Por Roque Martínez
Finalmente había llegado el día marcado para quedar atrapado en el mosh más violento. En Asunción se presentaba una de las bandas pioneras del género thrash metal, Anthrax. La idea que rondaba en la cabeza de los presentes era “nunca creí que los vería” de acuerdo a la poca cantidad de visitas de bandas de primer nivel en nuestro país de un tiempo a esta parte.
Alrededor de las 21:45 comenzó a sonar a manera de intro “The number of the beast” de Iron Maiden, como preámbulo de una verdadera fiesta metalera que estaba por iniciar. Se apagan las luces, los músicos levantan las manos y Scott Ian empieza a machacar su guitarra con el glorioso riff de “Among the living”, la primera canción de la noche.
Anthrax salió a escena sin consideración ni misericordia alguna a juzgar por la seguidilla de clásicos. Apenas terminabas de asimiliar este inicio, Ian anunciaba el turno de “Caught in a mosh”. En tanto que abajo comenzaba un baile salvaje tal como propone la canción.
El cantante, Joey Belladona, no solo demostró que se encuentra con un excelente estado vocal al replicar en tiempo y forma cada letra, sino que también se metió en el bolsillo al público que se desahogaba con una serie de pogos entre canción y canción. Era tanta la energía que se generaba un notable ida y vuelta entre los músicos y el público.
El bajista, Frank Bello, inició “Got the time” y en todo momento entonaba las canciones como si fuera el cantante principal. El hombre contagia una total adrenalina desde las tablas. Los coros que hace junto a Scott Ian son fundamentales debido a que la banda quizás cuenta con los mejores acompañamientos vocales dentro del estilo. Bello no para un solo segundo, además de bailar y corear sobre el escenario.
El show transcurriía mientras que abajo hubo una violenta demostración de pogo y mosh, incluso un par de sagaces jóvenes burlaron la seguridad logrando hacer stage diving. Sin respiro alguno llegó el clásico “Madhouse”. Así Anthrax te noquea al cuarto round ya que hoy en día varias bandas tienen por protocolo empezar el show con una canción de su último disco. No fue el caso de Anthrax. Las caras de felicidad se esparcían entre los casi 1.000 presentes.
El show promediaba cuando llegó el turno de “Fight em til you can’t”, que pertenece al disco “Workship music”, editado en 2011. En tanto que “Breathing Lightning” y “Blood eagle wings” sonaron del excelente “For all kings”, del año pasado, álbum que la agrupación presenta en el marco de una gira mundial. Por su parte, el guitarrista Jonathan Donais demostró que está a la altura de la banda aunque fue el integrante que menos se movío sobre el escenario. Es que es difícil seguir el ritmo de Ian y compañía.
“En 33 años de carrera esta es la primera vez que venimos a su país. Gracias por apoyarnos”, dijo Ian con una sinceridad y humildad demostrada a lo largo de su carrera. Luego la música continuó hablando sola con los himnos “I am the law”, “Be all, end all” y “Antisocial” que ya vale el hecho de estar presentes.
El pronóstico anunciaba lluvia, pero en el Jockey la temperatura iba en aumento canción tras canción. Sin embargo, el final estaba cerca cuando la banda se retiró durante un par de minutos mientras la gente pedía una vuelta más. El gran Charlie Benante inicia el último himno de la noche: “Indians”, aquella que pide “llorar por los indios, morir por los indios”. La expresión de desahogo era a través de un violento mosh.
Anthrax era la última banda de esa camada del Big 4 que nos quedaba por disfrutar sobre un escenario en Paraguay. Los integrantes tuvieron un despliegue escénico impresionante, disfrutan lo que hacen y se los veía felices. “Gracias por este show maravilloso. Prometemos volver”, dijo Ian mientras el público retribuía con aplausos uno de los conciertos más contundentes que se hayan visto en nuestro país.