Sebastián Boesmi es un creador prolífico que realizó hasta la fecha un interesante grupo de muestras, expuestas en diferentes partes del mundo. Foto: Gentileza.
El artista Sebastián Boesmi explora la escultura, pintura y videoarte en su muestra
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Laexposición “Ida y Vuelta” del artista Sebastián Boesmi presenta una transición de formatos y medios expresivos, como la línea, pintura e imágenes animadas y sonoras. Esta obra de arte estará disponible del 27 de abril al 11 de mayo en la galería Matices.
En su exposición individual número 20, Sebastián Boesmi presenta una muestra de pintura, escultura y arte digital con curaduría de Fernando Moure. “Trabajo el concepto del imaginario colectivo, la iconografía, la ida y la vuelta. Tomo este concepto como una deriva estética, es decir, de ir a buscar la inspiración y el aprendizaje, explorando nuevas formas de expresión para desarrollar un lenguaje artístico”, expresó el artista visual.
La muestra está compuesta por dos series de obras proyectadas en diferentes momentos: Unidigital y Grafittis Imaginarios, con varias técnicas que mantienen estrecha relación y se nutren unas de otras. Así, Boesmi presenta esculturas y pinturas de su más reciente serie desarrollada en Madrid a la que llamó Unidigital, con la que sigue la línea de investigación de la pintura posdigital.
Las obras se destacan por el color y la necesidad de expresar las fuerzas que operan entre la experiencia cotidiana y relación con la tecnología y naturaleza, recurriendo a la abstracción en la mayoría de los casos. En cuanto a la otra serie que se podrá ver, fue desarrollada en Nueva York en el 2007 y está titulada como Grafittis Imaginarios. En ella, el componente gráfico está presente en grandes masas de iconografías, signos y símbolos que convergen en aglomeraciones de información para ser recorridas y decodificadas con la mirada.
En esta serie, el artista recurrió a una paleta más bien monocromática, y en paralelo, creó videos y esculturas que complementan la puesta en escena y que sirven de bisagras relacionales entre una historia y otra.
Con el proyecto de videoarte, Boesmi busca que su obra se expanda a un nuevo formato a través de las pantallas con las cuales las personas conviven en su día a día y de esa forma poder llegar a diferentes públicos y al mismo tiempo integrar sus creaciones con las de otros artistas, ya que incluye música y animación.
Así, el soporte y la animación digital de este proyecto se realizaron en colaboración con Camilo Moreno (Colombia) en la animación, Javier López (Paraguay) en música y Martha Rivas (España) en diseño gráfico. Los videos fueron animados a partir de la pintura original de Sebastián con ritmo y cadencia creada exclusivamente para estas piezas.
El tiraje de los videos será de siete ejemplares, cuyas copias estarán a la venta al público, más dos videos de prueba que serán exclusivos para exponer en centros culturales, museos o festivales y no serán comercializados.
Al respecto, Boesmi adelantó que con esos videos de prueba estará presente en el New Festival Token de Buenos Aires, un festival de arte y tecnología para artistas de todo el mundo y que en esta segunda edición desarrollarán un reproductor NFT y una serie de obras colectivas.
En cuanto a las esculturas, el artista refirió que en el 2012 comenzó a exponer esculturas en neón, extendiendo el dibujo y la pintura a otros soportes, haciendo visible la hazaña de pintar con luz sobre vidrio para pasar de lo bidimensional a lo tridimensional.
¿Quién es Sebastián Boesmi?
Nació en Salta, Argentina, en 1980. En 1985 se trasladó a Asunción, donde cursó sus estudios primarios, secundarios y universitarios. Boesmi es un creador prolífico que realizó hasta la fecha un nutrido grupo de muestras y 19 exposiciones individuales. Sus obras fueron expuestas internacionalmente en galerías de arte, museos e instituciones.
