El 8 de diciembre de 1980, las puertas de hierro forjado del edificio Dakota frente al Central Park pasaron a la historia como el lugar donde le dispararon a John Lennon. Nueva York, sin embargo, había sido durante casi 10 años símbolo del renacimiento para el ex Beatle y autor de “Imagine”.
Cuando llegó a la primera metrópolis de Estados Unidos en 1971, la ciudad estaba plagada de pobreza y crimen. Pero también estaba en plena efervescencia artística y poblada de tantas celebridades que incluso una estrella mundial como Lennon podía tomarse un café a la vuelta de la esquina, en el “Café La Fortuna”, sin ser acosado por admiradores y paparazzi.
“Realmente nos sentimos en sintonía con los neoyorquinos”, contó quien fuera su pareja icónica, Yoko Ono, ahora de 87 años, en el documental “LENNONYC” (2010). “He conocido a muchos neoyorquinos que se quejan, pero nadie se va”, dijo él. “Es el mejor lugar del mundo”.
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Orden de expulsión
La pareja se había instalado primero en Greenwich Village, en aquel entonces el distrito artístico por excelencia. “Él no quería ser John Lennon, el ex Beatle, una celebridad”, dice Susan Ryan, una escritora neoyorquina que organiza visitas guiadas relacionadas con los Beatles.
El apartamento del número 105 de Bank Street, donde vivieron de 1971 a 1973, ha estado ocupado desde hace 25 años por el mismo inquilino, Roger Middleton, “consciente de la herencia” del lugar. John y Yoko se unieron rápidamente a los círculos izquierdistas de la época y en 1972 lanzaron un álbum, “Some Time in New York City”, muy político, que abordaba el racismo, el sexismo y el encarcelamiento. El FBI comenzó a rastrear los pasos de Lennon y el gobierno de Richard Nixon ordenó su deportación, el comienzo de una larga batalla legal. El ex Beatle no obtuvo su permiso de residencia hasta 1976.
John el bromista
Fue durante esta batalla que Bob Gruen tomó la famosa foto de Lennon haciendo el signo de la paz frente a la Estatua de la Libertad. El fotógrafo capturó otras imágenes que se han vuelto emblemáticas, como aquella en la que el cantante de pequeñas gafas redondas con el pelo hasta los hombros luce orgulloso una camiseta con la inscripción “New York City”.
Gruen cuenta que le complació fotografiar a una estrella “siempre lista para jugar con las palabras y bromear”. “Me hubiera gustado mucho ver lo que hubiera hecho con Twitter, era tan bueno con las frases cortas”, dice el septuagenario. Allan Tannenbaum, autor de retratos íntimos de John y Yoko, también recuerda su sentido del humor.
En una oportunidad, cuenta, cuando la pareja estaba desnuda y simulaba una escena de sexo que estaba siendo filmada, Lennon besó a Ono durante tanto tiempo que en un momento dado se dio la vuelta y dijo: “¿Qué es esto? ¿Ben Hur?”, en referencia a la famosa película de casi cuatro horas estrenada en 1959... “Rompió el hielo, todos se rieron”, recuerda Tannenbaum. “Y tengo la foto de ese momento, él con una gran sonrisa en su rostro mientras está encima de Yoko. Y ella riéndose. Fue lo mejor”.
“Amo de casa”
Esa sesión de fotos se remonta a noviembre de 1980, poco después de que Lennon volviera a la música y un mes antes de su asesinato. Él y Yoko acababan de sacar “Double Fantasy”, su último álbum lanzado en vida. Cinco años antes había nacido su hijo Sean, que selló la reconciliación de la pareja después de unos 18 meses de separación, descritos por Lennon como un “fin de semana desperdiciado”.
Se habían reencontrado el 28 de noviembre de 1974 durante lo que sería el último concierto de Lennon cuando, para sorpresa de todos, se unió a Elton John en el escenario del Madison Square Garden. Después del nacimiento de Sean en octubre de 1975, Lennon vivió recluido en el Dakota. La seguridad del edificio, donde vivían otras estrellas como Lauren Bacall y Judy Garland, era muy superior a la que habían experimentado en Greenwich Village.
“Cuidaba al bebé, hacía pan y era un amo de casa”, dijo el ex Beatle acerca de esa época. La historia de Dakota está marcada ahora por las balas que segaron su vida y las coronas de flores que llegan a depositar, aún hoy, los fanáticos del músico.
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Amor mutuo
Después de su muerte, Yoko Ono financió la construcción del monumento Strawberry Fields en la entrada de Central Park, frente al Dakota. Con su mosaico “Imagine”, donado por artesanos italianos, ese homenaje, aunque discreto, se ha convertido en un lugar de peregrinaje. Para Ryan, que tenía 19 años en 1980, el asesinato del ex Beatle resonó en Nueva York más que en cualquier otro lugar.
“Todos en la ciudad sabían que quería vivir aquí, que quería ser uno de nosotros”, dice esta mujer mientras observa el mosaico. “Los neoyorquinos amaban a John”. Y este amor fue mutuo. “En todas partes es alguna parte, y en todas partes es igual, de verdad”, dijo Lennon sobre la ciudad a la revista New Yorker en 1972. “Dondequiera que estés, es allí donde estás. Pero aún más aquí en Nueva York”. “Aquí es más dulce y tengo debilidad por los dulces”.
Fuente: AFP.