Este jueves 9 de julio la banda de rock alternativo Buenos Muchachos ofreció el primer concierto pospandemia en la Trastienda (Uruguay), la primera sala de conciertos habilitada en Latinoamérica. Según el relato de la periodista uruguaya Belén Fourment, este lugar solía tener siempre su vereda llena de gente, pero en esta ocasión tuvo apenas solo un grupo de personas con tapabocas y respetando la fila para ingresar al lugar.
Este es el primer concierto de los nueve previstos que tiene la banda en La Trastienda. Del evento participaron un poco más de 100 personas, que tuvieron que cumplir con el protocolo sanitario correspondiente: uso de tapabocas, limpieza de zapatos con la alfombra sanitaria, medición de la temperatura corporal, colocación del alcohol en gel en las manos, etc.
“Luego tuvimos que esperar que alguien nos acompañe hasta la mesa asignada, recién ahí quitarnos el barbijo, aguardar a que la moza o el mozo vengan a atendernos si es que queríamos tomar algo, y tener el tapabocas siempre a mano para movernos al baño o al exterior en caso de un intervalo”, narró Fourment en su crónica para el diario El País Uruguay.
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Asimismo, escribió que las mesas estaban ubicadas de forma irregular y no lineal, lo que permitió que el vacío de la sala no se sintiera. “Es evidente que la mirada y la sensación es diferente sobre un lugar que en el formato de mesas y sillas puede albergar a más de 400 personas, respecto al que de repente tiene que conformarse con un centenar. Sin embargo, salvo el frío producto de la exigida ventilación de la sala, no hubo mayores diferencias. La Trastienda se veía bien y se sentía bien (si no se pensaba demasiado)”, comentó la reportera.
Desde el escenario
La banda de rock Buenos Muchachos se adaptó a la nueva forma de hacer conciertos, por eso el escenario se mantuvo siempre con cuatro personas. Y es que la misma está integrada por siete: Gustavo Antuña (guitarra), José Nozar (batería), Pedro Dalton (voz), Marcelo Fernández (guitarra), Pancho Coelho (guitarra), Ignacio Echeverría (bajo) y Nacho Gutiérrez (teclados).
“El del jueves no fue un show exento de equivocaciones y detalles. Los nervios, sobre todo en la primera mitad, fueron perceptibles y está bien. Si para el público era toda una rareza ver un recitar en estas circunstancias, ¿qué era para una banda acostumbrada a llenar salas y a tener a la gente al lado, en una comunión intensa de grito y sentimiento?”, se preguntó la periodista en su artículo.
Por último, detalló que hay una teoría del porqué la reactivación de la sala fue con esta banda. “Es posible que ninguna otra banda local (de Uruguay) pudiera haberse acomodado así a las circunstancias, rotando y manteniendo un nivel de excelencia semejante”, concluyó.
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