“Él pondrá su mano allí, tú la pones aquí y luego empiezas la felación”. Ita O’Brien, una estrella en la sombra en la industria cinematográfica, vela por el respeto del consentimiento en los platós, un oficio que ha popularizado.

Esta británica, de 56 años, que se presenta como una “especialista” de las escenas íntimas, participó en el rodaje de numerosas series aclamadas por su representación del sexo, como “I May Destroy You”, “Sex Education” o “Normal People”.

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En ellas se encargó de asesorar para que se preserve la intimidad durante el rodaje de una violación o de una escena sexual con un actor virgen, así como de identificar los límites de los intérpretes, entre otras situaciones.

O’Brien garantiza una “comunicación franca” entre el director y los actores en todas las escenas íntimas (besos, desnudos, sexo, etc.) y una “estructura profesional” que les permita “dar lo mejor” y expresar su “creatividad”, una vez que se sienten seguros.

“Nos ponemos de acuerdo en aquello que [el otro] puede tocar y coreografiamos al detalle el contacto íntimo, como si fuera un baile”, explica a la AFP esta “asesora de intimidad”, oriunda del sur de Inglaterra. Cada escena se discute y se ensaya lejos de las cámaras y de las decenas de personas presentes en un plató. “Cuando empieza el rodaje, los actores saben exactamente cómo se producirá el contacto”, afirma.

Inicios “difíciles”

Un aspecto esencial es el consentimiento de cada uno de los actores. Por eso, suele repetirles: “Tu ‘No’ es un regalo. Dime cuál es tu ‘No’ y así podré creer en tu ‘Sí’”. Antes de consolidarse en este peculiar oficio, Ita O’Brien fue bailarina diez años y actriz durante ocho. Desde 2014, coordina escenas íntimas, un oficio pionero puesto que entonces no se hablaba tanto como ahora sobre el consentimiento de los actores.

Antes de #MeToo, “cuando una actriz decía ‘No’, se la consideraba como una persona problemática o como una diva”, explica O’Brien, quien recuerda “el miedo a perder su trabajo que tenían muchos actores si se negaban, ya que esto solía suceder”.

Sus primeros años fueron “increíblemente difíciles”. “Me contrataron en producciones en que el director ni siquiera me dirigía la palabra, ya que era un señor mayor, de 74 años, que se negaba a reconocer la existencia” de mi cargo, explica. En otras películas, “no se me autorizaba a estar en los platós”, porque los actores no querían mi ayuda.

“Un lugar seguro”

Pero la sensibilización sobre los abusos sexuales cambió tanto en los últimos años que Ita O’Brien se convirtió en una figura imprescindible en la industria audiovisual británica.

“Muchas gracias Ita por haber hecho de nuestra industria un lugar seguro, por haber creado fronteras físicas, emocionales y profesionales para que nosotros podamos crear obras sobre la explotación y los abusos sexuales sin que los suframos en este proceso”, aseguró Michaela Coel, directora de “I May Destroy You”, en la entrega de los premios británicos Bafta.

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Según Coel, grabar ahora sin una asesora de intimidad comporta el riesgo de provocar “un sentimiento de desorden y malestar en el equipo”, e incluso de causar una “devastación interna en el actor”. Su rol resulta imprescindible para todas las escenas íntimas, pero especialmente en las de violaciones, “en las que se debe dar a los actores una coreografía exacta de la agresión”, sostiene O’Brien.

Por este motivo, un buen ‘coach’ de escenas íntimas debe tener “talento como comunicador”, pero también conocimientos sobre anatomía y el acto sexual, agrega. Un saber que intenta transmitir a otras personas ante la demanda creciente de su profesión. “Tengo que formar cada vez a más gente, no tengo tiempo”, lamenta.

Fuente: AFP.

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