Prosigue la exposición de Sebastián Boesmi en Galería Matices
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El artista plástico Sebastián Boesmi regresó a Paraguay desde Madrid (España) para presentar su nueva muestra “Too Many Things”, curada por Ticio Escobar, en Galería Matices, ubicada en Cruz del Defensor 241 casi Quesada, en Asunción. La inauguración fue durante “La Noche de las Galerías”, el pasado 22 de junio, y estará abierta hasta el 13 de julio, de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 y sábados de 8:00 a 12:00, con entrada libre y gratuita.
Boesmi presenta obras con técnicas, materiales y procedimientos diferentes que el espectador encontrará en formato de pinturas monocromáticas y con color, video arte, esculturas en neón e impresiones 3D. El curador de la muestra, Ticio Escobar, escribió: “Esa vocación expansiva es una de las características de la obra de Boesmi: la pintura atraviesa de modo transversal toda su producción; tal como lo hace el empleo de dispositivos tecnológicos y objetos escultóricos cuyas formas circulan en direcciones diversas cruzando con naturalidad los lindes de aquellos ámbitos”.
Por su parte, para Boesmi, la estrella de su muestra será El Piano Toro, un personaje que lo acompañó desde su infancia, durante sus primeros acercamientos a las artes plásticas, pero fue en diciembre de 2023 cuando decidió llevarlo a la forma de escultura. “Lo más especial para mí en esta oportunidad es que presento el Piano Toro, que son impresiones 3D hechas con bioplástico, un material proveniente de la fermentación de la mandioca y el maíz, con un porcentaje de cerámica”, explicó.
Life After ( 2023 ) Acrílico sobre lienzo, 150 x 300 cm. Foto: Gentileza
Sebastián agregó que se trata de un proyecto especial para él pues lo impulsa a investigar sobre la utilización de distintos materiales. “Piano Toro es un proyecto que me permite experimentar con diferentes materiales y explotar los recursos que tenemos a disposición hoy en día, como la tecnología”, dijo.
Cada Piano Toro que el público podrá apreciar en Galería Matices es único. “Son pocas piezas, porque son únicas. Cada una me llevó mucho tiempo. Los trabajo como una obra de arte individual que voy formando de acuerdo a mi inspiración y manteniendo su singularidad”, aclaró. Además de las piezas de bioplástico, el artista desarrolló una edición limitada de 8 esculturas originales en bronce, firmadas y numeradas.
Foto: Gentileza
Sobre Sebastián Boesmi
Nació en Salta (Argentina) en 1980. En 1985 se trasladó a Asunción, donde cursó sus estudios primarios, secundarios y universitarios. Actualmente, vive y trabaja entre Madrid (España) y Asunción (Paraguay). Boesmi es un creador prolífico; realizó hasta la fecha un nutrido grupo de muestras y 20 exposiciones individuales.
Sus obras fueron expuestas internacionalmente en galerías de arte, museos e instituciones de España, Francia y Paraguay. Boesmi se graduó como licenciado en Artes Visuales de la Universidad Nacional de Asunción y completó una maestría en Investigación en Arte y Creación de la Universidad Complutense de Madrid.
En el horario de 14:00 a 21:00 de este domingo quedará habilitada la muestra del artista salteño en Fuga Galería de Arte, en Asunción. Foto: Gentileza.
Sebastián Boesmi presenta “Los colores de la imaginación”
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Este domingo, a partir de las 14:00, quedará habilitada la exposición “Los colores de la imaginación”, de Sebastián Boesmi, en la galería Fuga, ubicada en Alfredo Seinferheld 5.144 casi Charles de Gaulle, en Asunción. Hoy podrán apreciarse las pinturas hasta las 21:00; para cita previa de visitas se indica el teléfono 0981 555-613.
