“Belfast”, el drama que aborda la niñez de Kenneth Branagh en Irlanda del Norte y la adaptación de Joel Coen de la obra de Shakespeare, “La tragedia de Macbeth”, son parte de las varias películas elogiadas recientemente y filmadas completamente en blanco y negro, o con apenas un toque de color, al tiempo que los cineastas buscan formas de transmitir un sentido de autenticidad y de intimidad.

“El color te permite describir a la gente de forma brillante, pero el blanco y negro te permite sentir a la gente”, dijo Branagh al hablar sobre su producción, que trata sobre la violencia en los años 1960 en su natal Irlanda del Norte y que se hizo con siete nominaciones al Óscar, incluyendo al de mejor película.

Mientras “un paisaje arrollador de un desierto o una cadena de montañas” puede ser impactante usando color, “la dimensión épica de la fotografía en blanco y negro, en una pantalla enorme, es el rostro humano”.

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La elección “le da una dimensión poética a cosas que de otra forma parecerían un poco banales”, dijo a la AFP. Bruno Delbonnel, director de “La tragedia de Macbeth”, dijo a The New York Times que el efecto “buscado era la teatralidad” y darle a la película una característica atemporal. Su protagonista, Denzel Washington, está nominado a mejor actor.

Las películas monocromáticas siguieron haciéndose después de que dejaron de dominar la industria durante los años 1950, cuando la tecnología del color, más económica, permitía a los directores emular los tonos brillantes que impactaron a las audiencias en producciones como “El mago de Oz” y “Lo que el viento se llevó”.

En 2012, “El artista”, muda y en blanco y negro, se coronó como mejor película en los Óscar, mientras que cintas como “Roma” y “Mank” ganaron estatuillas por mejor fotografía más recientemente. Pero este año hay más candidatas sin color.

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“Nos juntamos (...) fue una reunión del DGA”, el Sindicato de Directores de Estados Unidos, bromeó Mike Mills, cuyo drama familiar “C’mon C’mon”, protagonizado por Joaquin Phoenix, también está realizado en una escala de grises y fue nominado este mes a los premios británicos BAFTA.

“Me encanta el blanco y negro. Veo muchas películas en blanco y negro, son las películas de mis héroes. Las adoro”, dijo Mills a la AFP. En “Claroscuro”, cuya estrella Ruth Negga fue nominada en varias premiaciones y que ganó en los premios Spirit este mes, el formato es utilizado para abordar el tema del racismo.

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El estreno de Rebeca Hall como directora sigue a dos amigas de infancia con familias mixtas que se encuentran en la Nueva York de los años 1920, mientras ambas pretenden ser blancas. “No fue solo una elección estilística. Sentí que era una elección conceptual”, dijo Hall en su estreno en el festival de cine de Sundance.

“Vemos los rostros y en seguida los categorizamos. Estas categorizaciones son importantes, pero hasta cierto punto son también absurdas”. “Nadie es realmente blanco y negro. La película no es blanco y negro, es gris”, agregó.

“Abstracción”

¿Es una coincidencia que los directores estén entrando en la tendencia del blanco y negro? De acuerdo con especialistas, otros movimientos, como el avance de Instagram, podrían explicar porque las audiencias, que hasta hace poco veían las películas en blanco y negro como aburridas, están ahora dispuestas a darles una oportunidad.

“La mayoría de los estadounidenses se han convertido en sus propios cineastas y fotógrafos con la posibilidad de colocar un filtro en una imagen y cambiar su tonalidad”, escribió Alissa Wilinson, que cubre cine y cultura para la publicación Vox.

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“Acostumbrarnos a ver imágenes con colores ajustados, incluyendo videos y fotos en blanco y negro, puede hacer que los asociemos menos con el pasado. En vez de vincularnos históricamente, lo vemos como opciones estéticas”. La idea de que el blanco y negro sea una opción para que deliberadamente algo parezca menos real que el mundo colorido en el que vivimos ha sido abrazado por varios proyectos este año.

“El blanco y negro es una abstracción tan loca que genera esto en el espectador”, dijo Mills. “No estoy en el mundo real”. Y hay una razón aún más específica para optar por este formato en “C’mon C’mon”, que versa sobre un tío ausente que establece una relación con su sobrino. “Yo tengo este niño tan tierno. Usar blanco y negro sirvió para quitarle un poco de esa ternura”.

Fuente: AFP.

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