Bajo el lema “Salvemos el Parque Guasu”, alumnos, maestros y toda la comunidad artística del centro cultural Arpa Róga y de la escuela de arpa “Luis Bordón” plantarán árboles nativos en el Parque Guasu. Esto, en el marco de la conmemoración del Día del Arpa Paraguaya que se celebra mañana 9 de junio, la jornada de arborización se iniciará a las 15:00 y, al finalizar la plantación, los niños de la escuela de arpa darán un concierto en vivo.
El Parque Guasu o Parque Metropolitano de Asunción es un espacio verde y público de 125 hectáreas, cedido por el Ministerio de la Defensa Nacional el 21 de setiembre del 2012 y desde entonces es considerado el pulmón de Asunción por la exuberante naturaleza que se despliega en dicho sitio. El mismo sufrió en el 2019 un incendio que dañó unos 36 kilómetros de espacio verde.
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Con el objetivo de arborizar esta zona verde de Asunción, la escuela y centro cultural Arpa Róga llevará un total de 25 plantines de especies nativas que serán plantados por los 35 niños, niñas y adolescentes que practican el arpa en esta institución.
“Conjuntamente con los defensores del Parque Guasu que es un hermoso lugar y se constituye como el pulmón de Asunción, pensamos que no podemos hacer un gran concierto de arpa como lo haríamos en otras circunstancias y como no queremos que pase desapercibido el Día del Arpa Paraguaya decidimos hacer esta iniciativa y como para hacer un arpa se tuvo que haber sacrificado un árbol. Entonces en honor a eso, para retribuir eso vamos a plantar arbolitos nativos”, indicó la maestra Gladys Torales, directora general de Arpa Róga y la escuela “Luis Bordón” en comunicación con La Nación.
Estos plantines, que serán sembrados por los alumnos de arpa, se les pondrá nombres de artistas ya fallecidos como: Félix Pérez Cardozo, Digno García, Luis Bordón, Lupo Encina, Gilberto Piedras, entre otros máximos ejecutantes del arpa paraguaya, y cada alumno se comprometerá en cuidarlo, según afirmó Torales.
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Unas 16.425 especies de árboles están en riesgo de extinción
El 38 % de los árboles del mundo están amenazados de extinción, según la primera “Evaluación Mundial de los Árboles” publicada ayer lunes por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el marco de la COP16 que se celebra en Colombia. Por primera vez, la mayoría de los árboles del planeta han sido incluidos en la lista roja de la UICN, con al menos 16.425 especies en riesgo de extinción de las 47.282 identificadas.
La lista roja de la UICN, inventario mundial del estado de conservación de las especies vegetales y animales, fue actualizada el lunes último con cifras alarmantes: del total de 166.061 especies evaluadas, 46.337 están amenazadas de extinción y 10.235 en peligro crítico. Más de 900 ya desaparecieron. Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, acoge hasta el 1 de noviembre la COP16, donde 196 Estados debaten para llegar a acuerdos que permitan detener la destrucción de la naturaleza.
Alrededor de 23.000 delegados, entre ellos un centenar de ministros y una decena de jefes de Estado, se reúnen en Cali (suroeste) bajo el lema de “Paz con la naturaleza” que identifica a esta edición de la cumbre de Naciones Unidas. “La pérdida de especies de árboles es perjudicial no solo para los ecosistemas, sino también para las especies que utilizan los árboles como hábitat, como mamíferos, aves, reptiles, anfibios, insectos, otras plantas y hongos” explicó a la AFP la experta Emily Beech.
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“Aterradora”
Los árboles representan actualmente más de una cuarta parte del inventario de la UICN, y el número de estas especies amenazadas es más del doble que el de todas las aves, mamíferos, reptiles y anfibios en riesgo juntos. “Los árboles son esenciales para mantener la vida en la Tierra debido a su papel vital en los ecosistemas, y millones de personas dependen de ellos”, subrayó en el informe Grethel Aguilar, directora general de la UICN.
Este primer panorama global del estado de conservación de los árboles es el resultado de la movilización de una red mundial de más de 100 socios institucionales y más de 1.000 expertos. Las especies de árboles amenazadas de extinción están catalogadas en 192 países.
