Guillermo del Toro saborea el éxito de su película animada “Pinocho”, la más vista en Netflix a nivel mundial, junto a un puñado de directores y actores que acrecientan el prestigio del cine mexicano. Pero en su propio país, Del Toro saltó al ruedo para denunciar la “destrucción sistemática” de la industria, en apoyo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), que deplora la retirada de respaldo estatal.

La nueva versión de “Pinocho”, el clásico cuento del italiano Carlo Collodi sobre el anciano ebanista Geppetto y su marioneta que cobra vida, lidera el ranking de filmes en idioma inglés más vistos en Netfix, con 39,4 millones de horas de reproducción durante la semana del 12 al 18 de diciembre.

Ambientada por Del Toro en la Italia fascista, la adaptación estrenada el 9 de diciembre es “brillante, innovadora y conmovedora”, según críticos fascinados por la técnica del ‘stop motion’ (puesta en movimiento de imágenes fijas). Otro director mexicano consagrado en Hollywood, Alejandro González Iñárritu, estrenó el 16 de diciembre en Netflix “Bardo”, fábula autobiográfica de un periodista-cineasta que regresa al país tras años en Estados Unidos.

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Suntuoso poema visual para unos, película inflada y sin sentido para otros, “Bardo” plantea un clímax en forma de diálogo entre el doble del director y el conquistador español Hernán Cortés en lo alto de una pirámide de cuerpos desnudos (alusión a los estragos de la Conquista o a los miles de víctimas de la violencia criminal).

En un registro más ligero, la actriz mexicana Mariana Treviño se propone conquistar Hollywood al compartir cartel con el estadounidense Tom Hanks en la comedia “Un vecino gruñón” (“A Man Called Otto”), que se estrena este domingo en México, y en enero en países como Brasil y Argentina. Mientras, su compatriota Tenoch Huerta presentó en noviembre en México “Pantera negra: Wakanda por siempre” con otra estrella en el reparto del estudio Marvel, la mexicano-keniana Lupita Nyong’o.

“Grave crisis financiera”

¿Está el cine mexicano en el umbral de una segunda época dorada, tras los gloriosos años 1940-1960, donde brillaron figuras como Dolores del Río o Pedro Armendáriz? Parecería que no. “La sistemática destrucción del cine mexicano y sus instituciones -lo que llevó décadas construir- ha sido brutal”, lanzó Del Toro en noviembre en Twitter.

El realizador se refería a la situación de la AMACC, que amenazó con suspender la ceremonia de 2023 de los premios Ariel, el Óscar mexicano, debido a una “grave crisis financiera”. Del Toro ofreció incluso costear las estatuillas que se entregan cada año.

“Es un colega generoso”, dice a la AFP la presidenta de la Academia, Leticia Huijara, quien sin embargo prefiere un acuerdo con el Estado. Las críticas dejan impasible a María Novaro, directora del Imcine, dependencia del Estado mexicano que impulsa el desarrollo de la industria fílmica.

“En el año de más producción del cine mexicano él (del Toro) dice que ya no hay cine mexicano”, cuestiona Novaro, señalando un “récord” de 256 películas en 2021. Imcine destina 900 millones de pesos (unos 45 millones de dólares) al año al financiamiento al cine. De las 256 películas producidas en 2021, el 56% se hizo con apoyo estatal, detalla la directora de “Danzón”, que tuvo cierto éxito en Cannes en los años 1990.

Políticas “neoliberales”

“Qué bueno que Netflix está produciendo mucho contenido en México (...), pero no sustituyen lo que hace Imcine”, continúa Novaro, alineada con las prioridades del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, a favor de los sectores pobres y los pueblos originarios.

Desde 2019 “abrimos un programa adicional que es un estímulo al cine indígena y afrodescendiente para México y Centroamérica”, con el cual están en curso 56 filmes que “cuentan la migración desde el propio indígena migrante”. Otro problema es la dificultad para ver películas mexicanas en México.

“El Tratado de Libre Comercio de América del Norte redujo a 10%” el porcentaje de películas nacionales que las distribuidoras deben programar en las salas del país. Es una consecuencia de las políticas “neoliberales”, sostiene Novaro.

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Del Toro, ganador del Óscar a Mejor Película y Mejor Director en 2017 por “La forma del agua”, también reveló el mes pasado que la productora PimientaFilms buscaba salas independientes en tres estados para poder exhibir “Pinocho”.

Según revistas especializadas, la distribuidora Cinemex habría declinado difundirla porque la película solo podría permanecer dos semanas en exclusiva en sus cines, antes de ingresar al catálogo de Netflix, una tensión que marca actualmente a la industria global. En un acuerdo con la alcaldía de Ciudad de México -gobernada por el oficialismo-, “Pinocho” se proyectará gratuitamente el 30 de diciembre en el Zócalo, la principal plaza pública del país.

Fuente: AFP.

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