meandros de esta película luminosa y llena de poesía.

Rohrwacher recibió el Gran Premio del festival en 2014 con “El país de las maravillas”, y en 2018 el premio al mejor guión ‘ex-aequo’ para “Lazzaro feliz”.

El 76º Festival de Cannes ha sido a lo largo de casi dos semanas una ventana al cine mundial, con directores veteranos y voces nuevas, y siete mujeres realizadoras a concurso, un récord.

De los 21 aspirantes a la Palma de Oro, trece repitieron en Cannes, y cinco ya la ganaron.

El jurado, presidido por el director sueco Ruben Ostlund, se encerrará el sábado en una villa para dirimir la lista de premios.

Escucha a las mujeres

En apenas cuatro películas y otros tantos retratos de mujeres, la directora francesa Justine Triet se ha labrado un nombre en el cine de su país, y este sábado fue consagrada con la Palma de Oro del Festival de Cannes por “Anatomie d’une chute”.

A sus 44 años, la francesa es la tercera directora en ganar el máximo galardón en la historia del festival, con esta “Anatomía de una caída”, una sobria autopsia de una pareja disfuncional de escritores.

Su película narra el juicio de una escritora alemana (Sandra Hüller) tras la sospechosa muerte de su marido en su chalet en los Alpes franceses.

Nacida el 17 de julio de 1978 en Fécamp, Justine Triet creció en París.

“Mi madre tuvo una vida bastante compleja, trabajando y criando a tres hijos, dos de los cuales no eran suyos. Mi padre estaba muy ausente”, dijo a la AFP.

En 2007 realizó su primer documental, “Sur place”, sobre unas manifestaciones estudiantiles en Francia.

Pero fue “La batalla de Solférino” la que causó sensación en Cannes en 2013 cuando se programó en una selección paralela del festival.

Un año después, esta película rodada en medio de la multitud el día de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, fue nominada a los Premios César del cine francés en 2014 en la categoría de mejor película.

En el filme Triet retrata con mucho humor la crisis de una pareja y, al mismo tiempo, una sociedad ansiosa e histérica.

Adicta a las series de televisión, la directora ve consagrada su reputación con el filme “Los casos de Victoria” (2016), que vieron en Francia cerca de 700.000 espectadores.

La cinta habla del desorden sentimental y la desilusión con lo absurdo de la existencia, todo ello con diálogos hilarantes.

Virginie Efira interpreta a la protagonista, una madre soltera y abogada penalista al borde de un ataque de nervios.

Fue nominada cinco veces para los César de 2017, también en las categorías de mejor película y mejor actriz.

Fiel a sus intérpretes, se reencuentra con Efira en 2019 en “El reflejo de Sibyl”, donde la actriz interpreta a una novelista convertida en psicoanalista.

También aparecen estrellas del cine francés como Adèle Exarchopoulos, Gaspard Ulliel y Niels Schneider. La película estuvo en la selección oficial de Cannes.

Para “Anatomie d’une chute”, Triet coescribe el guión con su pareja, el director y actor Arthur Harari, otra figura del cine de autor.

Si bien dice ser “instintiva”, su cine, que no deja nada al azar, es muy reflexivo, “cuestionando mucho las relaciones entre hombres y mujeres, que están en el centro de nuestras vidas”.

El cine debe contribuir “a la revolución social” feminista, asegura.

“Durante mucho tiempo, cuando veía películas, pensaba que era el niño, me identificaba con el papel masculino”, por falta de papeles femeninos fuertes.

“Necesitamos historias hechas por mujeres, dirigidas por mujeres, juzgadas por mujeres. Todavía estamos muy lejos de la paridad”, afirma.

El director que estremeció

Jonathan Glazer ha dirigido solo un puñado de películas en 20 años, pero cada una ha sido única, hasta la consagración este sábado con el Gran Premio del Festival de Cannes por “The Zone of Interest”. Una década después de su última película, “Under the Skin”, una extraña cinta con Scarlett Johansson como extraterrestre, el enigmático cineasta aterrizó en Cannes con una escalofriante mirada al Holocausto, que narra la vida familiar, banal, del comandante que dirigía el campo de exterminio de Auschwitz, Rudolf Höss.

Nacido en Londres hace 58 años, Glazer comenzó en el teatro antes de pasar a los anuncios y videos musicales.

En la década de los años 1990 hizo publicidades para marcas como Guinness, Stella Artois y Levi’s y varios videos musicales para Radiohead, así como “Virtual Insanity” del artista Jamiroquai, que ganó el premio MTV video del año en 1997.

Glazer causó sensación con su primera película, “Sexy Beast” (2000) protagonizada por Ray Winstone y Ben Kingsley.

Con esta cinta le dio un vuelco al cansado género de gángsters británicos, con imágenes abrasadoras, como en sus videos, y un personaje loco, Don Logan, interpretado por Kingsley.