“Esperamos que esta aterradora estadística de uno de cada tres árboles en peligro de extinción incentive una acción urgente y se utilice para guiar los planes de conservación”, apuntó en el informe Eimear Nic Lughadha, investigadora principal de evaluación y análisis de la conservación en los Reales Jardines Botánicos Kew, en Inglaterra.
“Fundamentales”
Según el informe, “el cambio climático está amenazando cada vez más a los árboles, especialmente en los trópicos, a través del aumento del nivel del mar y de tormentas más fuertes y frecuentes”. “La mayor proporción de árboles amenazados se encuentra en las islas (...)debido a la deforestación para el desarrollo urbano y la agricultura a todas las escalas, así como a las especies invasoras, las plagas y las enfermedades”, añadió.
En Sudamérica -donde se encuentra la mayor diversidad de árboles del mundo- 3.356 de las 13.668 especies registradas están amenazadas de extinción. El informe también muestra que la pérdida de árboles es una gran amenaza para miles de otras plantas, hongos y animales. Según la UICN, “como componente definitorio de muchos ecosistemas, los árboles son fundamentales para la vida en la Tierra a través de su papel en los ciclos del carbono, el agua y los nutrientes, la formación del suelo y la regulación del clima”.
“No hay excusa”
“Ahora sabemos dónde actuar para abordar de manera eficiente la crisis de extinción que afecta a los árboles del mundo. Ya no hay excusa para no actuar. Con un número tan grande de especies de árboles amenazadas, la tarea es enorme, pero ya ha comenzado”, dijo en el boletín Jean-Christophe Vié, director de la Fundación Franklinia, que financió la mayor parte de la evaluación mundial de los árboles.
Para el experto, “los árboles se consideran una solución fácil al cambio climático y se plantan árboles en todas partes” pero “la forma en que se realiza la reforestación debe mejorarse (...) diversificando las especies e incluyendo especies amenazadas”. La silvicultura y su explotación comercial también están amenazadas, con más de 5.000 especies de árboles de la lista roja utilizadas para la madera, y más de 2.000 para las industrias farmacéutica y alimentaria.
“La mayoría de las 100 empresas de madera tropical y celulosa más importantes del mundo sólo han logrado progresos limitados en la divulgación de sus compromisos en materia de trazabilidad y deforestación cero”, subrayó Sam Ross, analista del proyecto Empresas Sostenibles de la Sociedad Zoológica de Londres. Ross pide responsabilidad a “los fabricantes de bienes de consumo, las instituciones financieras que financian la silvicultura y las empresas agrícolas”.
Fuente: AFP.
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Sobrellevó por 32 años un puesto de salud sin médico
En la comunidad de Tierra Prometida, del distrito de Itakyry, muy distante de todo, pasó la mayor parte de su vida laboral una enfermera que enfrentó las necesidades del servicio, para mantenerse por 32 años en el puesto de salud, la mayor parte sin médico.
Es la licenciada Ramona Ester Flores Burgos, quien sostuvo con vehemencia que su amor a la gente humilde y el compromiso con la salud la hicieron sobrellevar sola la atención a una población absolutamente carente. Itakyry, siendo uno de los distritos con mayor índice de pobreza, integra hoy la Mesa de Protección Social.
Esa tarea de atender a “cada una de mi gente” y cómo fue superándola, compartió en diálogo con La Nación/Nación Media. Mencionó que hoy se siente recompensada porque luego de tres décadas, a inicios de este año, fue trasladada al puesto de salud ampliado de Minga Porã, en el área de farmacia.
Dijo que le gusta su trabajo porque siempre gestionaba medicamentos para quienes ella denominaba “mi gente”, durante todo el tiempo que estuvo en el anterior puesto de salud. Contó que dos veces por semana realizaba las visitas regulares a los pobladores del territorio que atendía como puesto de salud.
