“Una película de policías”, en liza por el Oso de Oro de la Berlinale, es lo contrario de lo que se espera de ella. No hay acción ni héroes: es un retrato realista de un cuerpo de seguridad mexicano atrapado en un sistema corrupto, que el director Alonso Ruizpalacios llama a reparar.
A medio camino entre el documental y la ficción, la película, de Netflix, es la única de habla hispana en competición en el Festival de Cine de Berlín, reducido este año a un programa de cinco días en línea debido a la pandemia.
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¿Cómo describir a la “impenetrable” policía de la Ciudad de México y el “sistema disfuncional” que la sustenta? Ruizpalacios explicó por videoconferencia a la AFP que echó mano de la ficción para completar su retrato, fruto de dos años de investigación.
Así, contrató a dos actores, Mónica del Carmen y Raúl Briones, para que se metieran en la piel de dos agentes, desde que entran en la academia de policía hasta que se aventuran a patrullar por los peligrosos barrios.
Ambos actúan como si fueran una pareja de agentes enamorados, pero a la vez explican al espectador lo que descubren qué es ser policía: como vivir permanentemente en un callejón sin salida, que los condena a aceptar y promover la extorsión.
Ruizpalacios solo ha tardado tres años en volver a la Berlinale. Con “Museo”, protagonizada por Gael García Bernal, se llevó el Oso de Plata al mejor guión y el viernes descubrirá si amplía su palmarés, con el anuncio de los galardones de la 71ª edición.
Su película juega con los límites entre el documental y la ficción. ¿Ha dado con un nuevo género?
“No sé si inventamos algo nuevo. Todo tiene influencias. Pero ciertamente la película se hizo con un espíritu de investigación. El concepto de representación salió pronto, puesto que los policías representan un papel para el que no están bien preparados y eso me llevó a recurrir a actores.
También quise jugar con el género: subvertir las expectativas de lo que conocemos como una película de policías, heroicos, atléticos... trasladar esto a la realidad mexicana y ver el contraste”.
¿Qué le sorprendió durante el proceso de conocer por dentro el sistema policial?
“Es muy distinto ver las cosas en la práctica. Es llamativa la precariedad en la que viven los policías, lo poco considerados que están tanto por el Estado como por la ciudadanía.
Ganan un sueldo muy pobre, solo tienen seis meses de preparación. A veces tienen que encontrar maneras para pagar el material de trabajo: desde los chalecos hasta las balas. Como dice Mónica (del Carmen) en la película: son las personas más vulnerables pretendiendo ser las más fuertes”.
El hecho de que los actores compartan sus impresiones ante la cámara, ¿es una forma de implicar al espectador?
“El viaje por el que llevamos al espectador es el viaje que hicimos nosotros, empezando por los actores, que se metieron en academias y experimentaron en primera persona a lo que se enfrenta un policía.
Es lo que permite el cine: te coloca automáticamente en un lugar de empatía para tratar de entender a la otra persona. No necesariamente justificarla, porque también hay muchos que son responsables de actos terribles de corrupción y de violencia”.
¿El objetivo de “Una película de policías” es tender un puente entre la policía y la sociedad mexicana?
“Se trata de crear una base de escucha y a partir de ahí generar reflexiones. El objetivo no es decir qué hacer ni dar soluciones, sino levantar las preguntas y saber que, sin la policía, no la libramos. Necesitamos una reforma de la policía profunda. Y eso empieza por una toma de conciencia”.
Fuente: AFP.