Cambiando radicalmente de género, Glazer abordó con “Reencarnación” (2004) una misteriosa historia ambientada en Nueva York.

Una viuda (Nicole Kidman) conoce a un niño de 10 años que dice ser su marido muerto reencarnado.

La película confundió y escandalizó a los críticos en ese momento y fue abucheada en su estreno en el Festival de Venecia, donde perturbó por los matices sexuales de la relación central.

Sin embargo, su reputación ha crecido a lo largo de los años y se ha ganado comparaciones con el legendario director Stanley Kubrick.

“Under the Skin”, realizada en 2013, es una película de ciencia ficción ambientada en una remota ciudad costera escocesa.

Scarlett Johansson es una alienígena en forma humana que deambula por las playas y calles, recogiendo hombres al azar y atrayéndolos a una casa abandonada.

Mezclando escenas abstractas altamente estilizadas con el crudo realismo de Glasgow, la película de Glazer es a la vez desconcertante y fascinante, pero esta vez conquistó a los críticos y la película encabezando múltiples listas de las mejores del año.

A pesar de ese éxito, pasó una década haciendo tan solo un par de cortometrajes, antes de emprender el rodaje de “The Zone of Interest”.

“Medito mucho. Reflexiono un montón sobre lo que voy a hacer, ya sea bueno o malo. Hay mucho ruido ahí afuera, no me interesa contribuir a eso”, explica.

Actor célebre en Japón

Koji Yakusho, de 67 años, ya era uno de los actores más famosos de Japón, tanto en películas populares como de autor, pero la consagración le ha llegado en Cannes con el premio al mejor actor por su papel en “Perfect days”, de Wim Wenders. “Trabajar con Wim Wenders ha sido una experiencia increíble”, dijo a la AFP durante una entrevista en el certamen.

En esta película del director de “Paris, Texas” (Palma de Oro en 1984) interpreta a Hirayama, un empleado de los baños públicos de Tokio, silencioso y solitario, coleccionista de casetes de audio de clásicos del rock.

“Wim me había dado muy poca información sobre el personaje (...) Había mucho misterio. Incluso hoy, es un personaje del que lo ignoro casi todo”, aseguró.

“Era la primera vez que rodaba así, en una duración muy corta, sin ensayos”, dice.

En el filme Wim Wenders usa una puesta en escena limpia, con pocos diálogos, para contar con poesía el despertar al mundo de un hombre que se había aislado tras “un evento traumático”.

Nacido en 1956 en Isahaya (prefectura de Nagasaki), Koji Yakusho es uno de los actores más populares y prolíficos del cine japonés contemporáneo.

Comenzó su vida profesional como empleado de ayuntamiento antes de lanzarse a su carrera de actor en 1979 tras pasar por una escuela de teatro.

“De ochocientos solicitantes, entraron cuatro y hoy soy el único que es actor”, recordó en una entrevista al periódico francés L’Humanité en 2003.

Su primer papel importante fue en “Tampopo” de Juzo Itami, la historia de una cocinera que intenta encontrar la receta perfecta para la sopa de fideos.

La película fue un éxito en su país y ayudó a lanzar su carrera.

Desde entonces, el actor no ha parado de trabajar, tanto en películas populares como “Shall we Dance?” de Masayuki Suo (1996) como en obras de autor como “Sleeping Man”, de Kohei Oguri (premio del Jurado en Cannes en 1990 por “The Sting of Death”) o “La anguila”, Palma de oro en Cannes en 1997 en la que interpretaba el papel principal.

“Ya he venido [a Cannes] cinco veces y cada vez, es un honor”, dijo a la AFP.

En los últimos años trabajó con el director Hirokazu Kore-eda (Palma de oro en 2018 por “Un asunto de familia”) en una película llamada “El tercer asesinato” (2017), donde interpreta a un hombre que mata a su jefe que le ha despedido.

“Principalmente hago cine, aunque también he rodado algunas series. Mi preferencia sigue siendo el cine”, asegura.

Federación de críticos

La película “Los colonos” del director chileno Felipe Gálvez, y “Levante”, de la brasileña Lillah Halla, fueron premiadas este sábado por la Federación Internacional de Críticos de Cine (Fipresci) en Cannes, informó la entidad mediante un tuit.

Los críticos premiaron también “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer, que concursa a su vez para la Palma de Oro del 76º Festival de Cannes, cuya gala de clausura se celebra este mismo sábado.

Cada año el jurado de críticos de la Fipresci selecciona una película de las grandes secciones del festival: la competición oficial, Una Cierta Mirada, Semana de la Crítica y la Quincena de Cineastas.

“Los colonos”, una película que aborda las masacres de indígenas durante la colonización de Tierra del Fuego, fue premiada por “la fuerza y precisión de su puesta en escena”, explicó el jurado.

La película concursaba en la sección Una Cierta Mirada.

