El próximo viernes 26 de octubre, a las 19:00 , en la librería Taruma ubicada sobre Iturbe casi Gaspar Rodríguez de Francia, se realizará el lanzamiento del libro “La narrativa tomárãho como estrategia de adaptación”, un análisis de relatos yshir de la autoría de Paulo César López.

El opúsculo es un análisis de relatos tomárãho, compilados por el antropólogo Guillermo Sequera, en el que el autor pone de relieve la función adaptante del arte, en este caso de la literatura oral u oratura de este pueblo chaqueño, asentado actualmente en el puerto María Elena, departamento de Alto Paraguay, en la frontera con Brasil.

El volumen está dividido en dos capítulos. En el primero se esboza el marco teórico del ensayo, que parte de un enfoque antropológico de la cultura privilegiando el punto de vista de cómo las construcciones culturales han actuado como un mecanismo de adaptación de la especie.

En tanto, en el segundo apartado se reproducen pasajes de los cuentos seleccionados y se desarrolla “una explicación racional y materialista” del corpus narrativo describiendo cómo este ha respondido a las necesidades de gestión de los recursos necesarios para la vida.

Con respecto a lo literario, se resalta como principal elemento actante las peripecias que deben enfrentar los personajes dotados de cualidades especiales a fin de consagrarse como chamanes y ser reconocidos y aceptados como tales.

Asimismo, se pone el acento en que las narraciones son un testimonio de la historia de este pueblo, que da cuenta de su complejo universo cosmogónico. No obstante, esto no implica caer en reduccionismos utilitaristas ni soslayar la belleza poética de los relatos, a los que el autor pone al mismo nivel de grandes creaciones de la literatura universal como “Las mil y una noches”.

El cambio cultural

Una interrogante ineludible que se planteó en el momento de la elaboración del trabajo es hasta qué punto los relatos compilados por Sequera hace más de 30 años reflejan la realidad actual en que viven los tomárãho.

Aunque la mayoría de los grandes narradores y chamanes de este pueblo han desaparecido y, por lo tanto, en su cultura ha hecho mella el proceso de asimilación –manifestado de manera más directa en la sedentarización forzada– el autor destaca cómo la organización económica tribal, basada en los constantes desplazamientos, ha resultado adaptante. Esto en razón de que la rotación de los asentamientos se realizaba con el fin de no agotar los recursos y permitir su regeneración.

Así, se impugnan los preconceptos etnocéntricos de las ideas económicas dominantes, que han caracterizado a las sociedades nómades como practicantes de un tipo de economía parásita e improductiva. Sin embargo, las permanentes migraciones constituyeron la estrategia que desarrollaron con vistas a la conservación del ecosistema.

Esta forma de convivir con el medio se expresa de manera alegórica sobre todo a través de la lucha con los espíritus. De esta manera, los principios de la vida nómade se despliegan en clave mítica como una forma de conjurar los potenciales efectos malignos de las maquinaciones de algún hechicero desterrado que busca venganza o como huida de las fuerzas malignas de los espíritus de las personas muertas en combate, que siempre regresan transmutados en entidades de diversos tipos en busca de revancha.

“El libro presenta una lectura de la narrativa oral u oratura de los tomárãho más allá de los aspectos míticos o estrictamente literarios. Creo que los cuentos encierran un relato de la historia y dan cuenta de cómo se organizaron para administrar más eficientemente los recursos materiales. Sin duda las narraciones han cumplido un valor adaptante, sobre todo como un poderoso factor disuasivo sobre las consecuencias que puede acarrear la explotación desmedida de los recursos naturales que implica la instalación en asentamientos estables,” explica.

Si bien no se declara exento de haber experimentado un cierto estado de fascinación sobre los relatos, señala que el espíritu de su trabajo es analizar desde un enfoque materialista lo que, en gran parte, ha sido reducido a un conjunto de supersticiones irracionales de culturas primitivas, ubicadas en las antípodas del ideal de la modernidad y de lo que una sociedad contemporánea se plantea como meta.

Por ello, de manera enfática se intenta mantener distancia de las posturas revivalistas y de ideales románticos como la imagen del buen salvaje. Es decir, rechaza el aislacionismo y la resistencia al cambio señalando que estas creencias han concebido a estas culturas como entidades congeladas en el tiempo y han provocado desesperados e inútiles esfuerzos de “proteger” a los no contactados.

“El proceso de asimilación no solo está muy avanzado, sino que incluso puede resultar beneficioso en muchos aspectos. Los miembros de la comunidad no se plantean como ideal volver a vivir en las selvas. Aunque originalmente se trata de una sociedad de cazadores-recolectores, en la actualidad los tomárãho demuestran especial interés hacia la tecnología así como hacia las técnicas y herramientas de las sociedades modernas a fin de mejorar el rendimiento de la producción de alimentos”, asevera.

Por último, el libro cierra con un anexo en el que se reproducen seis relatos compilados por Sequera que permanecen aún inéditos. Esto con el propósito de que el lector pueda recurrir a las fuentes directas en las que se basa el estudio a fin de contar con los elementos necesarios para sumergirse en el mundo de estos relatos y experimentar sus propias vivencias.

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