¿Rodar en tiempos de coronavirus, “Misión imposible”? No para Tom Cruise, inmortalizado por los fotógrafos en Venecia saltando con mascarilla entre dos barcos-taxi. Una señal de que los rodajes continúan pese a la pandemia. El actor estadounidense estuvo a finales de octubre en la ciudad de los canales, para el rodaje de la nueva película de esta saga de acción. En la otra punta del mundo, en Nueva Zelanda, se preparan las secuencias destinadas a las nuevas partes de “Avatar”, de James Cameron.
Sin embargo pocos equipos de filmación han regresado a Los Ángeles, donde por ahora se están grabando principalmente programas de televisión, vídeos musicales o anuncios publicitarios. En París, en cambio, los rodajes se han reanudado. “Detrás de la cámara, estás tan pendiente de lo que haces que te olvidas de la mascarilla”, afirma el cineasta Clovis Cornillac, quien actualmente rueda una adaptación de “Los colores del incendio”, del escritor Pierre Lemaître, en los barrios acomodados de la capital francesa.
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Su rodaje, como todos los que se han retomado en Francia desde el final del confinamiento de primavera, sigue un estricto protocolo sanitario: todos con mascarilla, excepto, por supuesto, los actores que actúan. En un salón de té con decoración Belle Epoque, todo de mármol, los extras se toman el descanso vestidos con trajes de los años 30 y una mascarilla para tapar boca y nariz. En el exterior, los Campos Elíseos están desiertos.
“Todo es más complicado y pesado”, subraya el director. Para no dejar nada al azar, todos los miembros del equipo se someten a una prueba de detección de coronavirus por semana, en total más de 1.000 test para 50 días de rodaje.
“¡Estamos en autarquía, y está claro que los fines de semana nadie sale de fiesta!”, afirma con una sonrisa Clovis Cornillac. Y, con un médico para velar por todo, enfermeros, costes adicionales de todo tipo, la factura por el coronavirus asciende a unos 450.000 euros (534.000 dólares) de los 15 millones de presupuesto, según su productora, Gaumont.
Angustia permanente
Pero “hay que seguir rodando”, de lo contrario toda la cadena del sector del cine se verá afectada cuando reabran las salas, subraya Marc Vadé, director de producciones de Gaumont, una de las más antiguas de mundo, que en 125 años de existencia nunca había vivido semejante convulsión.
“La angustia es permanente, basta con que un actor, el director o el director de fotografía se enferme, y todo se complica mucho”. Los productores del último “Batman” lo saben por experiencia: el rodaje en el Reino Unido se suspendió a finales del verano después de que un miembro del equipo, probablemente Robert Pattinson, contrajera el coronavirus.
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Entre las películas aplazadas durante la primera ola y las que se ruedan a toda prisa antes de posibles nuevas restricciones, en París hay más rodajes que nunca: “se reanudaron lentamente durante el verano. Pero desde el 1 de septiembre ¡es una barbaridad! Todo el mundo está recuperando el tiempo perdido”, declara Michel Gomez, delegado de Mission Cinema de la ciudad, que contabiliza 55 rodajes desde el 11 de mayo.
Se ven proyectores y camiones de producciones en casi todas partes, pero las grandes carpas donde los equipos comen, han sido prohibidas. Y a pesar de las calles desiertas, rodar no es fácil. Por ejemplo, cuando hay que reabrir una cafetería para que un plano de fondo sea más “vivo”...
Los equipos internacionales, amantes de París como decorado, no vienen “ni hacen planes para antes de mayo o junio de 2021”, constata Gomez, quien sin embargo no ha registrado cancelación de rodajes franceses desde el segundo confinamiento.
Fuente: AFP.