“Levante”, que participaba en la Semana de la Crítica, narra por su parte el dilema de Sofía, una adolescente brasileña dotada para el voléibol, que se queda embarazada y que decide abortar en el vecino Uruguay.

“La suerte de Sofía es que, más allá de su determinación, no está sola”, explicó el jurado.

“The Zone of Interest” muestra por su parte la banalidad diaria del responsable del campo de exterminio de Auschwitz, el comandante Rudolf Höss, y su familia.

“Al presentar el horror como algo usual, con diálogos banales, la película es una reflexión sobre la ignorancia como una enfermedad que conecta el pasado con el presente”, explicó la Fipresci.

Jane Fonda cautiva

La legendaria actriz Jane Fonda, de 85 años, luciendo traje y pelo gris, cautivó este viernes al público en el festival de Cannes, en una charla donde habló de los besos de Alain Delon, pero también de lucha por el planeta. “Alain Delon era el ser vivo más hermoso. Y le encantaban los besos. Tenía muchas escenas de amor geniales... pero se fue con la otra, [Lola] Albright”, una actriz, dijo la estadounidense entre risas.

Fonda apareció por primera vez en la pantalla en 1960 y obtuvo dos óscar a la mejor actriz, por “Klute” (1971) y “El regreso” (1978).

Conocida por su activismo durante la guerra entre Estados Unidos y Vietnam, Fonda también es una activista climática.

“En 1970, me convertí en activista. Estaba viviendo en París con [Roger] Vadim y los soldados estadounidenses que habían salido de Vietnam comenzaron a hablarme sobre lo que estaba sucediendo allí”, recordó la actriz, citando al director francés con el que estuvo casada.

“No les creí (...) Y luego un soldado me dio el libro de Jonathan Schell sobre el pueblo de Ben Suc en Vietnam. Cuando cerré el libro, era otra persona”, recordó.

En los últimos años Fonda ha hecho múltiples apariciones en instancias internacionales en su lucha contra el cambio climático.

“Todavía tenemos una razón para tener esperanza (...) tenemos entre siete y ocho años para reducir a la mitad nuestro consumo de energía de combustibles fósiles. Y no bostecen cuando digo eso”, dijo ante una sala llena en Cannes.

Galardonan a “Crowra”

La película brasileña “Crowra” fue galardonada este viernes con el Premio Conjunto de la sección Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes.

La británica “How To Have Sex”, de la realizadora Molly Manning Walker, obtuvo el premio principal de esta sección, la segunda del festival, que premia a los nuevos talentos.

“Crowra”, del portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, documenta el pasado, el presente y los desafíos actuales de la tribu krahô en el Cerrado de Brasil, una vasta región de sabana tropical.

“Lo que buscamos es traducir la sensibilidad, la poesía, la belleza de los krahô y ponerla en imágenes, en sonido, en montaje”, dijo Salaviza en una entrevista con la AFP durante el festival.

“How to make sex”, por su lado, sigue a tres adolescentes británicas que se van de vacaciones a la isla griega de Creta. Una de ellas quiere perder su virginidad, pero las cosas no suceden como esperaba.

“Fue la película más mágica de la vida”, declaró al ser recompensada la directora, que dedicó el galardón “a todos quienes han sido agredidos sexualmente”.

La película no muestra la violencia sexual, sino las emociones que atraviesan las chicas.

“Creo que como mujeres conocemos demasiado bien la experiencia. No necesitamos sentirnos traumatizadas de nuevo”, declaró la londinense, de 29 años, a la AFP durante el festival. El jurado de la sección Una Cierta Mirada estuvo presidido por el actor estadounidense John C. Reilly.

De las transparencias al ‘vintage’

Año tras año, actores, modelos y estrellas de las redes sociales de todo el mundo se dan cita en la alfombra roja del festival de Cine de Cannes.

Estas son las tendencias que marcaron la 76ª edición. Unas semanas después de la Met gala, considerada la principal cita anual del mundo del espectáculo y la moda en Nueva York, donde se vieron vestidos icónicos de las pasarelas de los años 1990, la Croisette también adquirió un ligero tono ‘vintage’.

La intérprete de la sulfurosa serie “The Idol”, Lily-Rose Depp (23 años), lució un minivestido Chanel de las colecciones de la casa de moda.

En cuanto a la influente francesa Léna Mahfouf (más conocida como Léna Situations), optó por una especie de body con una larga cola que dejaba al descubierto sus piernas, inspirado en un vestido antiguo de la marca británica Vivienne Westwood que llevó Naomi Campbell en 1994.

Un vestido que le valió una avalancha de comentarios groseros.

“Espero que el futuro y la distancia no nos traigan más que amor”, reaccionó en su cuenta de Instagram.

Por su parte, la actriz Natalie Portman, que presentaba la película “May December” junto a Julianne Moore, retrocedió aún más en el tiempo con un vaporoso vestido inspirado del mítico vestido Junon, creado por Christian Dior en 1949.