“Si hay necesidad, estaba al llamado 24 horas”, enfatizó la enfermera Ramona. “Aún con todas las precariedades del Estado, mi trabajo es llevar salud a la gente, es servir a todos por igual, muy en especial a los nativos, por eso seguí adelante”, expresó la trabajadora de salud.
Ella no solo se ocupó de cumplir con su función, sino también proveía insumos, ropas, abrigos, incluso medicamentos a las personas que visitaba. Su compromiso con la gente la llevó a cubrir algunas de las necesidades no proporcionadas por el Estado.
Por las urgencias, son muchísimos los casos en que debió hacer partos domiciliarios porque ya no había tiempo de trasladarlos a otros puestos. Contó que durante las tres décadas de trabajo en la comunidad Tierra Prometida logró hacer nacer 53 niños.
“Dejé de hacerlo cuando decidí que ya no lo haría en esas condiciones y los hacía trasladar a todos”, expresó la enfermera en el tiempo en que aún estaba en el puesto de salud de Tierra Prometida.
LLEVAR LECHE
Además del control prenatal y los propios partos de los que se ocupaba, su tarea consistía en ejecutar todos los programas regulares del Ministerio de Salud Pública, ya sea en vacunaciones como otros como el Programa Alimentario Nutricional Integral (PANI), con la distribución de la leche.
Mencionó que una parte esencial de su trabajo fue llegar a la casa de la gente, no importa los obstáculos que deba sortearse, aunque más no sea para llevar un kilo de leche.
“Muchos debían caminar 30 kilómetros para llevar un kilo de leche y eso impedía que pudieran llegar al puesto de salud, por eso me iba a llevarles; en muchas de esas casas, ni humo ya se veía por la falta de la leche”, comentó Ramona, con el tono quebrado al recordar esos años y la pobreza que enfrentaba en su tarea cotidiana.
Son tres comunidades nativas que durante la pandemia estaban a su cargo con todas las dificultades que implicó la larga cuarentena. Mencionó que ni un solo indígena resultó positivo al covid y a todos logró aplicarles la vacuna. “Saber que lo importante es llegar a ellos es algo que ayudó mucho”, remarcó la enfermera.
APOYO DE LA FAMILIA
Rosa Esther Flores Burgos refirió que tuvo el apoyo de su familia durante todos los años que estuvo en el puesto de salud. Dice estar felizmente casada, tiene cinco hijos, de los cuales, “cuatro están conmigo y un ángel en el cielo”, según expresó.
Su “compañerita inseparable” en los recorridos fue su hija, quien desde los diez años la acompañaba a cruzar arroyos para llegar a las casas más alejadas. También la ayudan sus otros hijos. “Dios y la Virgen me dieron el don de servir, sin mirar las dificultades porque hay muchas, sino por amor a mi función. Solo veía las necesidades de la gente humilde a la que debía servir, porque tengo muchas dificultades, pero nunca ponía frente a mis necesidades”, concluyó Ramona Flores.
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Mitic capacitó en uso de tecnología a nativos de Chupa Pou, de Villa Ygatimí
Técnicos del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic) capacitaron en el uso de tecnología a nativos de la comunidad Chupa Pou, del distrito de Villa Ygatimí, departamento de Canindeyú, en el marco de un taller, especialmente para el manejo de tablets.
La jornada de capacitación se realizó este lunes en el Colegio Técnico Agropecuario Ache Kreyby y en la Escuela 5788 Kreybu, ambos del mencionado distrito, donde niños, adolescentes y adultos pudieron recibir las instrucciones básicas sobre el uso de tecnología para potenciar sus estudios e incluso lectura sobre sus ancestros. Los mismos cuentan con 8 tablets que fueron donados recientemente por la agencia de comunicación española Puentia, en una misión de los empresarios españoles.
El Mitic fue el articulador entre Puentia y la comunidad Chupa Pou, identificando las necesidades de la comunidad Ache y canalizando la entrega de las tablets, que servirán a una población de 150 familias.
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“Para nosotros es muy importante estas tablas y el curso, considerando que tenemos la curiosidad por estudiar nuestra historia de vida, nuestros antepasados como también lo que se escribió sobre nuestra comunidad”, dijo Marciano Chevugui, líder juvenil de la comunidad.