Se trata de la exposición individual número 18 del artista y en esta ocasión presentarán obras recientes en formatos bidimensionales y tridimensionales. La selección está compuesta por una colección de pinturas que tienen al color como hilo conductor. También se presentarán esculturas hechas con luz de neón, pero esta vez saliendo del formato figurativo y adentrándose a la escultura abstracta con luz.
La muestra estará activa durante un mes y medio y se concretan visitas con cita previa. El texto de sala es de Damián Cabrera y la curaduría es de Bettina Brizuela y Sebastián Boesmi. Nacido en Salta (Argentina), el 22 de diciembre de 1980, el artista vive y trabaja entre Madrid (España) y Asunción (Paraguay).
Es licenciado en Artes Visuales por el Instituto Superior de Arte (ISA) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y máster en Investigación en Arte y Creación en la Universidad Complutense de Madrid. Expone regularmente desde el 2007 en galerías, museos e instituciones, entre ellos el Festival Proyector en la Sala Alcalá 31 de la capital española.
“Mi trabajo es muy similar a mi vida. Son imágenes llenas de vivencias íntimas, con una suerte de ritmo y cadencia muy personal que hablan en un porcentaje considerable de una profunda necesidad de no olvidar la dimensión estética y placentera del arte contemporáneo. Me interesa que mi vida cambie todo el tiempo y con ella que evolucione la forma de expresarme y la forma de ver y pensar el arte contemporáneo”, señaló Boesmi.
Realizó residencias artísticas en la Comisión de UNesco en Andorra, la Cité Internacional des Arts en París y Marma Art Projects en Berlín. En los últimos años vivió trabajo en Ámsterdam, Johannesburgo, Miami, Barcelona y Nueva York. En Asunción se destacan sus exposiciones individuales y colectivas en las galerías Fábrica, Casa Mayor, Colección de Arte Verónica Torres, Fundación Migliorisi, Museo Nacional de Bellas Artes, Centro de Artes Visuales Museo del Barro en Asunción Paraguay, entre otras.
Imagen y color
La aproximación pictórica a la imagen supone un ejercicio de inversión en el que distintas capas de mediación intensifican una distancia: una impresión visual alcanza la sensibilidad del ojo; la mirada opera una reconversión imaginaria; esta se traduce mecánicamente a través de la fuerza mediadora del cuerpo y los artefactos que auxilian en el asentamiento de pigmentos sobre otra superficie. Capa tras capa, la impresión visual se aleja del primer impulso; y, no obstante, la pintura ha sido interpretada como una búsqueda desesperada de aproximación –al impulso, a la verdad de la imagen–. Incluso cuando nos referimos a aquella imagen que no proviene del horizonte de lo concreto, sino de las comarcas emocionales o ideológicas.
La pintura es también una orquestación del color. La mirada profundiza aspectos sensibles tanto del mundo concreto y material –que se corresponde con la vida física– como de las operaciones mentales que involucran el discurso o las ideas. Articulado en clave de lenguaje, el color asume roles semánticos que, por temperatura o por contraste, devienen forma sensible intensificada. Por medio del gesto pictórico fue posible, en algún momento, alcanzar las verdades imaginadas del mundo, y su materialización sobre las superficies –en Occidente, el lienzo será el destino hegemónico de esta práctica– supuso un desafío de límites que solo la poesía es capaz de franquear.
La obra reciente de Sebastián Boesmi se conecta con momentos elementales del gesto pictórico, arrojados a un contexto en que la hegemonía de las imágenes visuales ha sido tomada por el asalto de las digitales. Como otros artistas interpelados por este desplazamiento, Boesmi participa de un linaje cuya cronología biográfica permitió experimentar dicha transición, y esto mismo le ha conferido las herramientas necesarias para ejecutar el retorno.
No se trata apenas de un dejo nostálgico, sino de una práctica que tiene fundamentos profundos en los mecanismos que permiten a los humanos interpretar y aprehender la realidad. Las computadoras, los teléfonos celulares y smartphones llevan apenas pocas décadas entre nosotros, pero hace decenas de miles de años que los seres humanos hemos entrenado el pulso para sostener un pincel e inscribir sobre las superficies los deseos y los sueños.