Vestidos transparentes

El “naked dress”, o vestido transparente, no es una invención reciente.

Fue probablemente la modelo británica Kate Moss la primera en lucirlo en 1993, en Londres.

A sus 19 años apareció sin maquillaje con un vestido largo sin espalda, con tirantes, de color plateado y totalmente transparente.

Desde entonces, el atuendo ha sido emulado.

Desde Rihanna hasta Kendall Jenner, el vestido transparente siempre regresa.

En Cannes, la modelo Irina Shayk apareció, varias veces, con diferentes versiones de vestidos transparentes.

La actriz y modelo Julia Fox causó sensación durante la presentación de la serie “The Idol” con un vestido que dejaba al descubierto casi por completo sus pechos. La modelo Iris Law también optó por un vestido-lencería transparente.

Black is beautiful

El vestido negro, insustituible, símbolo eterno de elegancia, conquistó Cannes, como el que llevaba la estrella del pop Dua Lipa, que ha lanzado una pequeña colección de moda junto a Donatella Versace.

Por su parte, Phoebe Waller-Bridge, que vino a presentar el último “Indiana Jones” (fuera de concurso), apostó por un impresionante vestido negro con volantes de Schiaparelli.

Los hombres también apostaron por el ‘look’ negro total, como la superestrella del rap estadounidense, Travis Scott, que estaba en la alfombra roja para la presentación de la serie “The Idol”, co-creada por el cantante canadiense Abel “The Weeknd” Tesfaye.

También vistieron de negro los actores del cortometraje del español Pedro Almodóvar, “Strange Way of Life”, presentado fuera de concurso, aunque Pedro Pascal no vino a Cannes.

Experimentos capilares

La modelo Gigi Hadid volvió a causar sensación en la alfombra roja por su rubio “Barbie” muy elogiado por la prensa femenina. El otro “shock” capilar lo protagonizó Helen Mirren.

La actriz británica de 77 años apareció en la alfombra roja con el cabello azul.

La otra tendencia que se abrió camino en la alfombra roja es el” cabello mojado”, peinado con efecto húmedo, utilizado por las modelos Grace Elizabeth o Irina Shayk.

En lo que concierne a los hombres, el bigote hizo un tímido regreso.

El actor Bryan Cranston, que presentaba “Asteroid City”, de Wes Anderson, no dudó en jugar con el suyo durante la tradicional sesión de fotos.

Y el británico Jude Law, que vino a presentar “Firebrand” del brasileño Karim Aïnouz, se hizo notar en la alfombra roja con su elegante esmoquin y su bigote perfectamente recortado.

La bondad humana

El alemán Wim Wenders ganó en Cannes en 1984 con una reflexión sobre la reconciliación con el pasado y ese tema no lo ha abandonado cuatro décadas después, como demuestra con “Perfect Days”, en tanto que la francesa Catherine Breillat se regodea en la debilidad de la carne con “L’été dernier”.

A sus 77 años, Wenders es una de las leyendas cinematográficas que dominan la 76ª edición del Festival de la Costa Azul francesa.

Scorsese (80 años) hurga en la historia de Estados Unidos con “Killers of the flower moon”, el italiano Marco Bellocchio (83 años) en la de su país con “Rapito” y su compatriota Nanni Moretti (69 años) lo mezcla todo y lanza una diatriba con “El sol del futuro”.

“Perfect Days” cuenta en cambio una historia sencilla: la de un trabajador japonés, Hirayama, que limpia baños públicos cada día, que se sienta en un parque al mediodía para almorzar y tomar fotos de los árboles y que parece reconciliado con la vida.

Como el desasosegante personaje que interpretó el actor Harry Dean Stanton en la multipremiada “Paris Texas” (1984), detrás se esconde un episodio terrible de su pasado, que el espectador descubre a medias, a mitad de la película.

A Wenders le interesa la bondad humana y la filma de manera lenta y tenaz.

“La verdad es que, si aprendes a vivir totalmente en el aquí y ahora, ya no hay rutina, solo una cadena inacabable de momentos únicos”, explica en las notas de producción de “Perfect Days”.

El director alemán ganó en 1976 el Premio de la crítica internacional con “En el curso del tiempo”.

“Paris Texas” fue su consagración, con el premio de la crítica internacional y el Premio del Jurado, además de la Palma de Oro.

En 1987 se llevó el premio a la mejor dirección por “Las alas del deseo” y en 1993 el Gran Premio del Jurado por “¡Tan lejos, tan cerca!”.

El chico es guapo y hace calor

Para la directora y escritora Catherine Breillat, que regresó a Cannes después de una década, el ser humano en cambio es débil ante la tentación y la cámara está para contarlo.

“L’été dernier” narra la vida acomodada de una abogada (Léa Drucker) que acepta acoger en casa al hijo adolescente y problemático (Samuel Kircher) del primer matrimonio de su marido.