Chevugui, recordó que antropólogos y etnólogos como Pierre Clastres realizaron investigaciones sobre los Ache que se encuentran en numerosos libros. Clastres, discípulo de Claude Lévi-Straus, fue director de investigaciones en el Centre National de la Recherche Scientifique de París, y miembro del Laboratoire d’Anthropologie sociale du Collège de France, vivió con los Ache, anteriormente conocidos como Guayaki, en los años 1963 y 1965, considerando la matanza que sufrieron a mediados del siglo pasado.
El líder juvenil esbozó un futuro proyecto que es la construcción de la primera universidad indígena con la ayuda de tecnología, buscando el desarrollo de las comunidades indígenas.
Desde España, en contacto con la el equipo de comunicación de Mitic, el director de Puentia, Eduardo Álvarez, explicó que la entrega de las tablets se enmarca en el compromiso de su firma con la inclusión y la transformación en comunidades indígenas. Recordó también que durante la segunda edición de los premios Puentia, celebrados el pasado 23 de enero, se reconoció la labor del Gobierno de Paraguay, a través de la ministra de Turismo, Angie Duarte, por su trabajo en la construcción de puentes para la inclusión y transformación en comunidades indígenas.
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Primeros estudiantes indígenas de agronomía para el Chaco
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
Si bien creció de manera importante la escolarización de los pueblos originarios, la llegada a la universidad todavía sigue siendo un tema a reglamentar. Aquí un panorama de un tema que merece la agenda nacional. La posibilidad de incrementar cultivos y mejorar su producción ganadera desde instrumentos científicos ayudará a la consolidación de las comunidades, aseguran los jóvenes aspirantes.
“Me interesaría especializarme en el maíz y el algodón, el algodón tiene un buen futuro por aquí porque tiene buen rendimiento”, dice Rodney Núñez, de 18 años, quien recientemente ingresó a la filial Boquerón de la carrera de Ingeniería Agronómica de la UNA. “Es una zona bastante seca donde llueve poco y aguanta bien el cultivo, no se necesita de tanta agua y quería especializarme en eso”, dice con entusiasmo.
Habla con Nación Media desde la comunidad de Santa Teresita del pueblo guaraní, en el kilómetro 524, cerca de Mariscal Estigarribia, en el profundo Chaco paraguayo. “Hice la secundaria acá en la comunidad hacia Neuland, el colegio La Huerta está hacia la comunidad Yalve Sanga, es una institución indígena donde obtuve el título de bachiller técnico agropecuario”, comienza contando. “Me anoté en ingeniería agronómica porque me gusta mucho el tema de las plantas”, apunta.
Núñez cuenta que en la chacra familiar siempre se hizo “cultivo de poroto, sésamo y un poquito de maíz. Sembramos 10 hectáreas máximo que es lo que podemos hacer”, comenta.
El joven dice que no ve la hora de comenzar las clases: “Me siento bien, satisfecho por haber ingresado en la facultad, muy agradecido, no fue tan fácil, pero pudimos hacerlo. Las matemáticas por suerte me gustan, siempre venía haciéndolo, pero no me es tan fácil, tengo que estudiar y practicar, pero está bien, estoy en lo mío”, celebra.
Alentado por su familia, sus padres y sus dos hermanos, Rodney viajaba en moto los 95 kilómetros entre su comunidad y la facultad, teniendo que hacer un tramo por camino de tierra, lidiando con el polvo omnipresente, pero con el entusiasmo creciente del desafío. “En el período del cursillo, iba y venía en moto, tres días a la semana tenía que juntar unos 60 mil guaraníes para la ida y 60 para la venida”, recuerda.
Por ello celebra haber conseguido cobijo en la ciudad. “Ahora nos dieron un albergue de los profesores y nos dan una oportunidad de poder vivir allí, porque somos 5 los que vivimos muy lejos y se haría difícil ir y venir. Ahora solo resta conseguir el viático para la comida”, dice entusiasmado.