Las pinturas que Boesmi exhibe en esta exposición se desplazan a veces de forma tensa –por los contrastes– entre tonos cálidos y fríos; lo cual subraya una sensación de movimiento, ya anunciada, a su vez, en el manejo de las formas. Pero el artista también asume las gradaciones que convocan sentidos de artificialidad –logrados acaso gracias al empleo de pintura acrílica–. Estos colores no naturales permiten establecer un derrotero que contorna tonalidades presentes tanto en el mundo industrial, como en las fronteras cósmicas o digitales. Arrojadas a este paisaje cromático, las formas orgánicas parecen sucumbir ante lo inorgánico, y son devoradas por ello.
Esta sensación es recuperada en el enfoque que Boesmi aplica al trabajo de la forma, en que patrones curvilíneos no siempre aluden a la libertad de lo orgánico, sino a las formas caóticas –y bellas– resultantes de la exposición a fuerzas desintegradoras. El artista actúa desde un asombro ante las inconmensurables potencias cósmicas, frente las cuales la fragilidad de todo cuerpo orgánico sería incapaz de preservar su estabilidad.
En el horario de 14:00 a 21:00 de este domingo quedará habilitada la muestra del artista salteño en Fuga Galería de Arte, en Asunción. Foto: Gentileza.
Boesmi se refiere a una de las formas que asumirían las materias ante estas fuerzas físicas: en su pieza spaghettificación IV: Desde aquí puedes ver las estrellas, las líneas son trabajadas desde el trazo delgado y curvilíneo, remitiendo no sólo a la forma de spaghetti, sino al trazo escritural o del dibujo –abordado con frecuencia por el artista desde una iconografía propia, emparentada con la ilustración y la estética del arte urbano–.
El modo en que Boesmi elabora sus composiciones también refuerza los movimientos de oposición e integración que afloran en la reunión de lo orgánico y lo digital: volúmenes mayores son interferidos por porciones menores que en ocasiones reproducen el mismo motivo, invocando un sentido de fragmentación y que acaso se corresponde con el lenguaje digital en que la información visual procede de bits. El todo está hecho de partes pequeñas.
Estos bits son aludidos por medio de la representación pictórica del pixel, recurrente en algunas piezas del artista, en que se enfoca nuevamente en la colisión entre las formas de tendencia orgánica y los patrones geometrizantes –que claramente remiten al pixel–, como se observa en Compressed portrait o en la enigmática Liquid Glitch.
En esta serie, Boesmi no abandona formas festivas que ha desarrollado en su iconografía: se trata de animales esquematizados o híbridos, abordados, como se ha mencionado, con enfoque de ilustración, en cuya línea destaca especialmente la pieza “Open up, say Wellcome”. En tanto su ironía y humor oscuro son convocados por la forma antropomorfa y futurista de Gafas VR y collar de perlas, una anticipación exagerada de las apariencias que podrían ser asumidas ante una eventual intensificación de la hegemonía de lo digital como mediadora de la experiencia humana.
Una de las piezas más enigmáticas de la serie es Demiurgo: “You have to believe it”. Condensa los sentidos de absorción relacionados, precisamente, con la experiencia de la mirada expuesta ante una heterogeneidad de medios, pero fundamentalmente una actitud de apertura: la posibilidad de transformar y ser transformado por el contexto.
El Demiurgo de Boesmi atraviesa acaso los portales cromáticos que el artista desarrolla, y que se refieren al ámbito liminal de la configuración visual tanto pictórica como digital: esos portales condensan quizás un sentido de intermedialidad: el paso por la aduana de las imágenes, independientemente de la tecnología de representación que se emplee. O, incluso, se trata de la frontera de la traducción, de todas las traducciones: cuando una realidad asume una forma sensible y luego es capaz de pasar a otra.