El joven es guapo, hace calor en esa casa enorme y con piscina y el marido trabaja mucho.

Breillat retoma un tema explorado en otra película en competición: “May December” de Todd Haynes.

El filme de Haynes arranca años después de una relación entre una mujer madura que se había enamorado de un chico de 13 años. Las aguas se calmaron, aunque no totalmente.

Breillat filma en cambio el inicio de esa tempestad emocional, bajo la sombra terrible del incesto.

La carne es débil, pero las apariencias burguesas pesan lo suyo y al espectador solo le queda asistir, entre la congoja y el chismorreo, a esa batalla de voluntades.

Breillat sufrió en 2005 una hemorragia cerebral que la dejó hemipléjica. Tras un proceso de rehabilitación, consiguió volver a ponerse detrás de una cámara y presentar en Cannes “Una vieja amante”, en 2007, con Asia Argento.

En 2009 reveló que fue engañada por un estafador y rodó una película interpretada por Isabelle Huppert sobre el trauma, “Abus de faiblesse”.

Después de Wenders y Breillat, solo quedarán dos obras por estrenar en esta 76ª edición de Cannes: “La Chimera” de Alice Rohrwacher, y “The old oak”, de Ken Loach, ambas el viernes.

La gala de premios del Festival se celebrará el sábado.

Una sección paralela, la Quincena de Cineastas, ya anunció sus galardones; la española “Creatura”, de Elena Martín, se llevó uno de ellos, el Europa Cinemas Label.

Premio para “Creatura”

La película española “Creatura”, de Elena Martín, ganó el premio Europa Cinemas Label que recompensa una de las obras presentadas en la Quincena de Cineastas, una de las secciones paralelas del festival de Cannes, indicó este jueves uno de sus coproductores.

“#CREATURA se lleva el Premio @EuropaCinemas a la mejor película de la @Quinzaine ! No podíamos imaginar un estreno mejor”, dijo en Twitter la productora española Elastica Filmes.

El premio Europa Cinemas Label tiene el objetivo de favorecer la promoción, la circulación y la exhibición de la película ganadora, según los organizadores, una red mundial de cines con programación predominantemente europea.

El filme, el segundo de la realizadora, explora la sexualidad femenina siguiendo al personaje de Mila en varias etapas de su vida, enfrentada a los tabús de su familia o de su entorno.

“En la película ponemos el foco en todos esos comportamientos que están absolutamente normalizados”, con el objetivo de “desnormalizarlos”, dijo Martín en una entrevista con AFP.

Cine sobre indígenas

Los krahô de Brasil, los osage de Estados Unidos o los selknam de Chile. Ellos son los protagonistas de algunas de las películas de temática indígena proyectadas en el Festival de Cannes, que los pueblos autóctonos ven como un nuevo altavoz para su causa.

Hasta cuatro filmes se centran en cuestiones indígenas en esta edición del certamen de cine más importante del mundo.

Pero como señalan algunas voces críticas, hay dos tipos de películas con temática indígena: unas hechas por los propios pueblos autóctonos y otras con ellos.

En todos estos filmes de la muestra francesa se trata de cineastas no nativos que han querido contar la realidad de estas comunidades y los atroces hechos históricos que las marcaron.

De ellos, el más sonado fue el estreno de “Killers of the Flower Moon”, de Martin Scorsese, sobre la misteriosa serie de asesinatos que sacudió a la comunidad de los osage en Oklahoma en los años 1920, tras descubrirse petróleo en sus tierras.

El legendario cineasta contó con sus actores fetiche, Robert de Niro y Leonardo DiCaprio, y con la intérprete nativa americana Lily Gladstone.

“Los colonos”, ópera prima del chileno Felipe Gálvez, cuenta también un episodio oscuro del país latinoamericano, el exterminio de indígenas con la colonización de la remota Tierra del Fuego.

Y en “Crowra”, el portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora muestran la vida de los krahô en el centro de Brasil y revelan la matanza que sufrieron en los años 1940.

Mucho más metafórico es el argentino Lisandro Alonso y su “Eureka”, que narra una historia en torno a los lakota de Estados Unidos y a una tribu brasileña, en un filme sin fronteras.

Los guionistas de la película de Scorsese modificaron su trabajo en función de las recomendaciones de los osage.

Y el argentino Alonso renunció a filmar ritos de los lakota a partir de las sugerencias de una de sus actrices en “Eureka”, la joven siux Sadie LaPointe.

“Puede que este sea el momento de poner arriba del escritorio el tema” declaró a la AFP el director argentino.

Factor medioambiental

Varios factores han podido desencadenar esta fascinación por los temas indígenas, entre ellos el medioambiental, según Nelly Kuiru, del pueblo Murui Muina de la Amazonía colombiana, al frente de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI).

