“Drive my car” del director japonés Ryusuke Hamaguchi, conmovedora odisea de dos seres atormentados por su pasado, prosiguió el domingo en la entrega de los Óscar un largo periplo de gloria, aclamado por los críticos de todo el mundo.
Adaptado de una obra de Haruki Murakami, este largometraje de tres horas, consagrado como mejor película extranjera, fue nominado en tres categorías más, mejor película, mejor dirección y mejor adaptación. Inspirado en tres relatos de la compilación “Hombres sin mujeres” del famoso novelista japonés contemporáneo, la película cuenta la historia de un actor y director de teatro -interpretado por Hidetoshi Nishijima (Creepy, Dolls)- atormentado por la muerte de su esposa.
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Acepta montar “Tío Vania” de Chéjov en un festival en Hiroshima, cuyos organizadores le imponen como chófer para sus desplazamientos a una joven taciturna llamada Misaki (Toko Miura). A lo largo de los trayectos, una relación -ni de amor ni de amistad- se instala entre la conductora y su pasajero, que van a resignarse a hacer frente, juntos, a su pasado.
Más allá de la “road movie”, “Drive My Car” es sobre todo un viaje romántico, un recorrido por la psique de sus personajes a través de sublimes escenas en coche que evocan múltiples sensaciones catárticas.
Antes de los Óscar, esta película de la estrella emergente del cine independiente japonés ya había recibido una impresionante lista de distinciones en todo el mundo: premio al mejor guión en Cannes el año pasado, el Globo de Oro y el Bafta a la mejor película extranjera, sin olvidar la lluvia de alabanzas de asociaciones de críticos de cine de todo el mundo.
Dimensión universal
Después del éxito de las obras anteriores de Hamaguchi “Sentidos” (2015) y “Asako I & II” (2018), “Drive My Car” triunfó también en Cannes “pero el interés de los estadounidenses me sorprendió”, destacó a la AFP antes de los Óscars Shozo Ichiyama, director de programación del Festival Internacional de Cine de Tokio.
“Esto puede estar relacionado con el hecho de que era muy poco conocido en Estados Unidos y que los críticos fueron sensibles a su ‘novedad’”, precisó. “Aunque Hamaguchi fue el alumno de (el director Kiyoshi) Kurosawa, sus películas son únicas y diferentes de otras películas japonesas”, abundó Shozo Ichiyama.
Observando la dificultad de trasladar a la pantalla el universo de Haruki Murakami -que existe “en un espacio entre realidad y fantasía”-, Hamaguchi piensa que la increíble acogida a su película se debe también a la dimensión universal de la obra del escritor.
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“Al adaptarlo, intenté llevar a la pantalla su visión del mundo, la profunda desesperación y las sigilosas esperanzas que atraviesan los personajes, algo muy universal”, declaró el realizador en enero en el sitio especializado Gold Derby.
“La reacción del público, que me ha hablado a menudo de los temas de separación y luto abordados en ‘Drive My Car’, me hizo darme cuenta de que la película no solo habla del dolor, sino sobre todo de las personas que intentan llevar una vida un poco mejor a pesar de esta tristeza, o quizás incluso gracias a ella”.
Fuente: AFP.