Y, precisamente porque el color es también luz, porque se trata del modo en que las materias son capaces de absorber y devolver a la mirada espectros de luz, Boesmi busca manipularla. Sus esculturas y objetos de neón le permiten efectuar la proeza imaginada de pintar ya no con tinta sino con la propia luz, con el propio efecto intensificado de la manipulación matérica implicada en el acto pictórico.
En su pintura S.T. el pixel es el motivo principal. Representado sin pretensiones perfeccionistas el pixel es sometido al dominio del pulso inexacto que traslada la imagen resultante de la ingeniería digital al campo inestable de la pintura. Se trata de una operación de justicia poética que no radica en punir la imagen digital sino en abrazarla por medio del trazo pictórico, exponerla un horizonte cuyo denominador común es la sensibilidad visual humana.
Finalmente, Boesmi flirtea con el abandono del lenguaje, a partir de una tendencia abstraccionista con se vuelve antítesis y argumento principal de su alocución pictórica. En Nada que demostrar, la pintura se distancia de la figuración, incluso de los elementos geometrizantes que representan el universo digital que le interpela, o las esquematizaciones de motivos orgánicos, para dejar que la pintura hable desde la elocuencia del color.
Este lugar, el del imaginado, el de la pura intensidad que arde ante los ojos analógicos y digitales, es el de la verdad última de una preocupación del artista que radica en el color. Desde allí los antiguos que empezaron a desarrollar el lenguaje de las palabras, aprendieron a reconocer el lenguaje de las cosas. Hoy, el color de las frutas maduras y el de los animales venenosos tiene cosas que decir sobre la expansión de la frontera espacial a las dimensiones digitales que brillan en la palma de las manos.
Un museo dedicado a los NFT abre sus puertas en EEUU
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Un museo dedicado a los NFT, las piezas digitales que causan furor en el mercado artístico, abrió sus puertas en Estados Unidos.
El Museo de NFT de Seattle trae obras de arte originales así como explicaciones de la tecnología utilizada para dar vida a los tokens no fungibles, buscando así ayudar a los visitantes a entender este nuevo universo.
“El punto de tener un espacio físico es facilitar a todos la comprensión”, explicó el cofundador del museo, Peter Hamilton. “No importa cuánto sabes o no sobre arte digital o sobre los NFT, porque puedes recorrer el museo y puedes ver las piezas de arte en un formato mayor, de una forma más parecida a las exhibiciones de un museo”.
Los NFT son piezas virtuales únicas, cuyo propietario obtiene la titularidad a pesar de no ser algo tangible.
Su contenido puede ser copiado, pero el NFT es “el original”, de la misma forma que en el mundo hay innumerables copias de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, pero sólo el museo del Louvre tiene el cuadro original.
Los inversionistas y los acaudalados coleccionadores se han metido de cabeza en los últimos meses en esta manía digital, que funciona con la misma tecnología de cadena de bloques que sustenta a las monedas digitales.
En subastas recientes, los NFT recaudaron sumas millonarias, incluyendo los 69,3 millones de dólares ofrecidos por un trabajo digital del artista Beeple en una subasta de Christie’s.
Como todas las nuevas tecnologías, hay gente que cuestiona estas piezas. Algunos incluso las descartan como apenas una moda.
Pero visitantes del museo dicen que ven estas piezas como algo real. “Es como un fenómeno global, lo estamos viendo nacer”, dijo una mujer que visitaba el museo.
Ver esta evolución es parte de la diversión para Hamilton. “Es difícil decir hacia dónde vamos con esta tecnología, esto es apenas el comienzo”, dijo.
“Quien te diga que es un experto en NFT está mintiendo porque estamos todos aprendiendo, es una experiencia nueva, todos estamos viviendo este comienzo”, agregó.