“En las agendas internacionales (...) se habla bastante del cambio climático, de crisis ecológica. Esto lleva a visibilizar más el tema indígena porque hay que tener en cuenta que los pueblos indígenas han gestionado territorios inmensos (...) Los indígenas han gestionado sin deteriorar la selva”, dice la responsable de CLACPI, que agrupa un centenar de entidades de la región.

“Esto abre puertas, no sólo en temas de cine y audiovisuales, sino también en otros escenarios donde se habla un poco más del tema indígena”, agrega.

También hay una tendencia general de memoria histórica para arrojar luz sobre aquellas barbaries que marcaron a estos pueblos, como la masacre de los selknam, en Tierra del Fuego.

Para Gálvez, nacido en 1983, se trata efectivamente de hacer hincapié en este crimen atroz, y dejar de considerar a la comunidad selkman sólo como algo folclórico, como un “souvenir del país”, dice.

Con cuatro filmes en las secciones más destacadas del certamen, esta tendencia podría reforzar los reclamos indígenas en los principales festivales del mundo, especialmente con películas creadas por cineastas autóctonos, que siguen siendo los grandes ausentes.

“Nosotros no venimos a competir con nadie, venimos a mostrar nuestras realidades”, asegura Kuiru, también fundadora de una escuela en Colombia para formar a jóvenes indígenas en el lenguaje audiovisual.

La comunicación sirve para “visibilizar de una manera sana, de una manera no discriminatoria, y poder contar a las otras personas que también somos parte de esta sociedad y que nuestros conocimientos pueden ser soluciones”, afirma.

El cine fantástico

El cine fantástico aunó fuerzas este año en el Mercado de Cannes, el evento paralelo al festival que reúne a los profesionales del sector, para reivindicar su papel, una iniciativa del productor mexicano Pablo Guisa “para que no nos vuelvan a tratar mal”.

Guisa es responsable de Mórbido, un conglomerado considerado como el más importante en la difusión y promoción de cine fantástico y de terror de habla hispana, y que ahora aspira también a producir películas.

“Lo que hace falta es organizarnos de manera profesional y transformarnos en una comunidad de negocio”, dijo Guisa en una entrevista con AFP esta semana. “Le aportamos a la industria del cine suficiente como para poder tener derechos”.

El productor reunió este año por primera vez en un único lugar del Mercado (llamado Fantastic Pavilion) a toda la industria especializada, hispana o no, para “visibilizar a una comunidad que siempre ha existido y dándole un lugar donde puedan estar juntos y a gusto para hacer mejores negocios”.

Tradicionalmente relegado a un segundo plano en los grandes festivales de cine como Cannes (donde suele proyectarse en las “sesiones de medianoche”), el llamado cine de género es sin embargo uno de los que más negocio aporta a la industria del cine en su conjunto.

Es el caso reciente de la saga de terror “Eso” (2017, con una segunda parte en 2019), convertida en un inmenso éxito de taquilla y dirigida por el argentino Andrés Muschietti, o de las películas de Guillermo del Toro, el “faro que ilumina el género”, según Guisa.

El mexicano reivindica también el papel que tuvo el género fantástico después de la pandemia (“los fans del cine de terror sabíamos exactamente lo que iba a pasar”, dice con una sonrisa).

“¿Quién regresó el negocio de las salas de cine, lo revivió, lo trajo de la tumba, como a Frankenstein? El cine de género. Todo el cine nos debería estar agradecidos”, asegura.

Guisa es también muy crítico con ciertos tópicos que según él siguen apegados al cine fantástico, como el exceso de violencia.

“Si alguien se aprovecha de una manera ventajosa de las situaciones complicadas de las naciones latinoamericanas, es el cine de arte y el cine de autor”, asegura, y denuncia la “pornomiseria” de algunas de las películas premiadas en los grandes festivales.

También asegura que el cine fantástico en América Latina vive un “gran momento” con “dos polos muy grandes de producción”, Argentina y México, con directoras como la argentina Laura Casabé o la mexicana Michelle Garza Cervera. Entre sus proyectos está justamente participar en la producción de la próxima película de Garza Cervera, la directora de “Huesera”, considerada uno de los hitos del terror latinoamericano reciente.

Protesta

El equipo de la película “Crowra”, que documenta la vida del pueblo krahô en Brasil, desplegó este jueves una gran pancarta en el Festival de Cannes para apoyar la causa de los indígenas que defienden sus tierras en el país latinoamericano.

“El futuro de las tierras indígenas en Brasil está amenazado” rezaba un mensaje en inglés, que pedía especificamente el fin del “Marco Temporal”.

La pancarta fue desplegada por los directores de “Crowra” --presentada en una de las secciones paralelas del festival -- el portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, así como por algunos krahô que también participan en la película.

