Ai Weiwei, incansable trabajador y artista comprometido, es autor de una película sobre el confinamiento en Wuhan, “Coronation”, que ilustra la eficacia y la deshumanización de la maquinaria china para luchar contra el nuevo coronavirus. Cuando estalla la epidemia de Sars-cov2 en Wuhan, la idea de la película, como una “grabación para la historia”, se impone como algo evidente para Ai Weiwei, que vive en Europa desde hace cinco años.
“Este trágico virus se ha propagado por el mundo y sigue afectando nuestras vidas. Ha tenido probablemente el mayor impacto en el planeta desde la Segunda guerra mundial. No cabe duda sobre la urgencia y la necesidad de semejante película (...)”, dice a la AFP el “más conocido de los artistas chinos”, como bautizó el Financial Times a Ai WeiWei, ahora instalado en Reino Unido.
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No hay que dejar pasar “la propaganda de Estado”. “Como artista” Ai “cree en el compromiso” sobre todo en una época en que “los flujos de información hacen que la gente sea perezosa e incapaz de tomar posición”. Para ello, pone en marcha su enorme red de artistas, activistas y voluntarios, doce de los cuales han tomado sus cámaras. Desde Roma, donde dirige Turandot, la opéra de Giacomo Puccini, en una versión moderna finalmente postergada debido a la pandemia, el polifacético artista daba a diario sus instrucciones al equipo.
“Todas las noches descargábamos lo que nos enviaban. Gracias al desfase horario, trabajábamos las 24 horas del día”. El fruto de su trabajo revela la implacable eficacia de las autoridades chinas: despliegue enorme de medios, normas ultraestrictas. Y, como corolario, individuos aplastados, deshumanizados, como los pacientes curados que no pueden abandonar el hospital, o las familias privadas de ritos funerarios...
“¿Qué sociedad?”
“No cabe duda de que China ha controlado esta devastadora pandemia con una increíble eficacia” respecto a otros países. Pero al margen de ello “hay que preguntarse sobre su tipo de sociedad y sobre los sacrificios realizados por su pueblo” para hacer frente a la pandemia, subraya Ai.
“China es una sociedad opaca, autoritaria, de estilo militar, bajo el control de la voluntad de una sola persona. No hay democracia, todas las acciones carecen de oposición. No tenemos información sobre la forma en que se produjo la pandemia, el número real de víctimas, o de personas encarceladas por haber efectuado denuncias” se lamenta, y espera que su película, incluso “en 100 minutos, aportará reales esclarecimientos sobre lo que es China”. Para Ai WeiWei, el problema es “la comprensión de China por Europa” que está “expuesta a la miopía de dirigentes que priorizan los beneficios a corto plazo sobre los principios”.
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“No he visto a ningún Estado europeo adoptar medidas sustanciales” ante “la revuelta democrática en Hong Kong o los campos de reeducación en el Xinjiang. Se limitan a expresar su +preocupación+ y utilizan los derechos humanos como moneda de cambio para obtener ganancias económicas (...)” denuncia el artista
Con su poderío financiero y la atractividad de su inmenso mercado “China ha hecho entrar sus valores en Occidente” incluso en el ámbito cultural y en particular en el cine, donde “los festivales ya no son campos de batalla para la libertad de expresión o la creatividad esclarecida” sino “mercados” e incluso “instrumentos del soft power chino”, se lamenta el artista. En este contexto, Coronation, presentado en festivales como Venecia, Toronto o Nueva York, no integrará los circuitos tradicionales y quedará limitado a plataformas de difusión de video.
Fuente: AFP.