“¡Vamos a darles la posibilidad de sumergirse en el medio de la acción, en algo que jamás habrán visto!”: el coreógrafo francés Kader Belarbi ofrece una “primicia mundial” al introducir la realidad virtual en “Toulouse-Lautrec”, su nuevo ballet.

Con este espectáculo que abre la temporada en el teatro del Capitole de Toulouse (sudoeste de Francia), del 16 al 23 de octubre, el antiguo bailarín estrella de la Opera de París innova con una tecnología de punta “que permitirá al espectador proyectarse al escenario”, con su casco de realidad virtual.

“Añadimos un +anexo+ al espectáculo, un suplemento que aporta una nueva mirada. La del pintor” explica Kader Belarbi, que dirige la Opera de Toulouse desde hace una década.

Kader Belarbi confiesa que, antes que la danza, la pintura fue su primera pasión. Durante el tiempo suspendido por la pandemia dibujó mucho para pulir su creación sobre la vida y la obra de Toulouse-Lautrec, nacido en Albi (sudoeste) y que encarnó el “alma de Montmartre”.

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Immersión en la intimidad

“La pintura y la danza son dos artes vinculados (...)” explica. En cada una de las seis representaciones previstas en el Capitole, medio centenar de espectadores pueden, previo pago de 63 euros (USD 73), ver una decena de escenas de dos minutos en 3D mediante cascos de realidad virtual (VR), “donde es Lautrec el que mira”.

Pueden así surgir “en medio del escenario”, entre las bailarinas, cruzar su mirada, e ilusionarse con una inédita complicidad.

“Toulouse-Lautrec es un verdadero hedonista, un observador del alma humana. Vivió tres años en un prostíbulo. La proximidad con la realidad virtual es realmente paralela con lo que vivió el pintor” afirma Belarbi.

“Hemos captado una imagen a 360° con ocho cámaras, mas una en el +cielo+. Luego, hacemos una labor de +costura+” en post-producción, de modo que cada secuencia de VR crea une +esfera+” (de imágenes) en torno al espectador” explica Luc Riolon, uno de los maestros franceses del documental sobre la danza.

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Complejidad tecnológica

“Cuando se filma la danza, uno tiene siempre ganas de estar lo mas cerca de los bailarines. Aquí, transformamos al espectador en +voyeur+, exactamente lo que era  Toulouse-Lautrec”, asegura.

Esta complejidad tecnológica no ha desestabilizado a la bailarina estrella Natalia de Froberville. “Con la realidad virtual, hay que prestar mas atención al espacio” dice, y explica que no hay que salirse del campo de ninguna de las cámaras.

“El cancan, es algo nuevo para mí. ¡Puro fuego! ¡Champán!” dice la estrella rusa que interpreta a  Jane Avril, ícono del cancan y del Moulin Rouge “que era llamada  +Jane la Folle+ (la Loca) o +La  Mélinite+”.

De esta experiencia, la bailarina clásica retiene “la emoción del espectáculo vivo”, que evoca el universo de Lautrec, los colores rojizos de las pelucas, el erotismo de los atuendos de los  cabarets y la elegante ropa interior magnificada por el diseñador de vestuario Olivier Bériot.

Este espectáculo sumerge al ballet en la energía de la Belle Epoque, al son de los endiablados ritmos del cancan y la java. Con esta tecnología de la imagen al servicio de la emoción, algunos espectadores pueden entrar en la intimidad del pintor y cruzar la mirada de Jane Avril, su musa.

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Una proeza posible gracias a la “camara Z CAM V1, única en Europa. La otra está en la Estación espacial con el astronauta francés Thomas Pesquet”, precisa el realizador Luc Riolon.

Fuente: AFP


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