La llamada tesis del Marco Temporal, apoyada por grupos políticos relacionados con el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro y por sectores del agronegocio, sostienenque los indígenas solo tienen derecho a tierras que ocupaban hasta 1988, cuando fue promulgada la Constitución brasileña.

La demarcación de las tierras indígenas es una de las principales reivindicaciones de los pueblos autóctonos y de los defensores del medioambiente en Brasil.

La protesta tuvo lugar durante la tradicional subida de las escaleras del Palacio de la Croisette antes de una sesión de gala, en este caso para la película francesa en competición “La passion de Dodin Bouffant”, un evento que suele ser retransimtido en directo por televisiones de todo el mundo.

Semana de la Crítica

El Gran Premio de la 62ª Semana de la Crítica de Cannes fue otorgado este miércoles a la malaya Amanda Nell Eu por “Tiger stripes”, una película sobre la pubertad que mezcla comedia adolescente y terror. La película narra las vicisitudes de Zaffan, de 12 años, que vive en una pequeña comunidad rural en Malasia y ve cómo su cuerpo se transforma a un ritmo alarmante.

El premio “French Touch” fue otorgado a “Il pleut dans la maison” de la belga Paloma Sermon-Daï, sobre las aventuras de dos adolescentes durante un verano asfixiante de calor.

El jurado, presidido por la francesa Audrey Diwan, entregó el premio a la revelación de la Fundación Louis Roederer a Jovan Ginić, actor en “Lost Country”, del serbio Vladimir Perišić.

Finalmente, el premio SACD fue a parar a la francesa Iris Kaltenbäck, por su papel en “Le Ravissement”, una película sobre la soledad urbana.

Se cuestiona y cuestiona

El director italiano Nanni Moretti se dio baño de melancolía este miércoles con la película “El sol del futuro”, en competición por la Palma de Oro del 76º Festival de Cannes. A sus 69 años, Moretti es un cineasta habitual del festival francés, donde consiguió en 2001 la palma con “La habitación del hijo”, una cinta con un tono mucho más sombrío.

Moretti ha hecho una especialidad de interpretarse a sí mismo, y en esta nueva oportunidad no solamente se cuestiona como artista, como padre y como esposo, sino que dispara sus dardos contra la política italiana, las plataformas de cine en línea y hasta el cine de los demás.

Un autor algo maniático prepara una película sobre un dirigente comunista local en la Italia de los años 1950, pero sus obsesiones le impiden culminar el rodaje.

De nuevo en Cannes este año, una “película dentro de una película”, en la que se mezcla realidad con fantasía.

“No hay tristeza” en la película, asegura en declaraciones a AFP este veterano director, que algunos definen como un Woody Allen europeo. “Hay alegría de crear cosas, de imaginarlas, y humor”, añade.

“¡Espero que no sea un testamento!” exclama en alusión a esta película.

Cannes ha acogido este año a varios creadores en el otoño de sus respectivas carreras, como el también italiano Marco Bellocchio, o el británico Ken Loach.

“El sol del futuro” cuestiona en particular el rol del Partido Comunista italiano ante la represión soviética de Hungría en 1956, aunque la actitud de Moretti ante el ideal comunista en sí es ambivalente a lo largo de la cinta.

Hombre de la tercera edad en crisis, Moretti irrumpe en rodajes de otros cineastas para dar lecciones, exasperando a su mujer, que planea abandonarlo, mientras que la hija se presenta ante sus padres con un novio de lo más peculiar.

El aborto en Brasil

Para su primer largometraje, “Levante”, presentado en Cannes, la directora brasileña Lillah Halla decidió encarar el espinoso asunto del aborto en su país y la opción de muchas jóvenes de realizarlo en Uruguay.

Sofía, una adolescente brasileña dotada para el voléibol, se queda embarazada. Sus planes de continuar una carrera en el extranjero están amenazados, y decide abortar, para lo cual debe viajar a Uruguay, donde es legal desde 2012.

Una decisión íntima, que deberá aprender a compartir con sus amigas del equipo para poder salir adelante.

Lillah Halla necesitó siete años para escribir el guión y sobre todo para reunir los fondos para rodar la película, lo que consiguió hacer hace un año.

Preguntada por AFP sobre ese largo proceso, Halla enumera: “porque es una película latinoamericana. Por ser una primera película. Y porque es el primer ‘viaje’ de una productora”.

Enfrentar el conservadurismo

“Levante” fue presentada el martes en la noche en la Semana de la Crítica del 76º Festival de Cannes, donde Halla ya concursó en 2019 con su cortometraje “Menarca”. La interrupción voluntaria del embarazo en Brasil es ilegal excepto en el caso de riesgo para la vida de la mujer, o si es producto de una violación.

No solamente está prohibido, sino que además hay toda una campaña religiosa activa, incluso con falsas clínicas, para intentar disuadir a las mujeres que desean abortar, explica Halla.