Tras multimillonarias subastas recientes, el non-fungible token (NFT), pieza no fungible, hizo su aparición mundial en el mercado del arte digital. Foto: Archivo.
“NFT”, la sigla misteriosa que está revolucionando el mundo de los coleccionistas
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Su tecnología está detrás de la obra digital subastada recientemente en 69,3 millones de dólares en Christie’s o de la venta del primer tuit de Jack Dorsey: los coleccionistas se están apoderando de los “NFT”, objetos digitales inviolables, que prometen ser una revolución para el mercado del arte.
A continuación, algunos puntos de referencia para comprender mejor el concepto de “NFT” y en qué es revolucionario.
¿Qué es un “NFT”?
El non-fungible token (NFT), pieza no fungible, es un objeto virtual, ya sea un dibujo, una animación, una pieza musical, una foto, un extracto de video, al que se le asocia un certificado de autenticidad.
Este documento está incluido en un inventario llamado “blockchain”, considerado inviolable. El objeto virtual, que en realidad es un archivo de computadora, se puede intercambiar o revender, con su certificado.
Hasta ahora, y a pesar de la omnipresencia de internet, la venta o el intercambio de archivos digitales como objetos de colección estaban limitados a un nicho de mercado determinado. Casi todos los coleccionistas preferían los objetos físicos, pinturas, esculturas, botellas de vino o zapatillas deportivas.
Además de la costumbre, uno de los obstáculos para el desarrollo del mercado del arte digital fue el miedo a las copias. Con el “NFT”, las copias aún son posibles, pero solo un archivo dispondrá de un certificado de autenticidad, que no se podrá replicar.
¿Puedo crear un “NFT”?
Cualquier usuario de internet puede crear un “NFT”. Para ello hay que pasar por alguna de las plataformas especializadas, como Rarible u OpenSea, en las que descargar el archivo que se convertirá en “NFT”. Para realizar la operación, se deberá pagar una tarifa, a menudo inferior a 30 dólares por archivo. Esta comisión se pagará en criptomonedas, la mayoría de las veces Ether, una de las más utilizadas, junto a Bitcoin.
Una vez en la plataforma, el creador del “NFT” podrá venderlo. También podrá establecer, de forma anticipada, el porcentaje que recibirá sobre todas las posibles reventas de este archivo por parte de otros internautas.
¿Qué representa hoy el mercado “NFT”?
A la vista de las transacciones más recientes, ya representa varios miles de millones de dólares. El jueves, la obra digital “Everydays: the First 5.000 Days” fue vendida en 69,3 millones de dólares por Christie’s. Las otras grandes casas de subastas están considerando activamente establecer su propia venta “NFT”, según una fuente cercana a una de ellas.
El jueves, dos imágenes creadas en la plataforma CryptoPunks (#7804 y #3100) se vendieron en 7,3 millones de dólares cada una. Y al fundador de Twitter, Jack Dorsey, le ofrecieron 2,5 millones de dólares por el “NFT” de su primer tuit.
Según algunos observadores los precios de venta de los “NFT” podrán variar a medida que este universo vaya tomando forma, pero nadie prevé que el nuevo mercado colapse. Muchos incluso creen que hay “NFT” cuyo precio de venta está infravalorado porque el mercado aún es joven. Para el comprador de “Everydays”, que se esconde tras el seudónimo de Metakovan, la obra vendida el jueves “vale mil millones de dólares”.
“Mi predicción es que, a lo largo de los años, el consenso sobre los objetos digitales pasará de ‘este material ni siquiera es real y no vale nada’ a ‘es la mejor manera de verificar la propiedad, la rareza y la autenticidad’”, escribió a comienzos de enero el inversor Jonathan Bales en lo que ha sido considerado como el texto de referencia sobre el tema.
“Estoy convencido de que los ‘NFT’ son el futuro del coleccionismo”, concluyó. “La parte más emocionante es que la fiesta apenas está comenzando”.