“Déjenme en paz, sino acabaremos en pelea”, advierte Adam “Nergal” Darski, el cantante y guitarrista de la banda de heavy metal Behemoth acusado de blasfemia en Polonia. Por lo pronto ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para defender la libertad de expresión artística.
A mediados de febrero, un tribunal de Varsovia lo condenó a pagar una multa, en su sexto juicio hasta la fecha, por ofensa a los sentimientos religiosos o los símbolos nacionales. Él recurrió la sentencia.
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Está acusado de haber pisoteado una efigie de la Virgen María y de haber documentado el acto en 2019 en su cuenta de Instagram. Antes de eso ya había rasgado la Biblia en el escenario y criticado duramente a la Iglesia católica.
“No me voy a quedar de brazos cruzados”, declara a la AFP el artista de 43 años durante una entrevista en su moderno apartamento de Varsovia, decorado en blanco y negro y con símbolos de ocultismo. Nergal salió indemne de tres procesos judiciales y tiene otros tantos en curso.
Esta vez “doy la voz de alarma: en 1989 acabamos con un régimen totalitario, comunista y ahora, poco después, tenemos un nuevo régimen, esta vez nacionalista-religioso”, protesta el músico, vestido de negro y con el cuerpo tatuado. Y denuncia la censura.
“No acepto bozal ni mordaza, lo único que quiero es crear ¡déjenme crear! Si el artista tiene que interrogarse o incluso pedir consejo a su abogado cada vez que tenga ganas de decir, de grabar algo, de expresarse, es terrible”.
Y arremete contra el gobierno ultraconservador y la poderosa Iglesia. Él los considera opresores. Según el diario DGP, la fiscalía se hizo cargo de 90 denuncias por ofensa a los sentimientos religiosos en 2018, en comparación con 136 al año siguiente y 146 en 2020.
El artista pidió en las redes sociales apoyo y fondos para la defensa de la libertad artística. “Me llamo Nergal y soy un artista polaco. Desde hace más de una década me he enfrentado a muchos intentos de destruir completamente mi carrera bajo el pretexto de que he dañado ‘sentimientos religiosos’”, comienza su declaración en inglés, que se puede consultar en YouTube.
“No estoy de acuerdo con esta patología que es el artículo 196 (del código penal)” que sanciona la ofensa a los sentimientos religiosos, a un objeto de culto o a un lugar destinado a ejercerlo, explica a la AFP. Este párrafo, vigente desde hace muchos años, prevé hasta dos años de cárcel para una persona declarada culpable.
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Recientemente, tres activistas de los derechos de los homosexuales han sido acusados de ofender estos sentimientos por pegar carteles de la Virgen María aureolada con un arco iris. La justicia los absolvió. En muy poco tiempo Nergal recaudó el doble de los 23.000 euros (27.000 dólares) previstos en su sitio www.ordoblasfemia.com.
“Estos fondos servirán no solo para protegerme de mis adversarios, sino para apoyar cualquier acción destinada a hacer comprender a la gente que corremos un grave peligro de anexión de nuestra libertad”.
Creada en 1991, su banda Behemoth logró una gran proyección internacional con su simbología pagana, ocultista y satánica, pero también por la calidad de los conciertos y el lado visual de las actuaciones. Cada uno de sus discos, videoclips y conciertos es una celebración sombría como el infierno, que estalla con sonidos extremadamente pesados y potentes, con un telón de fondo y un vestuario dignos de películas de terror.
“¿Cómo se puede imaginar algo tan repugnante?”, se preguntaba el sitio de derecha niezalezna.pl después de la salida de uno de los discos de Nergal que, según esta página, “insultó una vez más los sentimientos religiosos de millones de católicos en Polonia”.
Sus fans lo adoran y él se asombra de ver que sus adversarios “encuentren un placer masoquista” en asistir a sus conciertos o visitar sus páginas webs, cuando él en realidad siempre avisa, en polaco, que el que las consulta lo hace bajo su propia responsabilidad. “Entran y después se enfadan conmigo”.
“Si eres tan vulnerable con tus sentimientos religiosos, no visites mis sitios web, no mires mis videoclips, no te he invitado a ver mis conciertos”. “Dejemos que los artistas practiquen su arte y los creyentes practiquen su fe, cada uno en sus propios templos. Puede coexistir perfectamente así”, concluye Nergal.
Fuente: AFP.