DESTINO CLARO
José Cruzabie tiene 18 años y 9 hermanos, que crecieron en la comunidad Santa Teresita, del pueblo guaraní. Es el primer universitario de la familia: “La verdad desde el principio del año pasado me fue gustando veterinaria y en el mes de noviembre ya estaba decidido y a principios de este año me fui a Concepción y por motivos personales volví, por el dinero, era difícil sostenerse”, cuenta de su primera aventura estudiantil.
“Como no quería perder el año lectivo, entonces decidí hablar con mi hermano que está en Neuland y me comentó que había lugar todavía para ingeniería y administración, y entonces estuve pensando en ingeniería o administración, después me decidí bien con la agronomía”, cuenta de su nueva elección.
El trabajo de campo no le es ajeno a José: “Desde pequeño estuve luego en el campo de mi papá, hacía de todo, sanitación, recolección, completo. Es una granja y con mis otros hermanos nos dedicamos a eso desde el amanecer hasta la noche… siempre fue mi trabajo con vacas, cabras, ovinos, y también supe hacer sanitación en otras comunidades”, comenta de su experiencia.
También hay cultivos en la granja familiar. “Hacemos horticultura y parte de fruticultura, hemos intentado con la agricultura, pero por el tema de la sequía no pudimos concretar. Plantamos sorgo y maíz para hacer ensilaje, pero la sequía afectó tanto que no pudimos hacer nada”, cuenta. “Nda’ipóri la y (no hay agua)”, dice.
“Desde pequeño siempre me gustó lo agropecuario, me enfoqué en eso, quería hacer y después ya entré en el colegio La Huerta y tres años estuve allí internado y terminé la secundaria con el título de Bachiller Técnico Agropecuario, con el que tengo una base para mi carrera, algo que me va a ayudar en la facultad”.
Ahora, para solventar sus gastos, Cruzabie cuenta que ya tiene tarea rentada: “Comencé a trabajar en Neuland, soy semillero, en una empresa de un menonita que se dedica a la venta de materias primas. Comencé como recibidor y ahora soy medidor de temperatura de maíz, sorgo, soja, semillas para pastura y forrajeras, todo lo que se necesita para sembrar en el Chaco”, cuenta.
“Gracias al trabajo me pude quedar en un local muy cerca de la facultad. Soy una persona que se levanta a la mañana con orgullo y una meta muy clara a cumplir”, asegura.
Piensa que “los pueblos indígenas necesitamos apoyo en agricultura para ir consiguiendo más experiencia en la parte de agricultura y ganadería para que mejore también nuestra situación económica”, dice.
CONTINUIDAD
Rebeca Núñez es la directora de Educación Escolar Indígena y celebra que estudiantes indígenas chaqueños puedan encarar su formación universitaria. “Ellos son egresados del Colegio Técnico La Huerta, que es el único colegio que tenemos en la región Occidental que otorga el título de Bachiller Técnico Agropecuario”, comenta la destacada funcionaria indígena del Ministerio de Educación, quien refiere que a Núñez y Cruzabie se suman David Valdez y César Carema, un grupo de 4 entre el total de 17 que aprobaron el ingreso.
Núñez cuenta que en la actualidad hay 80 colegios de nivel medio para educación indígena pero que, a pesar de ello, “tenemos muy pocos jóvenes indígenas que llegan a cursar la carrera universitaria por lo que es un logro muy importante el poder continuar el sueño”, indicó.
En colegios de todo el país los indígenas matriculados llegan a 35 mil, pero solo un pequeño porcentaje de ellos llega a las universidades. “Tenemos 170 instituciones que ofrecen el tercer ciclo y 80 nomás que son colegios indígenas a nivel país. En muchos casos desde la dirección le proveemos de materiales en lengua materna para los diferentes pueblos, como los enlhet y nivaclé en el Chaco”, apunta. La ventaja de recibirse de bachilleres agropecuarios les permite “incursionar en lo que ellos se recibieron, hacer pasantías en empresas y estancias permitiéndoles tener un trabajo. Es decir, ya tienen una base para lo agropecuario que además les permite ingresar a la carrera universitaria”, dice.