“Las trampas existen. Aunque intencionalmente no uso nunca en la película la palabra evangélico o religioso, porque es una violencia moral que está incorporada en fanatismos distintos” añade.

Sofía juega en un equipo de voleibol junto a otras jóvenes mujeres y transexuales (“chiques”, dice Halla en español, utilizando la terminología del lenguaje inclusivo), su verdadera familia más allá de su padre, que acaba también por darle su apoyo.

“Lo que la entrenadora ha creado ahí es un espacio seguro que de alguna manera un reflejo de la película también. Y así como el equipo de Sofía se enfrenta a una avalancha de conservadurismo, también la enfrentaremos todos”, explica con resolución.

Halla está convencida de que el cine es una herramienta política.

“Es una posibilidad de, por un lado, retratar, documentar un momento histórico, y por otro, de generar espacio e imaginarios de futuro” explica.

“Levante” es una película de acentos realistas, con un repertorio de jóvenes actores no profesionales.

Rodar una película es un proceso totalmente colectivo, asegura sin dudar su directora.

“Aunque no sea fácil huir de un modelo muy centrado en la figura de dirección, en certezas y no en procesos, no concibo hacerlo de otra manera, mientras pueda. No es fácil encontrar las personas con quien trabajas muy bien de manera colectiva”, indica.

Como el aborto, que normalmente es presentado por los movimientos feministas como una decisión íntima de la mujer. “Es como durante un partido []de voleibol]: hay estrategias colectivas que pensar como equipo. Y un acoso que combatir”, explica.

Negocio para fiestas y proyecciones

En Cannes, el mercado negro de invitaciones está en pleno apogeo, con la venta de entradas a más de 2.000 dólares para pisar la alfombra roja y ver el último “Indiana Jones” o más de 20.000 para pasar una velada en la que participa Leonardo DiCaprio.

Los profesionales acreditados y los periodistas tienen acceso gratuito a las proyecciones reservando sus entradas por internet, pero hay decenas de personas, algunas ya con esmoquin o vestido de gala, apostadas cada noche frente al Palacio de Festivales de esta ciudad de la Costa Azul francesa.

Todos esperan conseguir una entrada que les permita subir las escaleras como las estrellas y descubrir los largometrajes seleccionados.

“Ya he visto tres películas sin pagar nada. A cada ocasión gente amable me ha dado una entrada” dice Sienna, una treintañera italiana residente en Berlín que sostiene un pequeño cartel de cartón donde escribió: “Busco entradas”.

Por su parte un finlandés de 25 años, que desea permanecer en el anonimato, asegura estar dispuesto a hacer “un esfuerzo” para ver “una de Almodóvar o la última de Scorsese” a pesar de tener “poco dinero”.

Esa noche buscaba desesperadamente un lugar para ver “Firebrand”, de Karim Ainouz, cuando un joven de Cannes que dijo ser “empleado municipal” le ofreció una entrada.

Grupo de WhatsApp

Otros intentan sacar provecho de sus entradas: a un periodista de la AFP le ofrecieron el jueves una entrada para “Black Flies” por 50 euros. No muy lejos de allí, Jenny, una joven estadounidense de Miami, explica que es miembro de un grupo de WhatsApp que reúne a “unas 600 personas, vendedores y compradores de entradas e invitaciones”.

En varias capturas de pantalla se ven conversaciones en las que se ofrecen invitaciones de pago, como una entrada para la proyección de la quinta entrega de “Indiana Jones” por 2.000 euros.

“Tengo entrada para la fiesta de Campari. Puedo darla”, escribe un miembro del grupo en inglés.

Un tal Alex responde: “¿Podría darme la entrada para Campari?” Y el vendedor dice: “Hola, sí, 300 euros. ¿Puede pagar con criptomoneda?”.

Otro vendedor ofrece una invitación a una fiesta con Leonardo DiCaprio a “20.000 euros por persona” u otras invitaciones a fiestas a precios que oscilan entre los 9.500 y los 16.500 euros (entre 10.000 y 17.000 dólares).

Natalia “busca dos entradas para la alfombra roja del 25 de mayo” y a Joe le gustaría tener acceso a la fiesta privada de la marca de lujo Chopard en el Hotel Martínez.

Según Jenny, los compradores de las entradas más caras son “influentes con millones de seguidores que solo quieren ser vistos”.

“Para ellos o para las marcas que promocionan, 2.000 euros no son nada”, asegura.

Un habitual del festival que no quiso identificarse explica que las invitaciones “las ofrecen las marcas a los profesionales, no se pagan”.

“Si estas invitaciones, generalmente en forma de código QR, acaban en el mercado negro, es porque las revenden profesionales sin escrúpulos que ganan dinero de esta manera”, apunta. Por su parte los organizadores indicaron que “en cuanto el Festival de Cannes tiene noticia de una reventa de entradas probada, tomamos medidas, en concertación con las autoridades policiales y judiciales”.

Fuente: AFP.

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