Núñez menciona la Ley n.º 5347/2014 que dispone el libre acceso de postulantes indígenas a las carreras de nivel terciario habilitadas tanto en universidades públicas como privadas que nunca tuvo una reglamentación que permitiera operativizarla. También que hay una idea para fomentar cupos para los indígenas en todas y cada una de las facultades.
Dice que, por el momento, desde la dirección pueden apoyarlos con una carta institucional ante la presentación de los jóvenes a las casas universitarias, pero no mucho más que ello: “Muchas veces vienen jóvenes y le orientamos, algunas universidades piden una nota desde la dirección y allí les decimos que son jóvenes indígenas y que de acuerdo a lo que ellos quieran acceder, damos constancia o sino esa constancia la expide el Indi para que puedan incursionar en las universidades”, cuenta. En el 2013 llegó a sancionarse la Ley n.º 3733 que asignaba al sector indígena el uno por ciento (1 %) de las becas de estudio ofrecidas para el nivel terciario, aunque tampoco resultó operativa.
UN PROYECTO DE AÑOS
La entonces diputada Marlene Ocampos (ANR-Alto Paraguay) presentó hace 10 años ya un proyecto de ley “Que modifica y amplía la Ley n.° 5347/2014, ‘Que dispone el libre acceso de postulantes indígenas a las carreras de nivel terciario habilitadas tanto en universidades públicas como en universidades privadas’”, con el objetivo de precautelar, aún más, el derecho de las personas indígenas para el acceso a una formación universitaria.
En él se ampliaba el art. 4 de la referida ley, en donde se dispone que las becas de estudio concedidas por las universidades tanto públicas como privadas abarquen, igualmente, el costo que implica la elaboración y defensa de tesis y cualquier otro arancel que sea exigible durante el año lectivo. La proyectista recordó que, si bien es cierto, se les garantizan a los estudiantes indígenas, a través del Indi, un monto de dinero fijo, resulta insuficiente. El proyecto establecía la figura de la responsabilidad social de las universidades privadas, enfocadas al sector indígena, indicando que las mismas deberán conceder becas completas de formación académica, en un equivalente al 10 % de la matrícula anual contemplada por cada carrera habilitada. En el mismo sentido se obliga a las universidades públicas que también deberán prever un mínimo de plazas de acceso directo a todas las carreras que en ningún caso será inferior al 10 % de la matrícula anual contemplada por cada carrera.
SUBSIDIOS QUE AYUDAN
Los subsidios a la educación universitaria por parte del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) se vienen aplicando desde hace 8 años y “cada año se van extendiendo nuestros cupos, que son limitados”, comenta Bruno Paredes, que es jefe de Promoción y Capacitación en el organismo.
Los subsidios son de 500 mil guaraníes por 8 meses, cubriendo el tiempo de cursado desde abril hasta noviembre y se entregan mensualmente en el propio Indi y en las cabeceras departamentales para evitarles a los estudiantes viajes prolongados y costosos.
“A principios de año recibimos las solicitudes para el beneficio y este año tuvimos mil solicitudes, pero solo tenemos 700 cupos”, contó explicando que este año se logró una ampliación presupuestaria que permitió otorgar la ayuda a 100 estudiantes más que el año pasado.
Paredes entiende que los estudiantes universitarios indígenas orillarían el millar de personas porque también hay algunos que no solicitan el apoyo económico estatal o por desconocimiento o porque eventualmente no lo necesitan.
Comentó además que el Indi “tiene un convenio con la UNA y este año estuvimos beneficiando a 40 estudiantes con beca completa en diferentes filiales y carreras del país”.
Carlos Castro es también de la Dirección de Etnodesarrolllo del Indi y cuenta que de los 700 beneficiarios del subsidio más o menos la mitad de los jóvenes estudian la Licenciatura en Educación para ser profesores. “Después ya le sigue la carrera de Licenciado en Enfermería y después varias otras entre las que destacan Administración Agraria y Tecnicatura en Formación Docente y también hay un grupo importante estudiando para el Profesorado en Lengua Guaraní en el Ateneo”, comentó.